El humor con que se toma la pobreza el pueblo español ha empezado por llamar a las sopas que se cenan en muchos hogares como sopas de sobre progresistas para sustituir al tradicional de sopas de Avecrem. Un votante del gobierno de la gente, comunistas, separatistas, terroristas prefiere dar dinero para abrir un bar que para ayudar a los necesitados. Cuestión de prioridades.
El final de nuestras vidas no será explosivo sino gris, inconsciente y decadente. Economías zombis, poblaciones envejecidas mantenidas por la deuda. Una civilización impotente disuelta en silencio en la más grande de las tristezas, que cada día nos envuelve más. Muchos de los que vienen a nuestro país viven de los servicios sociales mientras quieren islamizarnos financiados por los que se levantan cada mañana. De la terrible España del NODO hemos pasado a la España del NADA.
Las viviendas que han comprado muchos españoles son suyas, ya sean una, tres o mil. Las pueden alquilar, vender o regalar pero no ser el escudo social de gente que quiere vivir sin trabajar. Se recaudan al año en impuestos a la vivienda unos cincuenta y dos mil millones de euros y solo se invierten siete mil, el resto 45 mil millones se podrían construir medio millón de viviendas protegidas al año. Pero no se hace nada.
Las zonas de bajas emisiones, ZBE, avanzan con la misma velocidad que se desvanece la libertad de movimiento. Bajo este discurso verde se oculta un modelo que castiga a miles de ciudadanos que no pueden ni quieren renovar su coche. Se les prohíbe circular por ciudades que financian con sus impuestos. Se levantan muros con cámaras, multas y etiquetas. Se divide a los ciudadanos entre los que pueden pagar y los que se quedan fuera del mapa. Un filtro económico disfrazado de conciencia climática que les va a explotar a la larga en las manos al deshabitarse las calles del centro de las ciudades que de noche empezaran a ser coto de delincuentes para instalarse permanentemente todo el día. El aire podría se más limpio pero la libertad, cada día, está un poco más sucia.
Todo el que pueda comprar huevos directamente al productor, con dinero en efectivo, tiene una oportunidad para ir contra el sistema. Quieren empobrecernos más con el confinamiento de las gallinas. El primer paso ha sido encarecer los huevos, después tocará encarecer la carne de pollo. Al final comeremos pienso o sopa de sobre. El que a estas alturas de la película piense en izquierdas o derechas es que no han comprendido que el mundo actual está diseñado para dividir, no para progresar. Comer bien es muy caro, lo que antes regalaban como los huesos de ternera o las carcasas de pollo ahora se venden a precio de filete. Los sueldos no llegan. A principios de la llegada del euro, en el 2002, la gente se reía de los mil euristas, veinte años después no se llega ni a cobrar los mil euros. El progreso lo llaman. Con una subida de la vida brutal la culpa la tiene el comodín de la subida de los alquileres. La luz y el gas no son más baratos.
El problema no es ser pobre, porque con educación y esfuerzo se puede progresar. El problema es ser resentido, educar en la envidia y el odio, pues son sentimientos que destruyen, no progresan ni dejan progresar al resto. Creen que alguien de los suyos solucionará lo del cambio climático pero son incapaces de solucionar la subida de la cesta de la compra o ni siquiera lo intentan. Educación significa que aunque tú puedas robar no robas. La riqueza se genera desde el conocimiento y el respeto, en pocas palabras, desde la vergüenza.
La España de la chirigota no cesa en su protagonismo de la actualidad. Los que viajan a Japón y China entienden de golpe lo que es prosperidad con orden, identidad, educación y protección de sus valores. Ahí se comprende la calidad del estercolero en el que vivimos. Que de 3.300 euros el trabajador reciba apenas 1.800 es un claro ejemplo de cómo el Estado nos roba y no deja prosperar a los ciudadanos ni al país. A remate luego hay que pagar impuestos, tasas municipales, seguros, IVA, IBI, etc. y tomarlo a bien. No se puede normalizar más este abuso.
Alianza Catalana es de lo mejorcito que está pasando en los últimos años en España. El aleteo de una mariposa, Silvia Orriols, alcaldesa de Ripoll, ha acabado moviendo todo el tablero político catalán y por consecuencia el español. Sus ideas aunque independentistas en lo social las piensa cualquier ciudadano en este país. Hay que reformar todo, rehacerlo de arriba abajo, tanto en lo económico como en lo social. Mientras parece que ser un líder político en nuestro país es decir no me consta, que yo estoy bien y que son las cinco de la tarde y no he comido.
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