El órgano de 1709 de la Capilla de San Jerónimo de la USAL volverá a sonar tras una restauración integral
La Universidad de Salamanca, con el apoyo financiero de la Fundación Inés Luna Terrero, ha iniciado un proyecto integral para devolver la sonoridad y valor artístico originales al instrumento creado por el maestro real Pedro Liborna Echeverría
Los ecos del siglo XVIII volverán a resonar con plenitud en la Capilla de San Jerónimo. La Universidad de Salamanca, a través de su Vicerrectorado de Cultura, Patrimonio, Sostenibilidad y Desarrollo de Campus, ha emprendido la meticulosa tarea de restaurar su órgano barroco, una empresa que cuenta con el impulso financiero de la Fundación Inés Luna Terrero.
La presentación de este ambicioso proyecto congregó a figuras clave de ambas instituciones. Matilde María Olarte Martínez, vicerrectora de Cultura, Patrimonio, Sostenibilidad y Desarrollo de Campus, y Rosa María López Alonso, subdelegada del Gobierno y presidenta de la Fundación Inés Luna Terrero, encabezaron el acto. Junto a ellas, Alejandra del Barrio Luna, restauradora y conservadora, detalló los pormenores de la intervención. El evento también contó con la presencia de expertos y responsables directos del patrimonio universitario: Eduardo Azofra Agustín, responsable de Patrimonio; Berchtold Soergel Zwoelfer, maestro organero; Ana Caramanzana Santamarta, organera y musicóloga; María Soledad Cillero Marttín, jefa de Sección de Patrimonio y Fundaciones; y Rosalía González Fernández, jefa de Negociado de Inmovilizado Fijo y Artístico.
Un legado sonoro del siglo XVIII
El órgano que preside el coro de la capilla universitaria no es un instrumento cualquiera. Data de 1709 y es obra de Pedro Liborna Echeverría, un nombre ilustre en la organería española, maestro organero del rey Felipe V y miembro de una de las sagas de artesanos más reconocidas entre los siglos XVII y XVIII. Su imponente caja, un mueble de madera policromada y marmolería, es fruto del trabajo del escultor Pedro de Gamboa, afincado en Salamanca en aquella época, y luce las armas de la Universidad en su versión reducida: tiara con tres coronas, ínfulas y llaves cruzadas.
La delicada tarea de devolverle su voz original recae en Ana Caramanzana Santamarta y Berchtold Soergel Zwoelfer, del Taller de Órganos y Pianos. Ambos profesionales aseguran que, “aunque el órgano se encontraba en funcionamiento, sin embargo, presentaba algunos problemas graves, que aconsejaban una intervención integral”. El objetivo primordial es que el instrumento recupere su estado inicial y pueda cumplir la función para la que fue concebido: sonar para el culto.
Respeto total a la obra original
La filosofía de trabajo de los organeros se basa en el "respeto total a la obra". Todas las fases de la restauración, desde la conservación preventiva y curativa hasta la arqueológica, estética e histórica, se guiarán por este principio, buscando minimizar cualquier alteración y preservar los valores artísticos y materiales del órgano en su unidad visual, técnica y sonora.
Por su parte, Alejandra del Barrio Luna se encargará de la restauración de la caja del órgano, concebida como un retablo adscrito al instrumento musical. Realizada por Pedro de Gamboa en 1709 en madera de pino, con policromía al óleo y dorado al agua, la estructura ha sufrido el paso del tiempo. Un ataque de xilófagos afectó a paneles, jácenas y faldetas posteriores, comprometiendo su estabilidad. Además, los anclajes de los coronamientos, sustituidos en intervenciones previas, no resultaron óptimos para soportar las vibraciones.
A nivel pictórico, las zonas doradas presentan desprendimientos y excavaciones, junto con desgastes y lagunas cromáticas que, en algunos casos, fueron tratadas con métodos no ajustados a los criterios actuales de restauración. La intervención buscará conservar la obra para su funcionalidad y ajustarla a una lectura estética correcta.
Los trabajos en el soporte incluirán un tratamiento preventivo contra el biodeterioro, consolidación estructural, la creación de un nuevo sistema de montaje para los coronamientos y la reintegración volumétrica de lagunas. En el plano pictórico, se procederá al sentado de color de la policromía, limpieza física de barniz sobre dorados, limpieza de suciedad superficial sobre marmoleados, estucado de lagunas, una reintegración cromática en rigatino reversible y la aplicación de una capa de protección final.
