Cuando la tragedia se vive en primera persona es difícil mantener la cabeza sensata y el pulso firme, pero esta carta de apoyo y agradecimiento no puede esperar más
Siempre o casi siempre la ficción se ve superada por la realidad. Lo que hemos vivido estos días en nuestra comarca de Vitigudino ha sido algo terrible, producto de una pesadilla muy real. Cuando la tragedia se vive en primera persona es difícil mantener la cabeza sensata y el pulso firme, pero esta carta de apoyo y agradecimiento no puede esperar más.
El dantesco fuego que el día 15 agosto comenzó en el término de Cipérez devastó parte del término agrícola y forestal de Cipérez, Gomeciego, El Huelmo, El Villar de Peralonso, Espadaña, el Groo, Cerezal de Puertas, Pedernal, Tremedal y Villaseco de los Reyes. Como una langosta imparable el fuego también alcanzó núcleos urbanos. En la mayoría, el pueblo, los vecinos y vecinas y personas voluntarias, ayudados con ramas de roble, lograron sofocarlo, pero en otros municipios el monstruo arraso prácticamente todo el casco urbano, llevándose por delante casas, enseres, pertenencias, recuerdos...
Todo mi apoyo y cariño para aquellas personas damnificadas que han visto sus casas y sus naves consumidas por las llamas; que han perdido animales, arboleda, paquetes de forraje y paja y pastos para los animales, además de sufrir daños en las instalaciones de sus parcelas. Sé que hoy enfrentan el estrés diario de cuidar a su ganado en estas condiciones, y que ello mellará su economía durante varios años. Porque es el campo el que da producción, alimenta al ganado, y en el último eslabón se encuentra el ganadero/a – agricultor/a.
Ha sido admirable y un ejemplo del que aprender, la labor de centenares de personas unidas, muchas sin conocerse, que llegaban al fuego para ayudar, cuyas herramientas eran una simple rama de roble o un cubo de agua, luchando al unísono contra un gigantesco monstruo, atentos a los cambios del viento, porque al menor descuido podían quedar atrapados en él. También los animales nos han dado lecciones asombrosas: como aquella vaca con un ternero de dos días, que supo que debía protegerlo del fuego, porque era demasiado pequeño para huir. Lo dejó junto a un risco, huyó y cuando el fuego calcinó todo, regresó pisando cenizas aún calientes, para reencontrarse con su cría que había sobrevivido.
Quiero continuar esta carta agradeciendo a cada una de las personas que colaboraron con Cruz Roja en esos momentos de agitación e incertidumbre, intentando mitigar las consecuencias que este desastre trajo consigo.
En primer lugar, dar las gracias a la labor de Javier Muñiz, alcalde de Vitigudino, que desde el primer minuto estuvo con nosotros/as, ayudando y apoyando en el albergue de campaña instalado en el pabellón de Vitigudino, para atender a las personas afectadas, dejando todas las labores que como regidor le requerían el día 15 de agosto, festividad en la localidad. Por motivos ajenos a Cruz Roja, e indicaciones de las autoridades competentes, el alberge se tuvo que desmontar y trasladar a otra localidad.
Envío todo mi apoyo a los/as regidores/as de los municipios afectados, que permanecieron junto a sus vecinos luchando contra el incendio, siendo muchos de ellos doblemente afectados, por ser profesionales de la agricultura-ganadería. Entre ellos también se encontraba Luisa de Paz, sofocando el fuego en Cipérez.
Quiero reconocer y agradecer la labor de los numerosos voluntarios y voluntarias que acudieron al albergue provisional, instalado en Vitigudino, para prestar su ayuda en aquello que se precisaba: hacer bocadillos, acopio de agua, ayudar a montar camas, ofrecer atención médica y apoyo psicológico. Unas simples palabras nunca serán suficientes para expresar mi gratitud por lo que hicieron, dejando a sus familias y la fiesta de Vitigudino para estar junto a nosotros. Toda mi admiración.
Reconocer de forma pública la labor del voluntariado de Cruz Roja de la Asamblea de Vitigudino, que de forma ejemplar atendió el puesto de mando instalado por los intervinientes en Villar de Peralonso, haciendo guardias las 24 horas del día, para dar cobertura a todos los/as profesionales y personas afectadas que colaboraban en las labores de la extinción del incendio. En algún momento, dada la virulencia y cambio contino del viento, incluso poniendo en riesgo su integridad física, para dar cobertura a las personas que estaban en cada zona afectada.
Mi agradecimiento también a los supermercados, tiendas, panaderías y todos los establecimientos que colaboraron y nos abrieron sus puertas, a pesar de ser festivo, para ayudar con el avituallamiento a las personas que lo requerían.
No puedo olvidar al personal técnico de Cruz Roja, tanto de la Asamblea de Vitigudino, como de otras Asambleas que nos han ayudado a afrontar esta dantesca situación, Estela, Jennifer, Nuria, Alberto... una intervención solidaria y ejemplar en todo momento.
Mientras termino esta carta, la zona de Vitigudino vuelve a verse afectada por otros dos incendios uno en Pozos de Hinojo y otro en Moronta. Gracias a la colaboración y a la llegada de efectivos, ambos pudieron ser sofocados, aunque no sin pérdidas para los/as afectados/as, a quienes envío mi apoyo y consuelo.
Por supuesto agradecer a todos los/as profesionales que intervienen y colaboran, de manera incansable, en la extinción de los incendios, intentando que el impacto y los daños sean los menores posibles.
De los siete principios de Cruz Roja dos han destacado estos días: Carácter Voluntario y Unidad. Gracias a ellos hemos podido apoyar a las personas que trabajaban en la extinción del incendio y que han sufrido sus consecuencias.
Un fuerte abrazo.
Fdo: Adela Prieto Hernández
Presidenta de la Asamblea Comarcal de Cruz Roja en Vitigudino