Vitigudino se entrega al embrujo de San Juan con fuego, danza y música
La velada estuvo marcada por la danza purificadora de los usuarios de Asprodes y la posterior verbena a cargo de la Orquesta Vinilo
La noche más corta del año se vivió con especial intensidad en Vitigudino este lunes, 23 de junio. Un buen número de personas se congregó en la plaza del Mercado de Abastos para celebrar la hoguera de San Juan, un evento organizado por el Ayuntamiento, desconocido al menos, en las últimas décadas en Vitigudino, y que sirvió para ahuyentar los malos presagios y dar la bienvenida al verano, justo después de la finalización de las fiestas del Corpus el pasado domingo.
Pasadas las diez y media de la noche, la oscuridad comenzó a ceder ante el resplandor de las llamas. Una hoguera, construida con leña de palets, se erigió como el centro de la celebración, iluminando la plaza y creando un ambiente de expectación entre los asistentes, pues se trataba de un evento nunca visto en Vitigudino por las actuales generaciones.
Con el fuego en su apogeo, aunque con las llamas ya algo más reducidas, llegó uno de los momentos más esperados. Los usuarios de Asprodes, bajo la dirección de Raquel García Sevillano, iniciaron una particular danza que evocaba un akelarre. Sus movimientos, cargados de simbolismo, buscaban ahuyentar el mal de ojo y las energías negativas.
La iniciativa de Asprodes no tardó en contagiar al público. Pequeños y mayores se fueron sumando al baile, participando activamente en este ritual ancestral, formando un gran corro que rodeó las llamas. A continuación, cuando las llamas dieron paso a las brasas incandescentes, llegó el momento en el que el público tuvo la oportunidad de quemar pequeños trozos de papel en los que previamente habían escrito aquellos malos momentos y recuerdos del último año que deseaban dejar atrás, confiando al fuego su desaparición.
Con la hoguera dando sus últimas bocanadas, la noche continuaba con la animación musical de la orquesta Vinilo. El grupo ofreció una verbena que hizo las delicias de los presentes, con un repertorio que repasó los grandes temas de los guateques de los años 70, 80 y 90. La música invitó a bailar y a recordar viejos tiempos, prolongando la celebración hasta bien entrada la madrugada.
