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La memoria del campo salmantino cobra vida en El Tormes con carros de labranza en miniatura
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La memoria del campo salmantino cobra vida en El Tormes con carros de labranza en miniatura

Actualizado 04/08/2025 18:08

Los artesanos salmantinos Jesús Verdejo y Adolfo Gómez de la Torre exponen una veintena de sus carros de labranza en miniatura en el Centro Comercial El Tormes

El Centro Comercial El Tormes se convierte desde este lunes en un museo de la memoria rural de Salamanca. En el local de la planta baja situado frente a Silbon, se ha inaugurado una exposición única que rinde un minucioso tributo a las raíces y la historia del campo charro: una muestra de carros de labranza antiguos, recreados a escala con una precisión y un cariño excepcionales.

La colección, que estará abierta al público hasta finales de este mes de agosto, presenta una veintena de piezas elaboradas íntegramente a mano por los artesanos salmantinos Jesús Verdejo López y Adolfo Gómez de la Torre.

El origen de esta impresionante colección se remonta a casi dos décadas, concretamente al año 2005. Nace de la experiencia vital de Jesús Verdejo, cuyo padre era labrador. Los recuerdos de infancia y juventud, marcados por el trabajo en el campo y los carros tirados por animales, son la semilla de este proyecto.

Lo que comenzó como un gesto íntimo, el de construir y regalar estas réplicas a familiares y amigos para preservar un recuerdo, ha evolucionado hasta convertirse en un tesoro artesanal que supera las 200 piezas únicas.

Cada una de las obras expuestas es el resultado de un meticuloso proceso colaborativo que demuestra una profunda pericia y dedicación. La creación de cada pieza se divide en dos fases clave:

  • La construcción: Jesús Verdejo es el encargado de dar forma a cada carro. Utilizando sus recuerdos y conocimientos, construye a mano cada estructura, cuidando cada detalle de las maderas y los accesorios para garantizar la máxima fidelidad a los vehículos originales.
  • El acabado: Adolfo Gómez de la Torre aporta el toque final. Con su habilidad para la pintura, dota a cada pieza de vida y realismo, aplicando los colores y texturas que evocan el paso del tiempo y el uso en las labores agrícolas.

Con esta iniciativa, El Tormes no solo ofrece una actividad cultural a sus visitantes, sino que también lanza una invitación a reconectar con una parte fundamental de la historia local. La exposición es una oportunidad para que las nuevas generaciones descubran cómo eran las herramientas que forjaron el paisaje y la economía de la provincia, y para que los mayores revivan estampas de un pasado no tan lejano.

La muestra reivindica la importancia de conservar y difundir las tradiciones que han moldeado la identidad salmantina, convirtiendo un espacio comercial en un punto de encuentro con el legado del campo charro.