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Más de 40°C y piel seca: las señales de alarma del golpe de calor que no debes ignorar
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Más de 40°C y piel seca: las señales de alarma del golpe de calor que no debes ignorar

Actualizado 15/07/2025 19:24

El servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Ayuntamiento de Salamanca ha difundido una guía para actuar ante un golpe de calor, una emergencia médica que se produce cuando el cuerpo supera los 40°C

Con la llegada de las altas temperaturas, el riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta de forma significativa. Se trata de una emergencia médica grave que, de no tratarse a tiempo, puede tener consecuencias irreversibles. Para ayudar a la ciudadanía a entender, prevenir y actuar ante esta situación, el servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Ayuntamiento de Salamanca ha difundido una guía detallada con pautas claras.

Un golpe de calor se produce cuando el organismo es incapaz de regular su propia temperatura y eliminar más calor del que genera o absorbe, superando los 40 °C. Según la información difundida por el consistorio salmantino, por encima de los 40,5 °C, el cuerpo humano pierde el control térmico, desencadenando un desajuste que puede poner en riesgo la vida y dejar secuelas permanentes.

Señales de alarma: cómo identificar un golpe de calor a tiempo

Los síntomas pueden manifestarse de forma repentina y es crucial reconocerlos para actuar con la máxima celeridad. Se clasifican en varias categorías para facilitar su identificación.

  • Temperatura corporal interna superior a 40,6 °C.
  • Taquicardia (aumento del ritmo cardíaco) y respiración rápida.
  • Cefalea (dolor de cabeza intenso).
  • Náuseas y vómitos.
  • Piel seca, roja y caliente.
  • Reducción o ausencia total de sudoración, una señal de alarma clave.
  • Confusión, irritabilidad y posibles convulsiones.
  • Pérdida de consciencia o desorientación.
  • Pupilas dilatadas.

Existen diversas circunstancias que aumentan la probabilidad de sufrir un golpe de calor. El Ayuntamiento las clasifica en factores climáticos, laborales e individuales.

  • Exposición a temperaturas y humedades relativas altas.
  • Exposición directa y prolongada a los rayos del sol.
  • Dificultad para suministrar agua fresca, especialmente en trabajos a la intemperie.
  • Realización de trabajo físico intenso.
  • Pausas de recuperación insuficientes durante la jornada laboral.
  • Uso de equipos de protección individual (EPIs) que impiden la correcta evaporación del sudor.
  • Pérdida de aclimatación: el cuerpo tarda entre 7 y 15 días en adaptarse al calor, pero esta adaptación se pierde en solo una semana de inactividad.
  • Condición física general deficiente.
  • Existencia de antecedentes médicos previos (enfermedades cardiovasculares, respiratorias, etc.).
  • Ingesta de determinados medicamentos como antihistamínicos, diuréticos o antidepresivos.
  • Consumo de bebidas con alcohol o cafeína, que favorecen la deshidratación.
  • Sobrepeso.
  • Factor edad: los niños y las personas mayores son especialmente vulnerables.
  • Hidratación inadecuada.

Protocolo de actuación: ¿qué hacer ante los primeros síntomas?

Si se detectan uno o varios de los síntomas mencionados, es vital actuar con rapidez siguiendo estos pasos:

  • Parar inmediatamente la actividad que se esté realizando e intentar refrescar a la persona afectada.
  • Situarla en un lugar fresco y a la sombra.
  • Ofrecerle agua a sorbos pequeños y de forma continuada.
  • Solicitar ayuda y acudir a un centro médico cercano para una valoración profesional.
  • Si el estado de la persona es grave, empeora o hay pérdida de consciencia, avisar inmediatamente al servicio de emergencias 112.

Anticiparse al riesgo es la medida más eficaz. El Ayuntamiento de Salamanca recomienda aplicar las siguientes pautas preventivas, especialmente en el ámbito laboral y durante la actividad física:

  • Adaptar los horarios a la carga física del trabajo, evitando las horas de máximo calor (generalmente entre las 12:00 y las 17:00 horas).
  • Aumentar la frecuencia y la duración de los descansos, realizándolos siempre en lugares frescos y a la sombra.
  • Mantener una hidratación continua, bebiendo agua frecuentemente incluso sin tener sed.
  • No realizar trabajos que requieran un esfuerzo físico intenso a altas temperaturas.