Divertida tarde de vaquillas en Pedrotoro en la cual la lluvia hizo presencia sin desanimar el ambiente

La pedanía mirobrigense de Pedrotoro, pequeña en padrón pero inmensa en afectos, vive estos días su gran cita anual en honor a San Miguel Arcángel. Un poblado que, pese a la discreta cifra de vecinos fijos, se crece en fiesta y en espíritu cuando llegan estas fechas. El campo circundante, de hondas raíces agrícolas y ganaderas, se convierte en escenario de encuentro, donde tradición y comunidad laten con fuerza renovada.

El preludio festivo tuvo lugar el viernes por la noche, cuando el periodista y escritor Paco Cañamero dio el pistoletazo de salida con unas palabras cargadas de memoria y emoción. Tras su intervención, la música tomó la plaza, anunciando que Pedrotoro volvía a ser centro de reunión y de vida compartida.

El sábado amaneció con un aire distinto, teñido de solidaridad. Más de 120 personas, a pie y a caballo, participaron en el III Paseo Saludable, cuyo fin era recaudar fondos a favor de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (AFAD). Entre los caminantes y jinetes se encontraban también miembros de la corporación mirobrigense, sumando institucionalidad al gesto de la comunidad. La marcha desembocó en una paella popular, donde los aromas compartidos sellaron la fraternidad del esfuerzo.

Por la tarde, llegó el turno de la capea con vaquillas, uno de los momentos más esperados. El cielo, caprichoso, descargó lluvia sobre la arena, obligando a los asistentes a refugiarse durante un instante. Pero el aguacero no pudo con el ánimo festivo: la música de la charanga “Manliao” y la hospitalidad de la carpa junto al bar convirtieron la tormenta en una pausa entrañable, más cercana al reencuentro que al desánimo. Entre risas, cánticos y el barro noble de la socampana mirobrigense, la fiesta recuperó su pulso.

La noche se prolongó con la energía contagiosa de la discoteca móvil “Vibráss”, que puso el broche musical a una jornada donde lo solidario, lo festivo y lo identitario se dieron la mano.

La celebración de San Miguel alcanzará su momento más solemne este domingo, con la misa y posterior procesión, si el clima lo permite. El mediodía traerá consigo la esperada caldereta de carne con patatas, elaborada con productos de la tierra, símbolo de la riqueza agroganadera que aún define a Pedrotoro. Y para quienes aún conserven fuerzas, la tarde reserva actividades deportivas, música, juegos infantiles y, como epílogo dulce, una chocolatada popular que cerrará las fiestas con el calor de lo compartido.

Pedrotoro, anejo humilde en población pero vasto en afectos, demuestra cada año que su verdadera fuerza no está en las cifras, sino en la memoria viva del Campo Charro, en la capacidad de celebrar juntos la vida, aun cuando la lluvia insista en hacer acto de presencia.