Diccionario VOX. Guía Práctica
No, no lo busquen, al menos por el momento no existe porque, aunque la editorial Vox cuenta desde su fundación en 1945 con una enorme variedad de diccionarios este no está entre ellos.
Se trata de una “edición especial” aún no impresa que podría resultará útil a aquellos que quieren ahondar y perfeccionar en las mentiras y el discurso rancio de la ultraderecha que Santiago Abascal y otros dirigentes de Vox difunden siempre que tienen ocasión tanto oralmente como por escrito. Sería una guía muy recomendable palabras y frases que siempre resultaran que resultan muy eficaces si van acompañadas con un contundente lenguaje gestual de rostros enfados y amenazantes, aspavientos con las manos y un tono de indignación y cabreo permanente con el mundo, pues todo ello acrecienta la contundencia del mensaje.
Las sugerencias de esta guía están inspiradas en los términos y expresiones que no sólo utiliza Abascal y sus seguidores, también personajes como Matteo Salvini en Italia; Marine Le Pen en Francia; Jair Bolsonaro en Brasil; Viktor Orbán en Hungría; Geert Wilders en los Países Bajos; Karol Nawrocki en Polonia o el mismísimo Donald Trump en los Estados Unidos. A todos ellos se pueden agrupar bajo eso que se conoce como la extrema derecha 2.0, cuyo fin último no es mejorar la vida ciudadana sino polarizar la sociedad e infundir miedo porque de eso viven.
Esta extrema derecha 2.0 se está envalentonando amparada en una incomprensible impunidad por lo que su lenguaje es cada vez más duro, chabacano y vulgar, plagado de insultos y mentiras. Un claro ejemplo de lo que quiero decir son las palabras pronunciadas por Luis Pérez Fernández, más conocido por Alvises Pérez[1] durante un evento celebrado hace algo más de un año en una discoteca madrileña: España se ha convertido en la fiesta de los criminales, de los corruptos, mercenarios, pedófilos y violadores. Cuesta creerlo, pero este tipo consiguió en 2024 su acta como eurodiputado pese a haber reconocido públicamente que su primer objetivo era el de obtener el aforamiento y obstaculizar así varias causas penales que tenía pendientes ante el Tribunal Supremo. Increíble, pero cierto.
Algunas de las palabras y expresiones más repetidas por la ultraderecha son: España, familia, feminazis, patria, batasuneros, chavistas, enemigos de España, dictadura progre, invasión islámica, chiringuitos… con todo ello construyen sus mensajes de odio y rechazo. Dicen ser anticomunistas, antiabortistas, antifeministas, anticatalanistas, antieuropeístas, antirepublicanos, antisocialistas, anticomunistas, antifederalistas, antidivorcios, anticrisis climática; en general “anti” todo aquello que no forme parte de su particular cosmovisión del mundo puesto que, en su opinión, vivimos en una “antiespaña”. Si pudieran derogarían la Ley de Memoria histórica; la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI; la de violencia de género y la eutanasia; La Ley de Reforma Laboral; la de Cambio Climático, la de Educación; la del Aborto... cuando muchas de ellas protegen derechos fundamentales y constitucionales
Todo buen practicante de la ideología ultraderechista necesita enemigos y por ello consideran “enemigos de España” a todos los partidos de izquierda (incluso muchos de la derecha), las feministas, los inmigrantes, los colectivos LGTBI+, los nacionalistas vascos y catalanes, los medios de comunicación, calificando a estos colectivos de mafias, terroristas, traidores, renegados, invasores, chusmas, delincuentes, gentuzas, miserable, repugnantes, cobarde, organizaciones golpistas; y otras lindezas.
Lo hacen porque se oponen a su modelo de país católico y monárquico, sustentado en la familia y un Estado unido y centralistas que practica una economía neoliberal. En definitiva, quieren reconquistar un pasado – el de los tercios de Flandes, Don Pelayo, la Reconquista, el Cid, la expulsión de los musulmanes… - que consideran glorioso y se presenta como la única alternativa posible para hacerlo. Son nostálgicos trasnochados.
Pero, como podía ser de otra forma en su delirante distopía, caen en contradicciones. Invocan la vida humana como bien supremo para oponerse al aborto al tiempo que son partidarios de la pena de muerte. Se proclaman partidarios del neoliberalismo (siempre que sea autoritario) y defensores del libre comercio, pero cuando se dirigen a los agricultores, los ganaderos o los empresarios proponen medias proteccionistas para aislarles de la competencia extranjera. Consideran la Constitución de 1978 como la inviolable Carta Marga del país, mientras presentan propuestas anticonstitucionales como, por ejemplo, oponerse a una sanidad pública y para todos incorporando al sector privado y el copago; la aportación de los ciudadanos a fondos privados para mantener las pensiones; la tutela patriarcal de las mujeres que desean abortar, o la ilegalización de ciertos partidos políticos.
Pedro Fernández Riquelme, profesor de Lengua española en la Universidad de Murcia ha analizado los tres eslóganes utilizados por Vox en las campañas electorales[2] “Hacer España grande otra vez” en 2016; “Por España” en 2019 y "España siempre” también en 2019. Todas ellas inspiradas en el mediático "Make America Great Again" (Hacer a América grande otra vez) que ya utilizó Donald Trump en junio de 2015. El profesor Fernández concluye: Su intransigencia, su exaltación de la tradición y la moral, su racismo, intolerancia y machismo les sitúan más allá de la derecha tradicional, pero es su discurso y la construcción de supuestos enemigos irreconciliables, lo que le sitúa aún más al extremo de la derecha.
La narrativa de la ultraderecha, también en buena medida la de la extrema izquierda, no se dirige a la razón, quiere incidir directamente en las emociones para provocar la desconfianza, la indignación, el miedo al cambio. Quieren que veamos como normal todo aquello que no lo es. Juegan con las palabras, las vacían de contenido, las mancillan. No les interesa proponer acciones viables sino prácticamente imposibles para así eludir las responsabilidades que supondría ponerlas en marcha caso de llegar al poder.
Los griegos ya tuvieron que enfrentarse a ellos, las ultraderechas de hoy son los nuevos sofistas, que negaban las verdades objetivas y los hechos reales, eran escépticos en todo lo referente al bien común, maestros de la falacia y el engaño dialéctico porque su único objetico era ganar el discurso, convencer mediante la persuasión tanto de una cosa como de su contraria llegado el caso.
Hannah Arendt filósofa, historiadora, politóloga y socióloga alemana y una de las personas más influyentes en el pensamiento del siglo XX, dejo escrito: ?La fuerza que posee la propaganda totalitaria descansa en su capacidad de aislar a las masas del mundo real. Es por todo esto que hay que prestar atención a lo que se oculta tras su retórica sofisticada. Cuidadito.
[1] Abandono el instituto con 16 años porque pensaba que «la educación pública en Andalucía era para imbéciles»
[2] https://pdfs.semanticscholar.org/08d5/81cd70d969d4c33534bd5b4b91119d25ca93.pdf
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