La gira por pueblos de Salamanca, Zamora y Ávila aferra su profesión de cantante de clásicos de la copla.
La voz de la copla sigue teniendo quien la defienda. Sergio González, conocido artísticamente como “El Niño de Boadilla”, ha recorrido este verano los pueblos de Salamanca, Zamora y Ávila con un repertorio que enlaza la tradición de la canción española con la energía de los ritmos populares.
Natural de Boadilla —una pequeña localidad salmantina que le dio nombre artístico y primeras tablas—, González lleva desde la infancia entregado a la música. Hoy, a las puertas de los treinta, mantiene vivo el apelativo de “niño” como recuerdo de aquellos inicios y como emblema de una carrera que ha sabido madurar sin perder frescura. Su paso por el concurso televisivo “A tu vera”, emitido por Castilla-La Mancha Media, le abrió nuevas audiencias y confirmó su solvencia como intérprete de copla.
Este verano ha sido especialmente intenso: Zarapicos, Salvatierra de Tormes, Cantagallo, San Pedro del Valle, Linares de Río Frío, San Cristóbal de la Cuesta, Fermoselle, La Peña, Medinilla o Aldeanueva de la Ribera, entre otras localidades, han acogido sus actuaciones, en las que el público mayor se reencuentra con melodías que forman parte de su memoria sentimental, mientras los jóvenes descubren una tradición musical que no deja de renovarse.
Su espectáculo, de alrededor de hora y media, se estructura en tres actos: primero, la copla y la canción española; después, un giro hacia ritmos más vivos como rumbas o merengues, con guiños a artistas contemporáneos como Juanes; y, para cerrar, un repertorio festivo que invita al baile y a la complicidad colectiva.
«El verano es una época de mucho trabajo, en la que actúo en muchos pueblos», comenta González. Con la vista puesta en el otoño, reconoce que estudia nuevas posibilidades: «Se me plantea la idea de entrar en un grupo, un proyecto diferente que puede abrir caminos en mi carrera».
Consolidado en el circuito popular y abierto a explorar nuevos registros, El Niño de Boadilla parece decidido a demostrar que la copla no solo pertenece al recuerdo, sino también al presente y al porvenir de la música española.