Un nuevo busto policromado de Jennifer Mann incorpora ojos de reconstrucción forense y una técnica de piel translúcida para alcanzar un realismo impactante
El patrimonio artístico y devocional de Alba de Tormes se enriquece con una nueva pieza de extraordinario realismo, que ya puedee contemplarse en la Basílica de la Iglesia de la Anunciación. Ya puede contemplarse el busto de resina policromado del rostro de Santa Teresa de Jesús, una obra traída desde Australia por la prestigiosa escultora Jennifer Mann. Estas piezas únicas, de producción muy limitada, están ya a disposición de los visitantes en diferentes tamaños, cada una numerada y acompañada de su propio certificado de autenticidad.
La obra no es solo una representación artística, sino el resultado de una profunda investigación científica y un meticuloso trabajo técnico para lograr una 'vera effigies' (verdadera efigie) que conecte con el espectador a un nivel más humano y cercano.
En declaraciones a este medio, la escultora Jennifer Mann ha transmitido su satisfacción por el resultado y la acogida de la obra. Su principal motivación, asegura, era ofrecer una versión mejorada de su reconstrucción facial de la Santa, buscando el máximo rigor y cercanía.
“¡Me alegra mucho que guste la vera effigies de santa Teresa de Jesús con policromía! Mi único objetivo era presentar a Alba de Tormes y al pueblo español una versión mejorada de mi reconstrucción de tan querida Santa, lo más precisa posible de acuerdo con la base científica del trabajo y lo más humana posible para que los visitantes puedan conectar con la escultura”, afirma Mann.
Para la artista, ha sido un "gran honor" esculpir a una figura de la talla histórica y espiritual de Santa Teresa, destacando tanto "lo extraordinaria que fue como mujer en la historia como por lo querida que es por tanta gente".
El encargo realizado por el Carmelo Descalzo para crear un busto policromado supuso un desafío significativo para Jennifer Mann. Como ella misma explica, su práctica habitual en Australia se centra en obras monocromáticas, como el bronce o el yeso patinado, donde la forma depende exclusivamente de la interacción de la luz sobre la superficie.
“Esto afecta a mi forma de esculpir", detalla, "para completar la obra en policromía, he realizado un trabajo de alisado de la superficie de la escultura original para permitir la adición de color. Ha sido un reto divertido como artista y me ha abierto la mente a las posibilidades de la policromía que no había considerado antes”.

Para abordar el proyecto, Mann se sumergió en la rica tradición española de la escultura policromada. Su meta era clara: dotar al rostro de un realismo extremo, especialmente en el tono de la piel.
La escultora concluye mostrando su profundo agradecimiento por la oportunidad. “Me ha dado la oportunidad de aplicar esta metodología y he aprendido mucho de la experiencia. ¡Gracias!”, finaliza Jennifer Mann desde su estudio en Australia.