Ciudad Rodrigo recuerda solemnemente a los que “murieron por la patria” hace 215 años

Como ya se ha convertido en tradición cada 10 de julio, Ciudad Rodrigo honró la memoria en la mañana del jueves -coincidiendo con el 215 Aniversario de la entrada de las tropas napoleónicas en la ciudad tras dos meses y medio de asedio- de los caídos durante la Guerra de la Independencia, con un acto militar en la Plazuela de Herrasti, hasta donde pudieron acercarse todos aquellos que quisieron.

Como se explicó en la presentación de las Jornadas Napoleónicas-Homenaje a Herrasti en el que está encuadrado, el acto militar fue más reducido de lo habitual ya que, debido a la visita de la ministra de Defensa Margarita Robles a Salamanca capital, no se habían podido desplazar tantos integrantes como en años anteriores del Regimiento de Especialidades de Ingenieros Número 11 de Salamanca.

En todo caso, este acto en recuerdo de “los que murieron por la patria” (como se recordó al inicio) siguió la dinámica habitual, arrancando oficialmente con la entrada en escena de la autoridad que lo presidió, Juan Jesús Laguna, comandante del REI Nº11, quién en primer lugar recibió el saludo de la Banda de Guerra y el Piquete de Honores del mismo REI que protagonizaron el acto, a cargo del sargento Alejandro Cabrero Martín.

A continuación, Juan Jesús Laguna pasó a ocupar la posición presidencial, estando situadas a sus laterales numerosas autoridades. A nivel político, asistieron la mayor parte de la Corporación Municipal encabezada por Marcos Iglesias; la subdelegada del Gobierno en la provincia de Salamanca, Rosa López; el secretario de la Delegación Territorial de la Junta en Salamanca, Fernando Díaz Torres; y los diputados provinciales Gerardo Marcos y Mario Cavero.

Del ámbito eclesiástico ocuparon una posición destacada tanto el Obispo José Luis Retana como el presidente del Cabildo Catedralicio, Ángel Martín Carballo; mientras que de las fuerzas y cuerpos de seguridad estuvieron el jefe de la Policía Local, Narciso Caridad; el capitán de la Guardia Civil, Pablo Gatel; los subdelegados de Defensa en Salamanca entrante y saliente, Emilio García Herrera y José Gallo Rosales; o el teniente coronel ingeniero retirado del Ejército del Aire y del Espacio Ángel Álvarez Marcos.

Además, por parte del Centro de Estudios Mirobrigenses asistió su vicepresidente, José Ramón Cid Cebrián, y por supuesto no faltaron varios descendientes del General Andrés Pérez de Herrasti, quién no tuvo más remedio que capitular la ciudad el 10 de julio de 1810.

Como primera parte del acto (que duró unos 20 minutos en total), dos soldados del Regimiento de Especialidades izaron en el mástil situado junto a la Brecha Grande una bandera de España, mientras la Banda de Guerra del citado Regimiento interpretaba el Himno Nacional.

A continuación, se procedió a homenajear “a los soldados de todos los tiempos” (haciéndose hincapié en “los caídos en el primer asedio de las tropas napoleónicas”) para lo cual se depositó una corona a los pies del Monumento a Herrasti situado en el centro de la Plazuela. El alcalde Marcos Iglesias y un descendiente de Andrés Pérez de Herrasti se encargaron de depositar la corona, que había sido acercada hasta el lugar de forma solemne por integrantes del REI.

En ese mismo momento -y también en memoria de los caídos- se encendió un caldero junto al Monumento, encargándose el Obispo José Luis Retana de pronunciar un responso, todo ello mientras la Banda de Guerra interpretaba una pieza, a cuya conclusión el piquete de honores disparó unas salvas.

Como cierre del acto, se cantó el Himno de Ingenieros y el Piquete de Honores procedió a retirarse de la Plazuela tras solicitar permiso para ello. En ocasiones anteriores, a este acto militar le seguía un desfile de las tropas hasta la Plaza Mayor, pero debido a la asistencia de menos integrantes del REI Nº11, este año no se llevó a cabo, completándose la mañana con un concierto.