Tengo que vencer la pereza y las tareas cotidianas para poder ir al cine. Esta vez tuve la suerte de poder elegir, antes de que la saquen de pantalla, la película “Los Domingos”, de Alauda Ruiz de Azúa. Intento explicarme el título elegido, “Los Domingos” porque el tema de la peli es la vocación de monja de clausura que está discerniendo una chica todavía adolescente, Ainara, cuyo personaje es interpretado por la actriz Blanca Soroa, que tiene realmente la misma edad que su personaje, 17 años.
¿Puede una adolescente discernir si tiene vocación de monja de clausura? ¿Tiene la madurez suficiente para ello? Siempre he dicho que los niños –y los adolescentes- tienen obligación de ser pequeños pero no tontos. Incluso varios partidos políticos reclaman el derecho al voto para los adolescentes de 16 años. En otro orden de cosas una adolescente de 16 años puede pedir el aborto sin permiso de sus padres y los mismos 16 años tenía yo cuando decidí pedir entrar en el Seminario para ser sacerdote. ¿Está uno maduro o madura a los dieciséis – diecisiete años para tomar estas decisiones? A ver, conozco a varias personas que a los sesenta años siguen siendo unos inmaduros adolescentes. Pero también es posible que un adolescente vaya madurando espiritualmente, sobre todo si tiene un buen grupo de referencia –parroquia, movimiento, Cofradía o asociación-, si dialoga frecuentemente con su familia y si se deja acompañar por un acompañante (sí, “prefiero considerarme acompañante más que director espiritual”, dice el actor que lleva adelante el personaje de sacerdote joven que acompaña a Ainara).
San Pablo dice que para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado (Cf. Gálatas 5, 1). Una vocación religiosa requiere libertad para discernir, pero a veces genera problemas graves en la familia, no solo por la posible incomprensión de los no creyentes de la familia, sino también de algunos que son creyentes pero, incoherentemente, se niegan radicalmente a comprender y apoyar esa vocación.
Además de ver esta peli he procurado enterarme un poco de Lux, el nuevo álbum musical de Rosalía, cargado de espiritualidad apoyándose en grandes mujeres profundamente espirituales, la mayoría de ellas católicas como Hildegarda von Bingen (1098 – 1179), abadesa benedictina alemana, una de las mujeres más influyentes de la Edad Media, Simone Weil, filósofa y mística judía francesa, que no llegó a bautizarse porque no se consideraba digna y que falleció durante la Segunda Guerra Mundial. La exploración espiritual que lleva a cabo Rosalía en Lux es paralela a la de Simone Weil al menos en un matiz importante: ni Weil ni Rosalía están bautizadas. Su exploración espiritual dialoga también con la mística sufí Rabia al Adawiyya, que nació y vivió en Basora (actual Irak) desde el 713 al 801 d. C.
Rosalía se apoya sobre todo en todas estas mujeres santas, pero no rechaza a los varones, especialmente a San Juan de la Cruz y a Enrique Morente que se inspiraron y reforzaron el poema “Aunque es de noche” de San Juan de la Cruz, hecho canción y lanzado por Rosalía ya en 2017.
Una de las decisiones que tienen en común Alauda Ruiz de Azúa y Rosalía es que han abordado sus creaciones artísticas con libertad y valentía. Valentía porque además de la fama se juegan el dinero invertido en la película y en el álbum. Parece evidente que han tenido éxito no solo desde el punto de vista artístico sino también financiero. De ambas cosas me alegro ¿Significan estos éxitos que la secularización, el desprecio de las religiones institucionales o el anticlericalismo están disminuyendo entre los jóvenes españoles? No diría yo tanto. Diría e intento decir que es al revés: el grado de secularización y de abandono de las prácticas religiosas en toda Europa y también en España, y muy especialmente en el País Vasco y Navarra en el Norte y Cataluña en el Noreste, es lo que favorece una búsqueda personal y sincera de Dios, apoyándose en la riquísima tradición espiritual cristiana, tan desconocida.
Puede que sea casualidad, pero en estos y otros asuntos importantes tiendo a no creer en la casualidad sino más bien a sospechar que por algún lado se cuela la causalidad, que los espíritus vivos y abiertos como Alauda Ruiz de Azúa y Rosalía, inmersas en la vida de sus regiones de origen, País Vasco y Navarra y Cataluña, respectivamente, han querido compartir con nosotros sus inquietudes espirituales.
Muchas gracias a ambas.
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