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¿Podemos cantar victoria?
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¿Podemos cantar victoria?

Actualizado 31/08/2025 23:50

Después de tres semanas Castilla y León ha dejado de arder pero ¿podemos los ciudadanos cantar victoria? En absoluto. No es la primera vez que vivimos tragedias como esta. Lo saben muy bien los habitantes de la sierra zamorana de la Culebra por citar alguna.

Volverán los veranos como es natural, hasta es posible que suban las temperaturas y nos visite otra ola de calor antes de que se vaya este, y si las autoridades autonómicas siguen sin hacer sus deberes, los fuegos, en lo que haya un palmo de monte abandonado, seguirán ardiendo, y las consecuencias en campos convertidos en desiertos, en casas desaparecidas o convertidas en fantasmas disfrazados de humo y cenizas y en pérdida de vidas humanas y víctimas de graves quemaduras, que es lo peor de todo, volverán a ser terribles, porque, salvo que afortunadamente la mayoría de los ciudadanos estemos equivocados, si los “iluminados” de la Junta no han cambiado en cuarenta años, difícilmente van a cambiar ya.

La mejor solución para impedir fuegos sería la de siempre: permitir que los vecinos y los animales limpiaran los campos, pero esto ya ni con buena voluntad es posible: los pueblos se están quedando sin gente, los vecinos que van quedando son mayores y los que van de visita van a quejarse de que cantan los gallos por las mañanas, huele a vacas todo el día y por las tardes no hay piscina, ni bares ni discotecas donde divertirse por las noches. La solución pues no sería otra que la de tener forestales que se encargaran de este trabajo. También el número necesario de bomberos en plantilla, con contratos fijos, con sueldos dignos, con equipos adecuados, con furgones, con helicópteros y cuantos aparatos sean necesarios para realizar su trabajo con el menor riesgo posible. Pero esto, a los gobernantes, les resulta caro, muy caro. Pero cómo demonios habrá que decirles para que lo entiendan que los ciudadanos lo que no queremos es pagarles a ellos los escandalosos sueldos que se fijan ellos sin contar con nadie, sus coches oficiales, sus comidas de trabajo y el largo ecétera de prebendas por tenernos de campaña electoral todos los días menos la víspera del que toca votar… Pero cómo demonios habrá que decirles para que se enteren que los ciudadanos lo que queremos es pagar salarios razonables a cuantos bomberos nos hagan falta y además preferimos que puedan cobrarlos por PODER estar de brazos cruzados… De momento lo único que se les da bien es externalizar servicios esenciales como este para eludir responsabilidades entre otras cosas que no les dan vergüenza porque sencillamente la pierden en cuanto llegan al poder. Hace unos días leí en un periódico que unos bomberos se manifestaron para pedir subida de sueldo.

Cobraban, da vergüenza decirlo, mil doscientos euros. La empresa lo entendía, les daba la razón incluso, pero no podía hacerlo, y es normal. Estamos ante una de tantas leyes con trampa. El mecanismo es muy fácil de entender. La gestión del servicio sale a concurso público. Cualquier empresario puede participar sí, pero solo los amigotes de los políticos de turno saben la cuantía que deben ofertar para que la gestión del servicio, por ser la más barata, les sea concedida. Después surgen las necesidades: bomberos que hacen falta, vehículos que hay que renovar, medios que hay que ampliar, y como nadie tiene una empresa para hacer obras de caridad, el fantástico servicio queda sin poder servir. Y lo que hace la Junta es legal, y legal es lo que hace la empresa, y como todo es legal los bomberos no pueden denunciar los hechos aunque se trate del más practicado chanchullo de nuestros gobernantes.

Lo que no externalizan es lo que deberían externalizar si tuvieran un mínimo de decencia: las fiestas, sin duda porque es la mejor herramienta para seguir mangoneando a los ciudadanos, entreteniéndolos para que no piensen si son mayores, adoctrinándolos para que no entiendan si son jóvenes, idiotizándolos en definitiva para que les ayuden a seguir en sus rentables cargos aunque se quemen los bosques, mueran los bomberos y ardan los árboles que para mayor coña nos piden que respetemos y hasta nos castigarían si nos pillan por no hacerlo.

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