Los vecinos se volcaron en la celebración de Halloween, participando masivamente en el tradicional 'truco o trato' para los niños del pueblo
Las calles de Cerralbo se han llenado de vida, color y un ambiente festivo. La localidad ha celebrado Halloween con una excelente participación, pequeños monstruos, brujas, fantasmas y superhéroes recorrieron el pueblo en una jornada organizada de manera impecable gracias al impulso de sus madres.
Lo que comenzó como una propuesta para los niños del municipio se convirtió rápidamente en un evento que involucró a prácticamente todos los hogares. La excelente acogida de los vecinos fue la clave para que la celebración se desarrollara con éxito. Desde primera hora de la tarde, la expectación era palpable. Los niños, ataviados con sus mejores y más imaginativos disfraces, se agruparon para iniciar un recorrido que los llevaría por cada rincón de Cerralbo, con la ilusión de llenar sus bolsas de dulces y alguna que otra sorpresa.
El motor de esta celebración ha sido un grupo de madres del pueblo, quienes se encargaron de planificar el recorrido y coordinar la actividad. Su iniciativa no solo buscaba ofrecer una tarde de ocio a sus hijos, sino también fomentar la participación y la unión entre los vecinos, un objetivo que se cumplió con creces.
El momento más esperado llegó con el inicio del tradicional 'truco o trato'. Siguiendo el recorrido planificado, los grupos de niños fueron llamando a las puertas de las casas, donde eran recibidos con sonrisas y una generosa provisión de caramelos, chocolatinas y otros dulces.
La respuesta de los vecinos de Cerralbo fue excepcional. Prácticamente todas las familias del pueblo se prestaron a participar, decorando algunas de ellas sus fachadas y recibiendo a los pequeños con entusiasmo. Nadie quiso quedarse al margen, convirtiendo la actividad en una verdadera fiesta comunitaria que se prolongó hasta bien entrada la noche.
Como broche de oro a una tarde inolvidable, la celebración concluyó con una merienda para todos los niños en el bar El Granero, donde pudieron reponer fuerzas y compartir sus dulces.