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“Ha sido como una estrella caída del cielo”, el testimonio de una madre salmantina sobre la adopción de su hija
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la historia de una familia

“Ha sido como una estrella caída del cielo”, el testimonio de una madre salmantina sobre la adopción de su hija

Actualizado 05/11/2025 14:29

Esta madre narra un proceso de tres años para adoptar a su hija, natural de Etiopía, en un camino marcado por la burocracia. Ahora, 15 años después, cuenta su historia

Han pasado quince años, pero la emoción al recordar el viaje que la unió a su hija sigue intacta. Su testimonio narra una odisea de tres años a través de un laberinto burocrático que la llevó hasta Etiopía. Un camino que, a pesar de su dureza, define como “una de las mejores experiencias” de su vida.

La decisión de adoptar siempre estuvo presente para esta salmantina y su pareja. Al iniciar el proceso en los servicios sociales, se encontraron con la primera capa de complejidad: los requisitos específicos de cada país. Tras decantarse por Etiopía, comenzó el largo camino para obtener el certificado de idoneidad, un documento clave que acredita que los futuros padres son aptos para la adopción. Para conseguirlo, tuvieron que superar múltiples entrevistas con un psicólogo y una trabajadora social, además de asistir a cursos de formación.

Pero eso no era todo. Tuvieron que recopilar informes médicos de toda la familia, certificados de antecedentes penales y superar una visita de la policía a su domicilio para verificar que contaban con un espacio adecuado. Cada documento suponía un nuevo trámite, incluyendo traducciones al inglés y al amárico, que debían ser selladas por un notario. La espera, además, se alargó porque se quedó embarazada y en esos casos, “no te dejan seguir hasta que el bebé tenga un año”.

El viaje del encuentro con su hija

Tras casi tres años de espera, llegó la noticia de la asignación de su hija. Una vez en el país de origen de la menor, tuvieron que superar un juicio local. A pesar de la incertidumbre, pudieron visitar a su hija en una “casa de transición” antes de la vista judicial. Después de todos los trámites, ya era oficial, eran los padres de una pequeña de 8 meses. “Cuando te permiten llevártela y la puedes coger, ya sabes que es tu hija para siempre”, resume emocionada.

La experiencia, aunque dura, mereció la pena. Una de las particularidades del sistema etíope es que el seguimiento continúa tras la vuelta a casa. “Seguimos teniendo seguimientos todos los años, donde viene una trabajadora social a casa a verificar que sigue bien”, un control que se mantiene hasta los 16 años. Quince años después, su mensaje para quienes se plantean la adopción es claro: “Que se animen, que al final es tu hija. Yo tengo un hijo biológico y una hija y para mí son exactamente lo mismo, no hay diferencia”. La llegada de su hija fue un regalo que define con una frase cargada de significado: “Para mí ha sido como una estrella caída del cielo. Siempre ha sido excepcional”.