El editor salmantino de la revista cultural más importante de Castilla y León, presenta su nuevo ejemplar en la Torre de los Anaya, el jueves 30 de octubre a las 19.00
Aunque la había visto en ocasiones en los anaqueles de la librería Letras Corsarias, mi primer acercamiento a la revista Atticus fue a través de un espléndido artículo sobre la obra del escultor José Luis Núñez Solé escrito por Inés Gutiérrez-Carbajal. La excelencia de esta publicación, que sale gracias al apoyo de sus anunciantes y de instituciones como la Junta de Castilla y León en la persona de mi querida Mar Sancho y del Instituto Castellano y Leonés de la lengua, en la persona de Andrés Abajo, así como el del Ayuntamiento de Valladolid, me sorprendió mucho. Admiradora de la revista, cuando la escritora y amiga Noemí Valiente me propuso participar en ella, me sentí en una nube donde siempre he recibido todo el apoyo de un editor apasionado y dedicado a su trabajo, Luis José Cuadrado Gutiérrez.
Tiene Luisjo, como le conocen sus amigos, origen salmantino pese a vivir desde siempre en ese Valladolid que le conoció inquieto y diverso. En su casa, como en la mía, no había dinero, pero sí inquietud por la cultura y muy joven, Luisjo se dejaba sus ahorros en una revista que nos marcó a todos: la de Franco María Ricci, traída por Siruela, FMR, cuya forma recuerda Atticus. Trabajador desde muy joven, licenciado por gusto, la inquietud de Luisjo era proverbial y compartida con una grupo de amigos que le empujaron a iniciar un proyecto que quiso llamar como el protagonista de Matar a un ruiseñor, la fantástica novela que dio lugar a la película. Atticus Finch era el modelo de hombre tolerante, recto y amante del bien, y la revista sería un espacio dedicado a la literatura y al cine que después se ocuparía también de la pintura, escultura, arquitectura, música y danza. Un proyecto primero digital, iniciado hace casi 16 años que tiene ahora versión impresa, esa publicación cultural que combina la actualidad con lo atemporal y que fascina absolutamente al lector en su deseo de difundir la cultura.
Un deseo que se hace sentir con el empeño de poner en formato pdf la edición impresa que cuesta 25 euros, pero que es una joya para conservar. En ella, a lo largo del tiempo han colaborado casi 300 personas. Su versión web va de la mano de Rubén García Gamarra y Úrsula Sawicka, como de la de José Miguel Travieso parte el aspecto de la revista, siempre fiel a su fondo negro muy de FMR. En ella escriben Carlos Aganzo, Martín Garzo, Múñoz Quirós, mi amiga Noemí Valiente, Clara Martín Muñoz, Carlos Ibáñez, el ilustrador Alfredo Martirena, el crítico de cine Ángel Comas y Clemente de Pablos. Las fotografías son de Chuchi Guerra y Luisa Valares, quienes cubren los actos que se reseñan… y siempre están a la búsqueda de nuevas voces, entre las que destacan la del columnista de Salamanca rtv al día, especialista en arte sacro, Álvaro Maguiño.
Atticus es una revista exquisita en su formato web y el de papel, pero también, un proyecto cultural premiado y reconocido en el mundo del cine, de las instituciones más importantes del estado, como El Museo del Prado, que se presenta en espacios emblemáticos. Presente en numerosos foros y espacios culturales españoles, también tiene su sitio en Dialnet, el portal bibliográfico de la Universidad de la Rioja. El proyecto quiere seguir vivo, con su fantástica revista en papel maravillosamente impresa y por supuesto, guardando fuerzas para publicar monográficos y libros que sorprendan al lector. La comunidad Atticus sigue con la misma ilusión, la misma fuerza, las mismas ganas, y tiene en la persona de Luisjo a su mejor embajador. Una revista cultural para vivir la cultura desde Castilla y León pero con un amplio espectro que no limite, sino que una, que aborde los problemas sociales desde esa misma cultura y que luche por la libertad de expresión.
La presentación salmantina tiene como protagonista el último ejemplar Revista Atticus Trece cuyas casi 300 páginas son un ejemplo del trabajo de este grupo entregado: encontramos trabajos de investigación, literatura, ilustración, mucho cine, mucha y buena fotografía, y esa sección tan especial “Los zapatos de Atticus” que recuerdan la frase del protagonista de Harper Lee: “No juzgues a nadie hasta que no te pongas sus zapatos”. Este número es muy especial para Salamanca, porque analiza la obra y la personalidad del pintor Ramiro Tapia, tan nuestro y recorre el amor sacro del arte barroco magníficamente escrito por Álvaro Maguiño. Dos trabajos que acompañan el excelente ensayo del propio editor, Luisjo Cuadrado, sobre el arte y las transformaciones sociales en España desde 1885 a 1910.
Toda una declaración de intenciones abordar el momento en el nacieron el cine, la fotografía, se desarrollaron las artes gráficas, los carteles y, sobre todo, se avanzó en los derechos más esenciales ¿Cómo no va a ser una revista para disfrutar y guardar? Por eso hay que acudir a conocerla a la Torre de los Anaya, escuchar a un editor lleno de fuerza y de convencimiento y sumarse a este proyecto cultural del que debemos sentirnos muy orgullosos.
Charo Alonso.