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FOTOS | Marta García Rincón, más allá de las medallas: el "amor a primer entrenamiento", los malos momentos, su familia y el sueño olímpico
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'EL LADO MÁS HUMANO DE...'

FOTOS | Marta García Rincón, más allá de las medallas: el "amor a primer entrenamiento", los malos momentos, su familia y el sueño olímpico

Actualizado 07/11/2025 11:02

La haltera es toda una estrella pese a su corta edad y entre los numerosos logros nacionales, europeos y mundiales, también saca tiempo para estudiar. Ella es la sexta protagonista de nuestra sección especial

Marta García Rincón es mucho más que una de las mejores halteras de España. La deportista salmantina combina sus éxitos internacionales con sus estudios de Fisioterapia, apoyada en una férrea disciplina y en un entorno familiar que define como su pilar fundamental. Su historia es un relato de superación donde la gestión emocional y la persistencia son tan importantes como la fuerza física.

Con un palmarés que incluye medallas en campeonatos de Europa y del mundo, la joven atleta se ha consolidado como un referente de la halterofilia nacional. Sin embargo, detrás de cada levantamiento y cada podio se esconde un camino de sacrificio, aprendizaje y, sobre todo, una enorme fortaleza mental. Un camino que comenzó en Salamanca casi por casualidad y que ahora apunta al sueño olímpico. En esta entrevista, Marta abre una ventana a su lado más personal, explicando cómo las adversidades la han hecho más fuerte y cómo el "amor incondicional" de su familia es el motor que impulsa cada uno de sus logros. Su testimonio es una lección de constancia, equilibrio y resiliencia.

Un flechazo a los 14 años: el inicio de una carrera

La relación de Marta García con la halterofilia comenzó de forma inesperada. "Empecé con 14 años gracias a un entrenador del club de halterofilia Salamanca. Se fijó en mi hermana y en mí y se puede decir que fue amor a primer entrenamiento", recuerda. Para una joven que siempre había soñado con ser deportista, encontrar una disciplina que viera su potencial fue un punto de inflexión. "De repente, apareció un club que veía potencial en mí y un deporte en el que podría destacar. No puedo estar más agradecida por ello", afirma.

Las medallas que forjaron el carácter

Aunque cada victoria es especial, hay logros que marcan una carrera por el momento en que llegan. Para Marta, su primera medalla internacional fue uno de ellos. "La primera medalla internacional es especial. La mía fue una plata en un Mundial sub-20 en 2022. Llegó después de una época muy dura en lo personal y fue algo parecido a la luz en medio de la tormenta", explica.

Sin embargo, sitúa en un escalón deportivo superior el bronce en el mundial absoluto del año pasado, una medalla que también llegó en un momento complejo. "Me siento muy orgullosa de mi capacidad de entrenar cuando estoy pasando por eventos complicados, y las dos medallas representan el resultado de esa habilidad", subraya la deportista salmantina.

La fortaleza mental: aprender a perdonarse

El camino de un deportista de élite está lleno de obstáculos, y no todos son físicos. El año pasado, Marta vivió uno de sus momentos más duros. "Viví una situación complicada que me hizo tener mucho estrés y se reflejó en los entrenamientos. Mantuve el nivel, pero empecé a tolerar de manera pésima mis propios fallos y gestioné muy mal la frustración", confiesa.

Superar esa etapa fue un proceso largo y difícil, en el que la clave fue el trabajo interior y el apoyo de su entorno. "Fue clave perdonarme a mí misma por no saber gestionar mis emociones en esa etapa y, en general, hablarme mejor. Mi madre me ayudó un montón a salir del bucle de autoexigencia y a hacerme ver que yo no era mala persona, simplemente lo que estaba viviendo me superaba".

El equilibrio entre las pesas y los libros

Compaginar la alta competición con los estudios universitarios es uno de los mayores retos para cualquier atleta. Marta lo consigue gracias a dos ingredientes: pasión y organización. "Adoro la Fisioterapia en la misma medida que me encanta la halterofilia. El esfuerzo que dedico a ambas cosas lo disfruto haciendo", asegura.

Su fórmula se basa en la constancia y en tener claros los objetivos. "Con estudiar un poco todos los días es suficiente, pero tiene que ser todos los días", explica. Además, destaca el papel fundamental de su red de apoyo: "Tengo la enorme facilidad de que mi familia y mi entrenador se adaptan a mis horarios, por lo que soy superafortunada. Y tengo muy buenos profesores que son muy comprensivos".

El "amor incondicional" como motor del éxito

Si hay algo que Marta destaca por encima de todo es el papel de su familia. "Desde pequeñas, mi madre nos inculcó que el deporte era importante para ser personas saludables, y mi padre, que para ser buenas en algo había que echarle muchas horas", relata. Sus hermanas, Laura —también competidora— y Cristina, son un apoyo fundamental que le aporta comprensión y perspectiva.

Ese núcleo se extiende a tíos y abuelos, creando un entorno que ella describe como vital. "Vivo rodeada de amor. Desde ese entorno que lo más valioso que nos aporta es amor incondicional, es fácil sentirse segura y querida para desenvolverse en el deporte. Sin ellos nada de esto sería posible, es algo que tengo en mente siempre y que agradezco todos los días", afirma con rotundidad.

El sueño olímpico

Como para cualquier deportista de su nivel, los Juegos Olímpicos son el gran anhelo. "El gran sueño siempre es el olímpico y, aunque siempre está en mente, me gusta ir a por objetivos más asequibles, poco a poco, haciendo mi camino", matiza. Esta filosofía de centrarse en metas a medio plazo no le impide tener la vista puesta en la cima.

De cara al futuro, su determinación es total. "Yo, desde luego, haré todo lo posible por ir a unas olimpiadas. Es un deporte duro y sacrificado, como todos, pero en parte ahí reside su belleza", concluye. "No concibo un día de mi vida sin entrenar, es mi forma de vivir y de momento no pienso cambiarla. A ver dónde me lleva".