Recibirán suministro de paja los ganaderos afectados de Cipérez, Espadaña, Peralejos de Arriba y Puertas; la distribución será coordinada por los alcaldes de cada municipio para garantizar un reparto equitativo y adaptado a las necesidades reales de cada explotación
La desolación dejada por las llamas el pasado 15 de agosto en la comarca de Vitigudino ha comenzado a encontrar respuesta en la solidaridad institucional. El devastador incendio, que se originó en Cipérez y calcinó 10.938 hectáreas hasta alcanzar la comarca de Ledesma, no solo arrasó montes y dehesas, sino también el sustento de decenas de familias ganaderas. Ahora, la Mancomunidad de Vitigudino ha dado un paso al frente con una medida de apoyo directo y esencial: el suministro de paja para el ganado de los municipios afectados que forman parte de la entidad.
La decisión, aprobada en el último pleno de la entidad supramunicipal, busca paliar uno de los problemas más acuciantes para los profesionales del campo: la falta de alimento para sus animales tras la destrucción de los pastos naturales. El presidente de la Mancomunidad, Alfonso Castilla, ha sido el encargado de confirmar esta iniciativa, subrayando el compromiso de la institución con sus vecinos en momentos de máxima dificultad.
"Hemos acordado suministrarle paja a los ganaderos de los municipios afectados de la mancomunidad", ha explicado Castilla. Esta ayuda, aunque crucial, está específicamente delimitada. No se trata de una medida generalizada, sino de una acción focalizada en los ganaderos de los términos municipales que, perteneciendo a la Mancomunidad, sufrieron el impacto directo del fuego. Concretamente, los beneficiarios serán los profesionales de Cipérez, Espadaña, Peralejos de Arriba y Puertas, incluyendo sus respectivos anejos y pedanías.
Uno de los mayores desafíos en la gestión de ayudas es asegurar que lleguen a quienes más las necesitan de una forma justa. Para abordar esta cuestión, la Mancomunidad ha diseñado un sistema de distribución que delega la responsabilidad en los alcaldes de los pueblos damnificados.
Según ha detallado Alfonso Castilla, esta metodología busca la máxima objetividad y conocimiento del terreno. "El reparto, para que sea lo más justo posible, cosa que siempre es difícil, hemos decidido que sean los alcaldes de los pueblos afectados los que lo hagan", ha señalado el presidente. Serán ellos quienes, con un conocimiento directo de la situación de cada explotación, determinen las cantidades a asignar, ya sea "medio camión, cuatro 'alpacas' o veinte".
Esta fórmula no solo agiliza el proceso, sino que también lo dota de una transparencia y una cercanía que serían difíciles de alcanzar desde una gestión centralizada, garantizando que el auxilio se adapte a las necesidades reales de cada ganadero.
La puesta en marcha de esta iniciativa se está llevando a cabo con la prudencia económica que caracteriza a la entidad. En estos momentos, la Mancomunidad se encuentra en la fase de solicitud de presupuestos para conocer el coste actual de los viajes de paja, un factor determinante para calcular el volumen total de la ayuda que se podrá ofrecer.
Alfonso Castilla ha sido transparente respecto a la capacidad financiera de la institución, matizando que, si bien las cuentas están saneadas, los recursos son limitados. "Tampoco somos una mancomunidad muy boyante económicamente, andamos bien pero no es para tirar cohetes", ha afirmado. Esta realidad obliga a una planificación meticulosa de cada euro invertido.
Por este motivo, aún no se ha podido concretar el número exacto de camiones que se movilizarán. Sin embargo, el presidente ha querido restar importancia a la cifra final, poniendo el foco en el valor del gesto en sí. "Hacemos un gasto razonable y una gestión creo que bastante aceptable", ha concluido, destacando que lo fundamental es el compromiso adquirido y el apoyo tangible que recibirán los ganaderos en un momento crítico, con el invierno a las puertas y los pastos convertidos en cenizas.
Esta medida representa un balón de oxígeno para el sector ganadero de la zona, un pilar económico y social de la comarca de Vitigudino. Es el primer paso de un largo camino hacia la recuperación, un trayecto en el que la colaboración y la solidaridad entre administraciones y vecinos se antojan más necesarias que nunca para devolver la vida a un paisaje herido por el fuego.