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La historia del joven tamborilero que hará sonar en la Plaza Mayor los bailes perdidos de Peñaparda
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TESTIMONIO

La historia del joven tamborilero que hará sonar en la Plaza Mayor los bailes perdidos de Peñaparda

Actualizado 14/09/2025 16:13

Raúl Benito, que aprendió de forma autodidacta a los 16 años, interpretará en el Día del Tamborilero melodías que llevaban 40 años sin escucharse en la comarca.

Este domingo el corazón de Salamanca no solo latirá al ritmo de las Ferias y Fiestas. También lo hará al son de un tamboril y una gaita que traen consigo el eco de un pasado casi olvidado. Al frente de esa melodía recuperada estará Raúl Benito, un joven salmantino cuya pasión por el folclore charro le ha llevado a convertirse en un arqueólogo de sonidos, rescatando del silencio bailes que no se escuchaban en su comarca desde hacía cuarenta años.

Para Raúl, esta vocación no fue una herencia familiar directa, sino una llamada sentida en la niñez, una fascinación que nació al observar a los músicos de la comarca. "Desde pequeño, con 6 o 7 años, escuchaba a los tamborileros, sobre todo de Robleda, que dentro de nuestra comarca es el pueblo que mejor ha mantenido el toque", relata a SALAMANCArtv AL DÍA. No había músicos en su árbol genealógico, pero sí una admiración profunda por la figura del tamborilero. "Veía también la elegancia y la solemnidad de aquellos hombres tocando el tamboril, y yo quería aprender".

Un aprendizaje autodidacta movido por la pasión

Con solo 16 años, y sin un maestro que le guiara, decidió que esa llamada debía tener una respuesta. Se compró una gaita y un tamboril y comenzó un camino autodidacta, guiado únicamente por su oído y los recuerdos sonoros de su niñez. "Empecé a probar, me compré una gaita y el tamboril, y fui ensayando esos toques que le había ido escuchando a ellos", explica. Un aprendizaje orgánico, "de manera natural", que más tarde perfeccionaría con la ayuda de otros tamborileros de Salamanca, quienes le dieron claves "sobre todo para unir lo que es el toque del tamboril con la gaita".

Su debut no fue en un gran escenario, sino en el corazón de su propia comarca, durante las fiestas de San Silverio en Peñaparda, el 20 de junio. Allí, acompañando el encierro matutino con las vacas, sus notas sonaron por primera vez en público, marcando el inicio de un compromiso que va más allá del mero entretenimiento.

La historia del joven tamborilero que hará sonar en la Plaza Mayor los bailes perdidos de Peñaparda | Imagen 1

Aunque Raúl tiene su propio trabajo, el tamboril es mucho más que un hobby. Se ha convertido en una misión personal, un acto de custodia cultural. Su principal motivación es ser un eslabón en la cadena de transmisión del folclore. "Lo hago con la intención de que todos esos toques que yo escuché a esa gente no se pierdan y vengan otros detrás, si les interesa aprenderlos también", ha afirmado con convicción.

Este compromiso le lleva a actuar en las fiestas de su pueblo, como la del Pandero en julio, y, de forma destacada, en el Día del Tamborilero de Salamanca. Este domingo se celebra la XXXVII edición, y para él, tocar en el ágora salmantina es el máximo exponente de su labor.

La melodía que resucitó en la plaza: 40 años de silencio

La historia más reveladora de su dedicación es, sin duda, la del rescate de unos bailes perdidos. Un vecino de Peñaparda, hijo de un antiguo tamborilero ya fallecido, compartió con él las melodías que recordaba de su padre. Raúl las grabó y se dedicó a ensayarlas hasta reproducirlas con fidelidad.

Una noche de fiesta, junto a unos amigos, decidió tocarlas en la plaza. La reacción no se hizo esperar. "Al día siguiente una señora me dice que quién me había enseñado a mí aquellos toques que hacía ya por lo menos 40 años que no se habían vuelto a tocar en el pueblo, porque aquel señor había fallecido", explica. Aquel momento fue una revelación. "Nos gustó mucho, porque vimos que habíamos recuperado unos bailes que ya no se tocaban, que ya estaban perdidos".

Frente al temor de que estas tradiciones se desvanezcan en un mundo de sobreoferta cultural, Raúl Benito mantiene una visión optimista. Cree en la curiosidad de las nuevas generaciones. "Tengo la esperanza, y además es cierto que siempre hay gente joven que todavía le pica un poco la curiosidad de aprender estos toques antiguos, de mantener la tradición y de transmitirlo".

Este domingo, en el marco incomparable de la Plaza Mayor, Raúl no solo tocará el tamboril. Compartirá con salmantinos y visitantes un pedazo de historia viva, esas mismas melodías que rescató del olvido. "Hoy los tocaré en la Plaza Mayor, si dios quiere", concluye. Un acto que demuestra que la tradición no es un eco lejano, sino una voz presente que, gracias a guardianes como él, se niega a desaparecer.