Guadramiro y Castelo Rodrigo se dan la mano y borran la frontera

En los últimos años, movidos por la necesidad de unir lazos entre los países hermanos que somos España y Portugal, la asociación cultural Ribacvdana y el Instituto Histórico da Beira Côa, del lado portugués de nuestra Raya, vienen promoviendo en colaboración con ayuntamientos de la zona los Encuentros Transfronterizos de Patrimonio, que este año alcanzan su sexta edición y se desarrollarán en Castelo Rodrigo el 18 de octubre y en Guadramiro el 19 de octubre.

De este modo, en este programa compartido entre dos localidades de ambos lados de la Raya y combinado en dos días seguidos, se podrán disfrutar de conferencias sobre la zona, escuchar música tradicional, o compartir una comida entre vecinos de ambas localidades, desarrollándose también visitas explicadas guiadas tanto a Castelo Rodrigo (el sábado 18) y a Guadramiro (el domingo 19).

Un encuentro que abordará también el patrimonio, campo en el cual tanto Castelo Rodrigo como Guadramiro tienen mucho que mostrar, al ser dos verdaderas joyas de la zona fronteriza, formando parte Castelo Rodrigo de las denominadas ‘Aldeias Históricas de Portugal’ (que integra a pueblos con un marcado aire medieval e importante patrimonio), destacando sobre todo en esta localidad su castillo, murallas, la cisterna medieval o el pelourinho, mientras en Guadramiro destaca su torre (declarada Bien de Interés Cultural), así como la iglesia del Salvador, la ermita de la Virgen del Árbol con su enorme San Cristóbal, el hospital medieval, la fuente románica o la peculiar zona de las peñas que dan nombre a la calle en que se ubican.

En lo que concierne a Castelo Rodrigo, cabe destacar que es una localidad con una importante historia que se deja sentir en sus bellas calles empedradas. Ubicada en un alto prominente, constituye una atalaya defensiva natural desde donde poder otear el horizonte hacia todos los lados. Hecho que sin duda motivó a Fernando II de León a poblar este enclave en el siglo XII, así como a otro rey de León, Alfonso IX, a concederle Fuero propio, dado su carácter estratégico frente a Portugal. Y es que por aquel entonces la frontera se situaba en el río Coa y pese a la independencia de Portugal de León en 1143 la zona ribacudana siguió perteneciendo al reino leonés hasta el Tratado de Alcañices en 1297, cuando Castelo Rodrigo pasó a integrarse en Portugal, confirmando entonces el rey Dionisio I de Portugal el Fuero de la localidad y concediéndole un nuevo Fuero en 1508 el rey Manuel I de Portugal.

Por su parte, en el lado español Guadramiro es otra localidad que rezuma historia por los cuatro costados, que nos retrotraen a época romana, de la que se conserva un importante número de estelas repartidas por el casco urbano, fundándose la localidad como actualmente la conocemos en el siglo X, cuando el rey Ramiro II de León decidió repoblar este enclave y darle nombre. Una localidad que aparece recogida como villa ya en el año 1167 en documentación del rey Fernando II de León, y que posteriormente fue cuna de Marqueses, los Maldonado, que tuvieron un palacio en la localidad, siendo Guadramiro a su vez el pueblo que más nobleza poseía de su ‘roda’, como atestigua la casa nobiliaria del moral con sus escudos de nobleza local. Hoy, las calles de Guadramiro, en las que predomina la arquitectura tradicional de granito, siguen transmitiendo el legado de su importante historia.

Respecto al encuentro transfronterizo compartido entre Castelo Rodrigo y Guadramiro, se iniciará el sábado 18 de octubre a las 10:00 horas (9:00 en hora portuguesa) en Castelo Rodrigo con la recepción a cargo de los tamborileros José Antonio López y José Ignacio H. Tapia, a la que seguirá media hora después la apertura formal del encuentro transfronterizo en el Salón Noble de la Junta de Freguesía de Castelo Rodrigo, tras lo cual, a las 11:00 en hora española se iniciarán las conferencias proyectadas a cargo de Vicenta Álvarez, Fernando Larcher y António Espinha, a cuya finalización habrá más música tradicional de ambos lados de la Raya y la presentación de los Cuadernos de Patrimonio del encuentro celebrado el año pasado en Almofala y Saldeana.

Tras la pausa para la comida, la tarde del sábado se cerrará en Castelo Rodrigo con una visita guiada a esta bella localidad a las 16:00 hora española, para finalizar a las 19:00 en el Cantinho Café con el concurso ibérico de cultura y ciencia organizado en colaboración con la Plataforma de Ciencia Abierta de Figueira de Castelo Rodrigo.

Al día siguiente, el domingo 19 de octubre, Guadramiro recogerá el testigo de Castelo Rodrigo y acogerá las actividades dominicales de este encuentro transfronterizo, que se iniciará con la recepción oficial a las 10:30, para continuar con sendas charlas a partir de las 11:00 sobre el arte de la filigrana española y portuguesa y la danza tradicional en el Abadengo y la Ramajería, a cargo de José Miguel Sánchez Benito y Juan Pablo González García respectivamente, tras las cuales se presentarán en Guadramiro los Cuadernos del encuentro del año pasado, a lo que seguirá la pausa para la comida.

Ya por la tarde, el encuentro transfronterizo se cerrará con un pequeño festival de música tradicional española y portuguesa, en el que participarán la asociación Raza Charra, el tamborilero José Benito Mateos Pascual, el grupo folclórico Riba-Côa y el grupo Cavaquinhos – Universidad Sénior FCR.

De este modo, Castelo Rodrigo y Guadramiro se darán la mano en un encuentro que busca reforzar los lazos entre España y Portugal, entre estos dos lados de la Raya tan cercanos geográficamente y a veces tan alejados en nuestras mentes. Un encuentro tras el cual se halla la encomiable laboral y voluntad de la asociación cultural Ribacvdana y el Instituto Histórico da Beira Côa, así como del Ayuntamiento de Guadramiro, instituciones que mediante este encuentro transfronterizo ponen todo su empeño en acercar ambos lados de la frontera.

Una iniciativa sin duda loable y muy necesaria, ya que es preciso que nos demos la mano ambos lados de La Raya, trabajar juntos, quitarnos posibles miedos y prejuicios y mirarnos mucho más para poder avanzar hacia el futuro y que esa frontera que a veces nos frena deje de estar en nuestra mente. Que seamos, en definitiva, como el Duero, que no distingue en el fluir de sus aguas entre España y Portugal, abrazando a ambas orillas.