El Ministerio de Agricultura ha activado este lunes el confinamiento obligatorio de aves de corral en 1.199 municipios españoles, incluyendo zonas de Salamanca, para frenar el avance de la gripe aviar. Los ganaderos locales extreman las medidas de bioseguridad y afrontan un mayor coste económico, mientras alertan de que el precio del huevo no bajará a medio plazo.
España refuerza desde este lunes, 10 de noviembre, las medidas de protección para frenar el avance de la gripe aviar, una enfermedad que ya ha provocado el sacrificio de más de dos millones de aves en los últimos meses. La nueva normativa obliga a confinar las aves de corral en 1.199 municipios situados en zonas de especial riesgo, una situación que afecta directamente a los ganaderos salmantinos, quienes viven con la máxima alerta para proteger sus explotaciones.
El incremento de casos y los movimientos de aves migratorias han llevado al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) a activar la totalidad de las medidas de protección previstas en la Orden APA/2442/2006. Esta decisión implica un endurecimiento de los protocolos de bioseguridad y tiene un impacto directo en el día a día de las granjas, como explica una ganadera salmantina con una explotación de 2.000 gallinas.
La principal preocupación es evitar cualquier contacto, por mínimo que sea, con el exterior. "El problema de que las gallinas salgan al campo es que pueden entrar en contacto con comederos o bebederos en los que han comido o bebido las aves migratorias y silvestres", detalla. Por ello, la bioseguridad se ha convertido en una obsesión. "Un despiste puede echar por tierra la explotación", asegura.
La rutina en esta granja salmantina, que por el momento no ha registrado ninguna baja, se ha transformado en un ejercicio de máxima cautela. El acceso a las instalaciones está restringido a lo estrictamente necesario para evitar que se introduzcan restos de heces contaminadas de aves silvestres adheridas al calzado.
"Si no cuidamos mucho la seguridad biosanitaria en la ropa y el calzado, podemos contagiar a las aves y arruinar la explotación", explica la propietaria. En el caso de recibir una visita técnica o veterinaria, es obligatorio el uso de calzas desechables para evitar la contaminación. "El paso de personal es muy escrupuloso, con calzado pulcro y sin residuos", subraya.
Las gallinas, por normativa, no pueden salir al exterior. "Están confinadas, y hasta que no digan lo contrario, seguirán así", afirma. Afortunadamente, en el interior de su explotación disponen de todo lo necesario: "Su espacio, sus ponederos, su agua y su comida".
El confinamiento obligatorio de las aves tiene consecuencias económicas directas para los ganaderos. La imposibilidad de que los animales pasten al aire libre implica un gasto extra en pienso para complementar su alimentación, lo que se suma a la tensión financiera que ya soporta el sector.
A esta situación se añade la incertidumbre sobre la cobertura de las pólizas. "Hay mucho dinero en juego y no sabemos hasta dónde nos pueden cubrir los seguros. El coste de solucionar un problema por un contagio es tremendo", lamenta la ganadera. Las medidas biosanitarias, en principio, se mantendrán hasta el próximo mes de enero, siempre a expensas de la evolución de la enfermedad.
Esta crisis sanitaria ya se está notando en el bolsillo de los consumidores. Según la ganadera, "el precio de los huevos ha subido mucho porque la producción ha bajado". La razón es doble: por un lado, el sacrificio de un gran número de aves ha reducido el censo total y, por otro, las condiciones de confinamiento pueden afectar a la puesta.
La previsión no es optimista a corto plazo. "Hay menos gallinas porque se han sacrificado muchas y los precios no van a volver a bajar en un plazo medio de tiempo, al menos", vaticina. El sector permanece a la espera de las directrices que marquen tanto el Ministerio como la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León.
La ganadera salmantina también pone sobre la mesa una reivindicación dirigida a las administraciones. Considera que las medidas se centran en controlar a los productores, cuando el origen del problema está en las aves migratorias. "Por parte de las autoridades es más fácil poner el foco en las explotaciones ganaderas para controlar el problema que en controlar la fauna silvestre, vacunándola o tomando otra serie de medidas", critica. Mientras tanto, los ganaderos seguirán aplicando con rigor unos protocolos que son la única barrera para proteger su medio de vida.
Para el conjunto del territorio nacional, especialmente en las zonas de riesgo, el MAPA ha establecido una serie de prohibiciones y recomendaciones clave: