, 07 de diciembre de 2025
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Sevilla, capital del mundo y del desarrollo
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Al cabo de la calle

Sevilla, capital del mundo y del desarrollo

Actualizado 05/07/2025 09:12

La IV Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo (FfD4) organizada por la ONU (Organización de Naciones Unidas) y realizada en Sevilla entre los días 30 de junio y 3 de julio, acaba como empezó y se esperaba: con un sabor agridulce, con luces y sombras, con un insuficiente, pero como un punto de partida necesario. Es todo lo que se podía esperar, dadas las circunstancias y el contexto internacional.

Un contexto en el que el multilateralismo que se había logrado en las últimas décadas está en crisis, cuya consecuencia más global es que se cuestiona la primacía del bien común y se manifiestan particularismos con ambiciones de supremacía mundial por parte de algunos estados como Estados Unidos y China, seguidos de Rusia, que quieren controlar el mundo, ellos solitos, para satisfacer sus propios intereses. Por eso sus dirigentes no acudieron a la Conferencia de Sevilla y el primero de ellos ni siquiera envió representación alguna.

Hace un año, los países del Sur (pobres) impulsaron una agenda en la que se les pedía a los países del Norte (ricos) que abordaran profundas reformas de la arquitectura financiera internacional que favoreciera el desarrollo, tales como la fiscalidad, los flujos de capital, la deuda y la cooperación. Grandes temas que, junto con los recortes de Trump (EE. UU.) y la deuda que ahoga al Sur Global, se han abordado en la Conferencia de Sevilla. Si bien, ha sido en el ámbito de la deuda y la cooperación donde ha habido más división entre los países pobres y países ricos. No tanto en el ámbito del diagnóstico y enunciados, mayoritariamente compartidos, como a la hora de abordar las soluciones.

La Conferencia de la ONU se ha cerrado con el llamado “Compromiso de Sevilla” que rebaja algunas de aquellas expectativas, especialmente en lo relacionado con la cooperación y la gestión de la deuda. Resultados que muchos de los asistentes, observadores y público en general, consideran insuficientes. Pero que, ante la inacción de algunos, muchos los vemos como una llamada a la acción y a la espera de poder lograr los objetivos en una mejor coyuntura que pueda darse más adelante. Mientras, el citado Compromiso movilizará recursos para canalizar más financiación y aumentar la capacidad fiscal de los países en desarrollo, entre otros aspectos.

La Conferencia en cuestión deja una sensación agriodulce entre los cooperantes y las organizaciones de la sociedad civil. Las ONG pedían más ambición ante tal evento y la siguen pidiendo tras su celebración porque, a la hora de poner en marcha las resoluciones, se pondrá de manifiesto que "Las necesidades son mucho mayores que los acuerdos", resume Pablo J. Martínez, de Oxfam.

A la vez y dado el contexto internacional con la deriva militarista, egocéntrica de los países más poderosos, y el cierre dado a la ayuda al desarrollo de un país como EE. UU. que aportaba el 40 % de la ayuda humanitaria global, este pacto firmado en el Compromiso de Sevilla por 192 países (todos los que componen la ONU excepto EE. UU.) abre puertas y ventanas a la esperanza por una justicia fiscal, una reforma del sistema financiero internacional y un enfoque nuevo sobre la deuda que permita respirar a los 3.400 millones de personas que, según Naciones Unidas, viven en países en los que el pago de la deuda pública triplica el gasto en salud y duplica el de educación.

El que los acuerdos contenidos en el Compromiso de Sevilla sean señales en la buena dirección, no implica que nos olvidemos de las realidades. Así, desde 1970 en que Naciones Unidas estableció el objetivo del 0,7 % del PIB (Producto Interior Bruto) destinado a la ayuda al desarrollo y los países ricos se comprometieron a cumplirlo, a la altura del 2024 solo Dinamarca, Noruega, Suecia y Luxemburgo, lo habían cumplido. Sin embargo, hasta hoy no hay ninguna consecuencia ante la falta de ese compromiso.

Esta cifra prevista para el desarrollo, no desembolsada por los países ricos y que se adeuda al Sur Global, asciende a casi 7,2 billones de dólares en 2025, según la coordinadora de las ONG. Una cantidad que proporcionaría el margen fiscal suficiente para financiar la erradicación de la pobreza y hacer frente a las desigualdades más imperiosas. España mantiene el compromiso de conseguir el objetivo del 0,7 % en el horizonte del 2030, lo que supondría una cantidad de 14.500 millones de euros, frente a los 4.200 millones que asciende la aportación actual del 0,25 %. Confiemos en que la renovación de las buenas intenciones rubricadas en el Compromiso de Sevilla, se convierta en realidades.

El informe final de esta IV Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo en forma de “Compromiso de Sevilla” (negociado antes de comenzar el evento) inicialmente resultaba poco preciso y menos ambicioso. En la redacción del mismo no había ninguna garantía, como corresponde al documento final este tipo de eventos, cuyo esquema de acuerdos políticos son lo suficientemente ambiguos como para que se pueda llevar a cabo todo lo que se dice, o quedarse en un foro de debate sin efectividad real significativa. Todo dependerá de lo que se haga después, porque no son tratados o acuerdos vinculantes.

Ahora bien, en el caso de esta Conferencia compuesta por más de 200 delegaciones de todo el mundo y cerca de 400 actos, se abrieron las sesiones con más de 100 iniciativas concretas, destinadas a cambiar la forma de financiación y mejorar la arquitectura internacional para potenciar el desarrollo. Durante cuatro días de debates, los países han renovado su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y han consensuado una hoja de ruta conocida como “Compromiso de Sevilla”, para tratar de cubrir los cuatro billones de dólares anuales que se necesitan para alcanzar aquellos.

Esa hoja de ruta no solo contiene palabras, también acciones. Se ha creado la Plataforma de Acción de Sevilla, un instrumento para asegurar que estos compromisos se materialicen en proyectos concretos y se hagan realidad. Según la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, “la Plataforma cuenta con una alianza para aliviar el estrés fiscal de los países en tiempos de crisis, medidas para los riesgos de las divisas y también la introducción del impuesto de solidaridad para los vuelos privados y de primera clase para recaudar nuevos fondos para el desarrollo sostenible".

Además, la Plataforma ya tiene 130 iniciativas registradas, en las que hay involucrados 37 países, siete bancos multilaterales, siete organizaciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil. También se ha propuesto comenzar a incrementar los impuestos a los ultrarricos y poner tasas a productos que impactan sobremanera en la salud global como los ultraprocesados, el alcohol o los que llevan excesos de azúcares.

Confiemos en la fertilidad de esta Conferencia y en la humanidad compartida de la que este mundo está tan necesitado.

Escuchemos la Canción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS:

https://www.youtube.com/watch?v=GqZxoE1esss

Aguadero@acta.es

© Francisco Aguadero Fernández, 4 de julio de 2025

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