La fabricación aditiva impulsa la transformación de la industria en España
España, con un ecosistema innovador en crecimiento y un tejido empresarial cada vez más digitalizado, tiene la oportunidad de situarse como referente europeo en la adopción de esta tecnología.
La impresión 3D, también conocida como fabricación aditiva, ha pasado en pocos años de ser una tecnología experimental a convertirse en un recurso clave en la transformación digital de la industria. De acuerdo con el último informe de Wohlers Associates, el mercado mundial superó los 18.000 millones de euros en 2022, y se espera que alcance los 60.000 millones en 2030, con una tasa de crecimiento anual del 20 %.
El éxito de esta tecnología reside en su versatilidad. En el sector sanitario, por ejemplo, ya se producen prótesis personalizadas, implantes óseos y modelos anatómicos que facilitan la planificación quirúrgica. En construcción, la impresión 3D de hormigón permite levantar viviendas en tiempo récord y con menor impacto ambiental. La automoción y la aeronáutica utilizan esta tecnología para fabricar piezas ligeras y resistentes, reduciendo consumo de combustible y emisiones. Incluso la moda y la joyería han encontrado en ella un aliado para la creación de diseños únicos y sostenibles.
España participa activamente en este proceso. El Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) ha financiado en los últimos cinco años más de 200 proyectos relacionados con fabricación aditiva, mientras que universidades como la Politécnica de Madrid o la Universidad de Zaragoza desarrollan investigaciones punteras en nuevos materiales y aplicaciones. Paralelamente, empresas privadas refuerzan la cadena de valor ofreciendo servicios especializados a profesionales y particulares. Un ejemplo lo encontramos en una empresa de impresión 3D que da soporte en diseño, prototipado y producción de piezas personalizadas, contribuyendo a acercar esta tecnología a diferentes sectores.
Otro aspecto fundamental es la sostenibilidad. La fabricación aditiva permite reducir hasta un 80 % el desperdicio de material frente a los procesos tradicionales, fabricando únicamente lo necesario. Además, favorece la producción local y el consumo de kilómetro cero, con un impacto positivo en la huella de carbono.
Los expertos señalan que, en la próxima década, la impresión 3D se integrará cada vez más con la inteligencia artificial y la automatización, lo que abrirá la puerta a fábricas inteligentes capaces de producir de manera autónoma, eficiente y flexible. Esta convergencia tecnológica marcará un antes y un después en la manera en la que diseñamos, fabricamos y consumimos productos.
España, con un ecosistema innovador en crecimiento y un tejido empresarial cada vez más digitalizado, tiene la oportunidad de situarse como referente europeo en la adopción de esta tecnología. Lo que hace apenas una década parecía ciencia ficción, hoy es ya una realidad tangible que seguirá transformando la industria y nuestra vida cotidiana.
