“Un anciano fue encontrado muerto en su piso de Valencia después de 12 años sin que nadie se acordara de él (…) Ninguno de sus dos hijos ha contactado con las autoridades (…) ‘No pusimos ninguna denuncia por desaparición porque “pagaba” todas las deudas al seguir cobrando la pensión’ (…) El cadáver se encontró porque un vecino llamó al seguro por la filtración de agua de la azotea y los bomberos entraron a reparar la avería… “.
De la prensa, 15 de octubre de 2025.
SOLEDAD Y OXÍGENO
Las letras y las fotografías, los cuadros, los colores
crecen, se pronuncian, amenazan y hay
un fantoche que saluda a otros y hay
ruinas grises y un niño
vivo todavía y hay, sí,
hay como un pariente lejano de la esperanza
en ese diario esa pantalla esa risa de hiena que ensayamos
que dice creciendo que venderá sus ofertas de vida
sus rebajas de angustia sus repletos vacíos
a precio de saldo sin puerta y sin infierno
que implicará en sus refugios toda cosa excepto
las cosas del mundo
y hay un muerto en un piso inundado
un muerto de doce años que el agua loca enmascara
un muerto Antonio al que ni dios mismo echaba de menos
doce cumpleaños en silencio doce navidades doce
desprecios día tras día y nadie de nosotros
sordomudos ninguno sentimos el eco
de una ausencia grande, doce carnavales doce sanvalentines
doce día tras día tras día tras día
doce infelices fiestas de cumpleaños para este Antonio Famoso
muerto solo en su piso sin que nadie, salvo la queja del agua
salvo palomas verdugo, salvo la cola ingrata de una esperanza
que ni el nombre merece
pusiera velo de extrañeza en la cara del tiempo
que era suyo en cadáver y nuestro en su reproche
y hay una soledad inmensa eterna inasible y grande como el tiempo
pequeña como el instante de la culpa inasible, hay un estupor espeso
en este muerto que nadie echaba de menos
siquiera en el oxígeno que ahorraba
a los pandilleros de lo cotidiano,
los disciplinados muertos que respiran
a su alrededor pero a su espalda,
a su lento morirse que Antonio nos mostraba
a la ignorancia innoble que exhibimos, mostramos, escupimos a ese
cumplir aniversarios de la nada, soplar las velas de la indiferencia
mostrar la abierta boca del desprecio a este Antonio todos los antonios
que están que estuvieron que estaremos
solos y muertos cuatro mil auroras
que somos sin saberlo estatuas cadáver del pedestal último
de la resignación.
Ángel González Quesada, octubre 2025.
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