El Cristo de la Laguna regresa a su ermita en romería desde Aldehuela de Yeltes

El Campo Charro se vistió de solemnidad y fervor este domingo 14 de septiembre, cuando la imagen del Cristo de la Laguna emprendió su regreso a la ermita situada en el cruce de caminos entre la Sierra de Francia y las Tierras del Yeltes. Allí aguardaban centenares de fieles, refugiados como podían bajo la sombra exigua de las paredes, del lugar sagrado vencidos por un sol que parecía empecinado en prolongar el verano.

La talla había permanecido durante una semana en la iglesia de la Purísima, en Aldehuela de Yeltes, donde fue venerada en el marco de las fiestas patronales. Cumplido ese tiempo de celebración y oración, la imagen emprendió la romería de retorno, acompañada por carruajes de tracción animal, jinetes a caballo y numerosos devotos que, paso a paso, marcaron con su presencia el camino de la fe. El Cristo viajaba en un remolque, solemne y sereno, como si la propia tierra charra se hubiese detenido para rendirle tributo.

Antes de ser introducida en la ermita, la tradición quiso abrirse paso en forma de danza: una pareja de charros bailó con gracia y recogimiento al compás de gaita y tamboril, ese dúo ancestral que aún conserva intacta la memoria musical de la comarca. Después, la ceremonia religiosa fue presidida por el párroco Juan Carlos Sánchez, acompañado por el sacerdote Andrés Bajo, los mayordomos Mercedes García y Jerónimo Sánchez y las autoridades locales, con el alcalde José Andrés Suárez Piña al frente.

El oficio culminó con la procesión en torno al santuario. Desde lo alto del Campo Charro volvía a sonar el tamboril, resonando como un eco de siglos en la vastedad de la dehesa. Ante las puertas de la ermita se celebró el ofertorio y, de nuevo, los bailes charros rindieron homenaje a la imagen sagrada, con un respeto que unía devoción y herencia cultural.

Finalmente, el Cristo de la Laguna fue entronizado en su altar, donde permanecerá hasta el próximo año, velando por los aldehuelenses y sus tierras. Desde allí compartirá la custodia espiritual con la Virgen de la Peña de Francia, que desde la cima de la montaña contempla y protege al Campo Charro, en ese diálogo de fe y tradición que, generación tras generación, sigue tejiendo la identidad de un pueblo.

Las fiestas continuarán el lunes 15 de septiembre, el cual cerrará las fiestas con un encierro a caballo, paella para la comida, patatada para la cena y como colofón la música de David Roda despedirá las fiestas del Cristo de la Laguna de 2025