FOTOS | La historia de 'Moli' y sus 37 años al frente de la San Silvestre Salmantina: sus inicios, los mejores momentos, los nervios y la ilusión

La San Silvestre Salmantina ha pulverizado todos sus registros. En apenas cinco días, los 7.007 dorsales disponibles para la prueba reina del calendario deportivo de la ciudad se han agotado, un hito que ha sorprendido incluso a su organizador, José Antonio Molinero, 'Moli'. Con 37 años de dedicación a sus espaldas, Moli, presidente del Club Deportivo Padre Basabe, vive este éxito con una mezcla de alegría y vértigo, consciente de la enorme responsabilidad que supone dirigir una carrera que se ha convertido en el alma de la Navidad salmantina.

"Ha sido una locura", ha confesado Moli en una entrevista para este medio. La velocidad de las inscripciones ha sido tan repentina que ha alterado el ritmo habitual de la organización. "Normalmente se agotaban, pero se tardaba bastante más tiempo. Parece que estamos aquí de vacaciones, disponemos de más tiempo para organizar todo", ha explicado. Aunque no tiene una única respuesta para este fenómeno, baraja varias hipótesis: desde un posible resurgimiento del 'running' post-pandemia hasta el nuevo aliciente de un premio para los clubes, que ha podido atraer a más corredores de fuera de la provincia.

Una vida dedicada a la San Silvestre

Para entender la magnitud de la San Silvestre, es imprescindible conocer la figura de su principal impulsor. Moli llegó a la organización en 1988, en la cuarta edición de la carrera. Lo que comenzó como una ayuda a Gabriel Franco, el "verdadero impulsor", se ha convertido en el proyecto de su vida. "Desde hace 37 años estoy en la 'Sansil'", ha recordado. Un camino que no ha recorrido solo, sino junto a un pequeño grupo de compañeros que, más que un equipo, son una familia.

La organización de un evento de esta envergadura es un trabajo titánico que comienza mucho antes de que suene el pistoletazo de salida. "En junio comienza con el concurso de carteles", ha detallado Moli. A partir de ahí, se desencadena un proceso minucioso: seleccionar y encargar las camisetas, contactar con patrocinadores, preparar la revista, organizar los concursos de fotografía y el chip solidario. "Es un sinfín de pequeñas cosas que hay que hilvanarlas todas y que no quede nada en el olvido", ha subrayado. Esta planificación es, precisamente, una de las razones por las que es imposible ampliar el número de dorsales una vez agotados. "Tenemos una previsión de camisetas y demás, sería una locura".

Luces y sombras de la carrera más querida

En casi cuatro décadas, Moli ha acumulado un sinfín de recuerdos. Los mejores momentos, para él, son una constante que se repite cada año. "Ver cómo disfrutan los niños, sobre todo los pequeñitos que salen con esa ilusión (...) ver que Salamanca responde, que están las calles petadas, los disfraces... en general es todo", ha afirmado con emoción. Sin embargo, también ha habido momentos amargos, como el fallecimiento de un participante hace años, un suceso que, aunque no fue imputable a la organización, dejó una profunda herida. "Fue ingrato el año que suspendimos", ha añadido, refiriéndose a la edición cancelada por la pandemia, aunque ha destacado con orgullo que los 24.000 euros sobrantes se donaron a ONGs.

Este espíritu solidario es la verdadera esencia de la prueba. "El premio más importante siempre es el Chip Solidario", ha sentenciado Moli. Gracias a la aportación de un euro por participante, la carrera ha donado más de 115.000 euros a lo largo de los años. Es una carrera popular en su máxima expresión, un evento hecho por y para la gente, de forma completamente altruista. "Si este año entran 118.000 euros, 118.000 van a salir", ha asegurado.

Una decisión valiente para crecer

Este año, la San Silvestre ha tomado una decisión estratégica: salir del calendario autonómico de la federación. Una medida meditada que busca, paradójicamente, hacer la carrera más justa y competitiva. "No tiene sentido que viniera gente de otras partes, de fuera de la comunidad de Castilla y León, y que no pudieran competir por el premio", ha argumentado Moli. La decisión permite que atletas de élite de cualquier procedencia puedan optar a los premios, que este año alcanzan los 3.000 euros para el ganador, convirtiendo a Salamanca en un foco de atracción para grandes corredores.

Aunque la medida generaba "cierto temor", la respuesta del público ha sido un respaldo rotundo. "A nivel de inscripciones no nos ha perjudicado, lo cual yo estoy contento", ha reconocido. La prioridad siempre ha sido el corredor popular, y la desvinculación federativa no cambia esa filosofía, sino que la refuerza al abrir la competición de élite.

El futuro: entre la ilusión y la incertidumbre

Con 7.007 dorsales agotados, la pregunta sobre una posible ampliación es inevitable. Moli es cauto. "No nos vamos a volver locos, tenemos que velar por la seguridad de la prueba". Aunque cree que podrían haber vendido 200 dorsales más este año y probablemente los añadan en la próxima edición, el crecimiento será siempre medido y responsable. "Ya son cifras muy considerables y que requieren mucho esfuerzo de organización".

A nivel personal, ahora jubilado, Moli dispone de más tiempo para dedicarle a su gran pasión. Sin embargo, le preocupa el relevo generacional y la supervivencia del modelo actual. "Es complicado que pueda seguir con este formato tan personal, hacerlo de manera totalmente altruista", ha reflexionado. El futuro podría pasar por una empresa profesional, pero eso cambiaría la esencia de la carrera. De momento, su compromiso es firme: "Si seguimos estando en un grupo de amigos, pues estaremos encantados de seguir ofreciendo esta carrera a Salamanca y a los salmantinos unos años más".