Viernes, 05 de diciembre de 2025
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Y Nacho nos llevó de calle
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OPINIÓN DE FRANCISCO CARO

Y Nacho nos llevó de calle

Actualizado 14/08/2025 17:33

No tenemos una calle para don José María, ni tampoco para su hermano Basilio, no hay calle para los Martín Patino, dos ilustres lumbralenses

En Lumbrales tenemos una calle dedicada al Palo, una calle al Pozo, otra al Grajo. Tenemos calles Anchas y Largas, Retuertas, con Recodos, Regueros y Resbalinas. Hay calles para la Parra, para la Encina, los Fresnos, los Chopos… y hasta para el Tigre, que ya me gustaría que alguien me explicara a santo de qué. Incluso tenemos una calle a la Duda, señal de que se nos acababan las ideas para tanta nomenclatura.

Y no es tan difícil encontrar nombres, la verdad.

Si estos se deciden por su historia, sus costumbres, su geografía, su topografía… todos los pueblos tienen historia. Y Lumbrales también. Ahí está la calle de don Ricardo Pinto da Costa, casado con una lumbralense, que nos trajo el tren y la esperanza del progreso, aunque apenas duró un siglo. Y la del alcalde que le apoyó, Gaspar Galván. Y la de Don Desiderio Martín, oculto tras ese Buen Maestro, que, aunque desconocido para la mayoría, dejó huella y, al menos, dos pupilos ilustres.

Pero ahí se acaba todo.

¿No tenemos más personajes ilustres en Lumbrales?

Pues parece que sí, y muy próximos al Buen Maestro.

Afortunadamente Nacho Francia lo tenía claro y ayer, apoyado por otros lumbralenses con conocimiento de causa (en este caso de Pepe, como le llamaron todos), lo puso de evidencia —y lo propuso sin estridencia— en la Mesa Redonda conmemorativa del 100 aniversario del nacimiento de Don José María Martín Patino.

El hijo de don Desiderio fue una mente privilegiada que contribuyó decidida y decisivamente en la España que hoy tenemos. Bueno, la de hace unos años, (toquemos madera), cuando salíamos de una dictadura y queríamos pasar página, aunque quedaran heridas sin cerrar y tumbas sin abrir.

Martín Patino, a través de su Fundación Encuentro, estuvo allí, y habló con el Rey, y habló con Suárez, y habló con Felipe, y habló con los militares y habló, posiblemente, también con ETA (“hay cosas que no se pueden decir”, comentaron en algún momento los ponentes). Su talante y su talento tuvo la habilidad de la concordia y la capacidad de conseguir puntos de encuentro en una etapa muy difícil de nuestra historia reciente.

En nuestra zona logró que la esquiva Iberdrola se implicara, junto a varios ayuntamientos de la zona, en la creación de la Asociación de Municipios de la Raya del Duero, un proyecto que adelantó en más de una década la llegada de las comunicaciones y las redes a nuestros pueblos.

Pero no tenemos una calle para don José María; ni tampoco para su hermano Basilio, otro ilustre lumbralense reconocido a nivel internacional. No hay calle para los Martín Patino, y eso dice poco de nuestro callejero y mucho de nuestra mentalidad, capaz de llevar a la hoguera, todavía hoy, a otro lumbralense cuya herejía aún está por demostrar.

En fin, que estamos de acuerdo con Nacho Francia y apoyamos su propuesta: una calle para los Hermanos Martín Patino.

Quizá, dentro de unos años, la gente se pregunte quiénes eran, como hoy nos preguntamos lo del Tigre. Pero, de momento, ayer, con el epílogo emocionado de nuestra Avecilla, que tanto le gustaba cantar a él en las sobremesas del Día de la Patrona, el recuerdo de los Patino removió nuestro patriotismo chico, el de andar por casa, ese que mamamos de pequeños y nos cala como la lluvia fina, sin notar que nos empapa, hasta las raíces de nuestra identidad.