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Alfonso Sánchez Escudero se jubila: "Si por mí fuera, hubiera seguido más. Estar con los pacientes es mi vida"
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DESPEDIDA

Alfonso Sánchez Escudero se jubila: "Si por mí fuera, hubiera seguido más. Estar con los pacientes es mi vida"

Actualizado 07/10/2025 09:07

El doctor y máximo responsable del centro peñarandino dice adiós este viernes, pero emprende nuevos proyectos personales

Las paredes del Centro de Salud de Peñaranda han sido testigos de innumerables historias, pero en los últimos días, una resuena con especial emoción: la despedida. Pacientes de toda una vida, algunos con un siglo a sus espaldas, han acudido no por una dolencia, sino para ofrecer su sentido adiós a su médico, Alfonso Sánchez Escudero, quién además es Coordinador del centro sanitario. A sus 70 años, una ley le obliga a colgar una bata que, por vocación y energía, seguiría vistiendo. Se marcha un profesional que ha encarnado la esencia de la medicina de familia: la que cura el cuerpo, pero también escucha el alma.

"He tenido la gran suerte de disfrutar con mi trabajo", ha confesado Sánchez Escudero en una conversación que destila gratitud y una pizca de nostalgia. Su historia con la medicina no ha sido un camino recto. De hecho, él mismo ha reconocido con una sonrisa que no fue "muy buen estudiante de bachillerato", una etapa que seguramente trajo de cabeza a su madre. Sin embargo, la vocación, latente y poderosa, terminó por imponerse.

"Realmente me ha ido gustando cada vez cuando la he ejercido más", ha afirmado, describiendo una pasión que ha crecido con cada paciente atendido.

Alfonso Sánchez Escudero se jubila: "Si por mí fuera, hubiera seguido más. Estar con los pacientes es mi vida" | Imagen 1

Esa vocación, probablemente, llevaba escrita en su ADN. Su padre también fue médico, un referente cuya figura quedó marcada por una tragedia indeleble. Con tan solo 11 años, Alfonso y su hermano lo encontraron sin vida tras un accidente. "Le acompañamos mi hermano y yo a un aviso [...] y lo encontramos muerto ambos", ha relatado con entereza. Aquel golpe forjó el carácter de una familia y, sobre todo, el de su madre, Maruja, a quien define como una luchadora incansable que sacó adelante a cuatro hijos sola. "No sabremos nunca agradecer lo que ha hecho ella por nosotros", ha expresado con profunda emoción.

Una carrera forjada entre Madrid y Castilla

Tras licenciarse, la carrera de Alfonso despegó con una tesina en Madrid sobre hepatitis crónica, mientras preparaba las oposiciones de Atención Primaria Domiciliaria (APD), la misma especialidad que su padre. Entre 1981 y 1983, compaginó el estudio con sustituciones en Salamanca, Ávila y Madrid, y trabajos como asistente voluntario en pediatría y digestivo en el antiguo hospital Primero de Octubre.

Su desembarco definitivo en la medicina rural se produjo en octubre de 1984, tras cumplir el servicio militar. Durante veinte años, hasta 2004, ejerció en la zona de Madrigal, atendiendo pueblos como Barromán, Madrigal de las Altas Torres, Castellanos y San Esteban de Zapardiel. En septiembre de ese año, llegó a Peñaranda, donde ha desarrollado la última y más larga etapa de su carrera, un ciclo que se cerrará oficialmente el 11 de octubre de 2025, aunque su día a día en la consulta termina ahora.

Dice adiós por tanto a cuatro décadas de ejercicio, que dan para un archivo inagotable de vivencias. Entre las más desagradables, ha recordado las guardias con "peleas, las borracheras" y la impotencia sentida durante incidentes como el que protagonizó un paciente que destrozó el ecógrafo del centro. Sin embargo, las luces siempre han pesado más. Como el día que, mientras atendía a un hombre, el paciente recibió la llamada de su mujer con síntomas de un infarto. "El marido vivió la urgencia real", ha contado. La rápida actuación permitió que la mujer fuera trasladada en helicóptero, recibiera tratamiento a tiempo y se recuperara. "Todas esas cosas cuando salen estupendas, salen estupendas", ha subrayado.

La pandemia, un antes y un después

Un capítulo aparte merece la pandemia de la COVID-19, una situación que ha descrito como algo nunca visto. "No sabías muy bien a qué te enfrentabas, tenías una noticia por la mañana, por la mediodía te la decían que eso que habías hecho por la mañana que no lo hicieras". A pesar del caos y el riesgo personal, su recuerdo está lleno de gratitud. "La gente sacó todo lo mejor, aquí funcionó la gente estupendamente", ha asegurado, destacando el "trabajazo impresionante" de enfermería y la colaboración ciudadana que permitió vacunar a miles de personas en tiempo récord.

Para Alfonso Sánchez Escudero, la medicina de familia es mucho más que un diagnóstico. Es un vínculo. "Somos personas y evidentemente a la gente la quieres y los aprecias", ha afirmado. Este lazo explica la emoción de estos días, con despedidas como la de una paciente de 100 años. Por eso la define como la especialidad más bonita: "Vemos a los pacientes desde que nacen hasta que mueren. Son familias completas que sigues durante mucho tiempo".

Su adiós no es voluntario. "Si no, hubiera seguido algún año más, porque me encuentro bien", ha lamentado. Pero las normas son claras: a los 70, la jubilación es obligatoria. A pesar de ello, su vocación no se apaga. Ya tiene un nuevo proyecto entre manos junto a su mujer: colaborar con una ONG en un hospital odontológico en Senegal. "Los médicos seguimos siendo médicos siempre. Seguiré con mi formación, seguiré estudiando, a lo mejor en un plan más relajado, pero lo seguiré haciendo".

Antes de cerrar esta etapa, ha querido enviar un último mensaje a sus pacientes y a la comarca, la tierra de su padre. "Me voy, siento mucho tenerlos que abandonar. Como personas que somos cometemos errores, si alguien lo ha vivido así le pido disculpas por los errores que pueda haber cometido, pero por lo demás me voy muy satisfecho del tiempo que he estado trabajando aquí". Un adiós que no es un final, porque como él mismo ha dicho, una parte de su corazón se queda para siempre en Peñaranda, además de alguna incursión profesional, ya que ha solicitado a la Gerencia de Salud el poder realizar pequeñas cirugías junto a una facultativa de la zona algo que, de confirmarse, servirá para mantener el oficio y la vida de este querido médico al que, sin duda, todos echaremos de menos en el día a día.