Durante el acto (que culminó con un desfile) se impuso la Cruz con Distintivo Blanco a un agente de la Compañía de Ciudad Rodrigo
Finalizados los actos litúrgicos en honor a la Virgen del Pilar, la Plazuela de Herrasti fue también escenario en la mañana dominical de los actos institucionales de celebración por parte de la Compañía de Ciudad Rodrigo de la Guardia Civil de su patrona, aunque en el lateral opuesto del espacio, por donde se habían repartido vallas delimitadoras que lucían la bandera de España.
Dentro del recinto vallado únicamente estuvieron veteranos del Cuerpo –y familiares- sentados en unas sillas, los agentes de la Guardia Civil que asistieron a la conmemoración, así como quienes la presidieron desde una tarima, el capitán de la Benemérita mirobrigense, Pablo Javier Gatell Ruiz de Gordejuela, y el alcalde mirobrigense Marcos Iglesias (el resto de autoridades estuvieron también detrás de las vallas).
Como apertura del acto, dos agentes se encargaron –mientras sonaba el himno de España- de izar una enseña nacional de grandes dimensiones en el mástil que se había colocado junto al Monumento a Herrasti. El primer punto destacado del acto fueron una serie de reconocimientos. Por un lado, se impuso la Cruz con Distintivo Blanco de la Orden del Mérito de la Guardia Civil al agente de la Compañía de Ciudad Rodrigo Francisco José Bustillo Arroyo.
Y por otro lado, se hizo un reconocimiento (mediante la entrega de unos diplomas y unos obsequios) a dos veteranos de la Guardia Civil -que ya han superado los 90 años- por su “especial contribución” al servicio del Cuerpo: Jesús Carballo Aparicio (quién no pudo estar presente debido a su edad, recogiendo la distinción el Sargento Comandante del Puesto de Fuenteguinaldo) y Juan Antonio Sánchez Torres, quién pronunció emocionado unas palabras, mostrando su agradecimiento por el reconocimiento.
El acto prosiguió con una alocución del Capitán de la Guardia Civil de Ciudad Rodrigo, Pablo Javier Gatell Ruiz de Gordejuela, quién expuso que en esta jornada “nos reunimos para celebrar una tradición, y también una forma de entender la vida”, resaltando que “servir a esta tierra es un orgullo”. En su intervención, reconoció el “esfuerzo de los compañeros que permiten que otros vivan tranquilos”, recordando que “ser Guardia Civil no es un trabajo, sino un compromiso con España y su gente”.
Pablo Javier Gatell Ruiz de Gordejuela tuvo un recuerdo para los veteranos (“con vuestra huella seguimos construyendo el futuro”); para los fallecidos del Cuerpo, con una mención especial para José Antonio Salicio y Ricardo Sánchez, quiénes “forman parte de nuestra memoria colectiva”, indicando que “quienes dan su vida por los demás, nunca mueren del todo”; y para los ciudadanos de la comarca, cuya confianza “nos da sentido”.
El Capitán de la Guardia Civil también expresó que “este día es de celebración, pero también de reflexión, porque se viven tiempos de cambios, de nuevos retos”, esperando que “la Virgen del Pilar nos siga acompañando”. Por último, apuntó que el uniforme que llevan “no nos separa de la sociedad, nos une a ella”, cerrándose esta parte con vivas a España, al Rey, a la Guardia Civil y a la Virgen del Pilar.
El momento más sentido de la mañana fue el homenaje a los difuntos y caídos en acto de servicio, que incluyó el depósito de una corona de laurel por parte de los niños vestidos de gala, y otra ataviada de agente, a los pies del Monumento de Herrasti, mientras se iba realizando una reflexión al respecto. Como culmen de esta parte se dispararon unas salvas en plena Plazuela. El componente final del acto fue la solemne interpretación del Himno de la Guardia Civil.
Para redondear la mañana, los agentes llevaron a cabo un pequeño desfile por un lateral de la Plazuela de Herrasti, tanto a bordo de varios vehículos como a pie, con la compañía de la sección de Tambores de la Banda Esperanza, mientras iban recibiendo los aplausos de todos los presentes. A partir de ahí se fueron sucediendo las fotos de familia (empezando con una de todos los agentes) con la imagen de la Virgen del Pilar, mientras los presentes se iban acercando a un gran convite dispuesto en unas carpas junto al lienzo de la muralla.