El homenaje a la poeta zamorana de la Generación del 27 Margarita Ferreras abrirá la Feria del Libro Antiguo

Se abre nuestra Feria del Libro Antiguo con un acontecimiento: la presentación del monumental volumen Ávida llama. Voces para una antología sinfónica, coordinado por Dolores Fidalgo, una profesora, editora e investigadora cuyo papel en la organización “El Legado de las mujeres” tanto ha hecho por recuperar el nombre y la obra de autoras, que como Ferreras, han sido relegadas al olvido.

Nacida en Alcañices, fallecida en Palencia, Margarita Ferreras (1900-1964) fue autora de un espléndido único libro y también, representante de ese grupo de autoras eclipsadas por los vaivenes de la historia. Su vida y su obra iluminan este libro homenaje auspiciado por otras dos poetas de fuste habitantes de nuestra Salamanca letrada, Amalia Iglesias y Julia Piera, quienes, junto a muchas otras voces, conforman esta sinfonía magníficamente editada por Eolas en la que se recuerda el libro de Ferreras, un ejemplo de calidad literaria que fue en su tiempo publicada por la legendaria pareja formada por Manuel Altolaguirre y Concha Méndez.

El recuerdo de Ferreras sirve de acicate a los poemas de nombres tan sobresalientes –y apenas recito un puñado de ellos- como Pilar Adón, Marga Clark, Celia Corral, Asunción Escribano, Yolanda Izard, María Ángeles Pérez López, Mónica Velasco o las ya citadas Iglesias y Piera; así como a una pieza teatral de Esperanza Ortega y a numerosos estudios sobre su obra y su vida. Una vida que, como afirma la profesora e investigadora María José Bruña, estuvo marcada por la disidencia, la diferencia que acabó después en la bohemia, el desarraigo y la enfermedad a la que siguió el olvido tras la guerra.

Diferente, liberada, una “flapper” de mirada intensa, la joven y valiente Margarita Ferreras, quien junto a su madre dejó Alcañices para recalar en Madrid, publicó en 1932 este libro prodigioso Pez en la tierra, cuyos versos sirven para nombrar los capítulos del volumen homenaje en el que expertos como Miguel Soler Gallo reconocen el carácter neopopular y vanguardista que vinculan su escritura con la de Federico García Lorca. Y es que en este tiempo fecundo en el que vivió Margarita, los hombres eran los que brillaban y las mujeres, ese añadido fugaz, iban y venían desde la Residencia de Señoritas al Club Lyceum, apoyándose, quitándose el sombrero y sobre todo, mostrando una libertad que no era aceptada. Una libertad cercenada durante la guerra y dejada tras la tragedia en la más absoluta oscuridad. Olvidados sus poemas, enfrentada a la pobreza y a la enfermedad mental, Ferreras se muestra en el libro como una adelantada a su época, una mujer de vitalidad desbordante que escribe diarios, se cartea con los autores de la época y traza versos de originalidad prodigiosa. Capaz de reconocer sus problemas “¡Qué cuesta más larga!”, afirma de sus días negros, escribe tempranamente a Galdós, a María de Maeztu, a Ortega y Gasset y sobre todo, a un Unamuno al que desnuda su alma atormentada por la incomprensión de su madre, por su reclusión en un sanatorio mental y a quien confiesa reiteradamente su soledad.

¿Es la mujer escritora un alma atormentada, condenada a la enfermedad, a la reclusión, al cuestionamiento constante? No nos faltan ejemplos, y la autora de esos versos que musicalizó tan bellamente Sheila Blanco, se muestra como una figura trágica, enterrada en el olvido, olvidada en los anaqueles de una biblioteca a quien Dolores Fidalgo homenajea en un abrazo colectivo. Documentos, fotografías, hermosos textos que recrean la vida y la obra de la autora, versos inspirados por ella se unen en este libro que se suma a los recitales a flor de su tumba para devolver su nombre a la primera línea de esa literatura que la olvidó. Un espacio que el legado de sus versos conjura con ayuda de quienes han unido sus manos bajo los auspicios de Dolores Fidalgo, Lola Fidalgo, hacedora de este libro indispensable que inicia una Feria con una ausencia en la carpa del corazón de la Plaza, esa Plaza a la que le faltarán todas las letras.

Charo Alonso.