Cuando era pequeño jugaba a indios y vaqueros. Yo era indio con arco y flechas. Mis hijas también han tirado con arco y han montado a caballo aunque no vieron esas películas de los sábados por la tarde.
Soñé con descubrir vacunas y salvar vidas. Después de más de treinta años representando la Casa Escuela Santiago Uno me doy cuenta que el mérito está en los otros. Misteriosamente me he rodeado de amigos que han formado un equipo multidisciplinar increíble. Han puesto por delante los sueños de las niñas de protección. Por otra parte muy sencillos. Siempre les preguntamos y quieren alguien que las sepa querer y un trabajo para poder tener cierta autonomía.
No son ambiciosas con ellas mismas se prodigan con mayores deseos para aquellos a quienes quieren.
Cada semana hay algún imposible, cada semana alguien está especialmente dañado. Esta semana en la jornada de Infancia de Valladolid nuestras niñas brillaron especialmente con la magia y la música de nuestra escuela de circo. Otro año más hemos conmemorado los derechos del niños y otro año más que no se cumplen.
No se puede soñar con administraciones . Pero que se las coma la burocracia y la deslealtad entre políticos tendría que tener freno. También entre los cargos hay amigos y personas respetables que luchan por mejorar la vida de la gente.
Son conscientes de los problemas con adicciones, drogas, móviles, bulling, violencia, etc. Pero creen en soluciones que visten en el papel y se adornan con la inteligencia artificial e incluso proclaman evidencias científicas que no mejoran la vida de las niñas. No es cuestión sólo de marketing. El acompañamiento incondicional debe ser la solución, ese acompañamiento histórico de padres a hijos donde ellos eran lo primero antes que el gimnasio o el runnig.
Actualmente muchos hijos y padres tienen atención psicológica. En mi infancia eso no existía y el los pueblos de Marruecos en los que cooperamos en el verano tampoco . Pues sus hijos sueñan más alto. Se ven más capaces de cambiar el mundo luchando por los derechos de los demás.
Desde que en 2017 tuve la disección de aorta sólo sueño con acompañar los sueños de mis hijas y los de las chicas y chicos de la Casa Escuela. Pero quiero reconocer que este equipo que me ha acompañado ha conseguido que seamos la institución privada con más viviendas de protección en toda la Comunidad. Además el único proyecto de casa de acogida con inmigrantes que tiene un itinerario educativo a tres años para integrarlos y puedan hace su vida autónoma. Todo eso trabajando con proyectos ecosociales reales en los que hacemos equipo y familia con la infancia.
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