Un repique de campanas y el pregón de la Peña “Los Publis”, dan inicio a las fiestas de San Lino en Espeja

Las campanas de la iglesia de Santiago comenzaron a repicar a las seis en punto de la tarde. Su tañido, enérgico y jubiloso, anunció a los cebolleros que Espeja inauguraba un año más sus fiestas patronales en honor de San Lino. Un sonido ancestral que no solo convoca, sino que enlaza a la comunidad con su memoria, con sus rituales y con la certeza de que, durante unos días, la vida se abandona a la celebración compartida.

Desde lo alto del campanario, varios jóvenes pertenecientes a distintas peñas hicieron voltear las dos campanas con brío, impregnando de alegría al gentío reunido en la plaza. La lluvia, caprichosa y pasajera, quiso sumarse a la cita, obligando a muchos a buscar refugio bajo los soportales, sin que por ello se desdibujara la emoción del momento.

El repique dio paso al pregón. Los vecinos se encaminaron entonces hacia la casa consistorial, donde la Peña “Los Publis”, encargada este año de abrir oficialmente las fiestas, se asomó al balcón municipal para dirigirse a sus paisanos. Con palabras entrañables desearon a todos unos días de amistad y júbilo, recordando a quienes ya no están y compartiendo el legado de tres décadas de convivencia.

Fundada en 1995, la peña nació con más entusiasmo que recursos. Para costear las primeras camisetas, la comida y la bebida recurrieron a patrocinadores locales; de ahí que su indumentaria se convirtiera en un mosaico de anuncios y que adoptaran el nombre de "Los Publis". Tres décadas después, con mayor holgura económica pero sin haber perdido la esencia de sus orígenes, los peñistas evocaron aquellos tiempos con gratitud y una sonrisa cómplice.

El público, compuesto por vecinos de todas las edades, siguió el discurso con afecto: unos revivían recuerdos compartidos, otros descubrían por primera vez las anécdotas de sus mayores. En todos prendió la chispa festiva que, desde hace treinta años, mantiene viva la peña.

Concluido el pregón, los peñistas se retiraron a sus locales para continuar la celebración, antes de reunirse nuevamente a medianoche para disfrutar de la música de la orquesta cacereña D’Shalom, que llenó de ritmos y baile la madrugada espejana.

El programa festivo se prolongará durante todo el fin de semana. El domingo 21 está previsto un encierro a caballo con reses de la ganadería de Adelaida Rodríguez, que partirán desde la finca de Valdueñas. Dos novillos serán lidiados por alumnos de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, mientras que las vacas quedarán reservadas para la tradicional capea popular, en la que mozos y mozas del pueblo —y de localidades cercanas— medirán su arrojo en la plaza.

Encierros, capeas, charangas y verbenas compondrán así un mosaico de vivencias que, como cada septiembre, convertirán a Espeja en un punto de encuentro para la alegría compartida, el recuerdo entrañable y la reafirmación de una identidad festiva que se renueva año tras año al repique de las campanas.

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