“Porque vivir se ha puesto al rojo vivo”. BLAS DE OTERO, ‘Digo vivir’, en Redoble de conciencia, 1959.
La Audiencia Nacional de España ha acordado abrir diligencias tras la denuncia presentada por una asociación de apoyo a Israel por, según esa asociación, delitos de odio, desórdenes públicos y otros, realizados en las protestas contra la participación de un equipo israelí en la Vuelta Ciclista a España.
A la espera del informe fiscal sobre la admisión a trámite de la citada denuncia, y sin entrar por ahora en las razones que asisten a quienes realizan esas protestas (más en solidaridad con el pueblo palestino que por la retirada de un equipo de la competición, que también), vuelve a constatarse que, en cuanto a los derechos de manifestación y de reunión (contemplados en la Constitución), así como otros fundamentales como el de huelga, el de libertad de expresión, la presunción de inocencia o el secreto de las comunicaciones (ver cualquier noticia en prensa relacionada con esos derechos), España sigue estando en el último lugar, no tanto en la protección jurídica de los derechos individuales (leyes no faltan) cuanto en el cumplimiento efectivo de los mecanismos de su garantía y la insoportable impunidad de su transgresión.
Son ahora las legítimas (y muy oportunas) protestas en la competición ciclista, contra la doble vara de medir política y deportiva que impide a Rusia participar en eventos deportivos por su agresión a Ucrania y permite al estado genocida de Israel campar a sus anchas por cualquier competición, tanto deportiva como cultural o de otro tipo, sin cortapisa ni obstáculo alguno, además del explícito apoyo y solidaridad con el pueblo de Palestina, que está siendo literalmente borrado del mapa mediante los más crueles, inhumanos y viles procedimientos de exterminio como el hambre, las emboscadas dirigidas, los bombardeos, la destrucción de hospitales, escuelas, casas y tierras, en una asfixia real de la vida de vivir de los palestinos.
La denuncia presentada por la asociación judía ACOM no se diferencia, ni en su inoportunidad ni en su sentido último, y poco en el tamaño de su indignidad, de esas otras denuncias con que asociaciones llamadas de abogados cristianos, organizaciones fascistas de todo tipo que quieren hacer oir sus manos limpias, presentan casi a diario en cuanto la libertad, o mejor, la Libertad con todas sus ramas y en cualquier aspecto, asoma a la convivencia de los españoles y, con su luz, amenaza las oscuras túnicas de la reacción y el amedrentamiento religioso, pone en peligro los espesos ropajes del totalitarismo y de la injusticia, o pretende abrir las ventanas del mundo a las siniestras cuevas del machismo, de la imposición, el clasismo y el robo, la mentira, la manipulación, el miedo, la ignorancia o el chantaje social con que se alimenta el fascismo viejo y las nuevas inquisiciones, cociéndose y recociéndose en los podridos pucheros de la malicia.
No abogarán estas líneas, nunca lo han hecho, por clase alguna de disturbio, alboroto ni desorden en circunstancia alguna, y menos en una competición deportiva, pero sí volverán a defender el derecho de expresión y de manifestación, la saludable solidaridad expresada públicamente, y más en esta hora en que, con la anuencia y el silencio cómplices de gobernantes de todo el mundo sin ya cara de vergüenza que caérseles, se vive la hora veinticinco del exterminio final y público del pueblo palestino, la más despiadada, sanguinaria y salvaje culminación de la Nakba, la ocupación de su tierra iniciada con idénticas anuencias y silencios hace casi ochenta años, y cuya realidad e historia de sufrimiento avergüenzan a todo ser humano que pueda así llamarse.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.