Los más pequeños, protagonistas de un encierro con minibueyes que fomenta la afición taurina en El Rebollar y La Raya.
La última mañana festiva de las celebraciones en honor a San Juan en Navasfrías se vivió con una intensidad plenamente taurina, marcada por una triple propuesta que convocó a cientos de aficionados llegados desde toda la comarca de Ciudad Rodrigo, la aneja Extremadura y la vecina Portugal.
En tiempos donde el debate sobre la tauromaquia sigue vivo, el auge de los encierros infantiles —especialmente con minibueyes— está marcando una nueva tendencia en las fiestas populares. Lejos de lo anecdótico, estos eventos se consolidan como espacios de iniciación y tradición para las nuevas generaciones, como pudo comprobarse este domingo en Navasfrías al igual que viene ocurriendo en todas las localidades españolas.
La jornada comenzó con un encierro infantil protagonizado por minibueyes de Alba de Alba de Yeltes. La participación fue notable: niños y niñas recorrieron las calles con una mezcla de emoción y adrenalina que, a su escala, rivaliza con la de los adultos. Padres y madres, orgullosos, observaban cómo sus hijos daban sus primeros pasos —figuradamente— en el mundo taurino, en un entorno controlado y sin riesgos. Una imagen que, junto con las plazas llenas de jóvenes espectadores y novilleros con aspiraciones, refuerza la vitalidad de la tradición.
Finalizado el encierro infantil, se dio paso a la II edición de la Vaca del Cajón, que, aunque centró la acción principalmente en su tramo inicial, dejó algo deslucida la experiencia en puntos como la zona de la iglesia o la plaza de Manuel Andrade, donde el animal apenas llegó tras las dos primeras carreras.
A continuación, la fiesta continuó con una capea urbana que ofreció dos vaquillas más. La participación fue entusiasta, si bien una de las astadas logró introducirse en una cochera y jardín particular, ocasionando daños materiales en el mobiliario y en dos vehículos estacionados. Un incidente que generó cierta tensión entre los propietarios, recordando que el riesgo siempre está latente en estos festejos populares.
La intensidad del calor se dejó sentir, provocando dos lipotimias entre el público, que fueron atendidas con celeridad por los servicios sanitarios. Por unos minutos se interrumpió la capea para socorrer a una de las afectadas, víctimas de un golpe de calor mientras presenciaba el festejo a pleno sol.
El acompañamiento musical de la charanga mirobrigense 'Manliao' puso la nota de alegría en los momentos de pausa, resguardándose a la sombra y contagiando al público con su ritmo animado.
Con la llegada de la tarde, los más pequeños tomaron el relevo con actividades recreativas e hinchables, poniendo así el broche final a unas fiestas de San Juan que, en esta edición de 2025, han sabido combinar tradición, juventud y afición con notable acierto.