La investigación, enmarcada en el proyecto europeo PAINCAGE y desarrollada por un consorcio internacional, abre la puerta a desarrollar fármacos más seguros y eficaces contra una dolencia que afecta a una de cada cinco personas en el mundo
Un equipo de investigadores del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCyL) de la Universidad de Salamanca, liderado por el científico Juan Carlos Arévalo, ha dado un paso fundamental para comprender y combatir el dolor crónico asociado a la artrosis. El estudio ha logrado identificar nuevas vías genéticas implicadas directamente en la cronificación del dolor articular, un avance que podría revolucionar el tratamiento de esta patología tan extendida.
Este hallazgo se ha producido en el marco del proyecto europeo PAINCAGE, una ambiciosa iniciativa financiada por la Unión Europea que busca desentrañar los mecanismos moleculares del dolor para crear terapias más efectivas y con menos efectos adversos que las actuales.
¿Por qué el dolor de la artrosis es tan difícil de tratar?
El dolor es una señal de alarma vital para la supervivencia. Sin embargo, cuando persiste en el tiempo, como ocurre en la artrosis, deja de ser un síntoma para convertirse en una enfermedad crónica. Según los datos disponibles, esta condición afecta a una de cada cinco personas a nivel global y, con frecuencia, los tratamientos disponibles, como los opioides o los antiinflamatorios, no ofrecen una respuesta satisfactoria o conllevan importantes efectos secundarios.
El equipo de investigación centró su trabajo en una ruta de señalización celular clave en la percepción del dolor: la mediada por el factor de crecimiento nervioso (NGF) y su receptor, conocido como TrkA. Utilizando modelos experimentales de artrosis en ratones, los científicos observaron cómo esta vía activa una cascada de genes y procesos celulares que perpetúan la sensación de dolor.
Gracias al uso de técnicas avanzadas de análisis genético y transcriptómico, el estudio ha identificado por primera vez la implicación directa de varios genes en este proceso. Aunque algunos ya se habían relacionado con el dolor en otros contextos, su papel en la artrosis era prácticamente desconocido hasta ahora.
Hacia nuevos fármacos: el futuro del tratamiento
La identificación de estas dianas genéticas específicas es crucial, ya que abre la puerta al diseño de tratamientos que actúen de forma mucho más precisa. "Comprender qué genes se activan en la artrosis a través de esta vía de señalización nos permite avanzar en el diseño de fármacos más precisos y efectivos", señalan los autores del estudio.
El objetivo final es desarrollar medicamentos que silencien estas señales de dolor sin los efectos adversos de los fármacos actuales, mejorando así significativamente la calidad de vida de millones de pacientes.
Un consorcio internacional de excelencia con sello salmantino
Este avance no habría sido posible sin una estrecha colaboración multidisciplinar e internacional. El estudio, liderado desde el INCyL-USAL, ha contado con la participación de un potente consorcio de instituciones de primer nivel:
Con esta investigación, el INCyL consolida su posición como un referente internacional en el estudio del sistema nervioso, cumpliendo su misión de generar ciencia de excelencia con un impacto directo en el bienestar de la sociedad.