Ser uno de los médicos españoles que no secundó el reciente 13 de junio la huelga convocada por la CESM (CEMS en la versión hablada), que puede tener una secuela el 10 de octubre según se ha sabido esta semana, no me impide venir hoy con el pico a ejercer de piquete y con la pala a dar un poco la paliza con las reivindicaciones de la profesión.
No hacer huelga, nunca, por principio, porque no me cabe en la cabeza lo de no trabajar para mejorar el trabajo, así de rígido seré, no me aparta de traer una vez más a esta Calle de la Fe lo que pienso y siento como médico, uno más, uno de tantos, o uno de los pocos que nuestros gestores sanitarios dicen encontrar para ejercer en la España vacía.
No tengo claro que se entienda a los representantes sindicales cuando reclaman un “estatuto propio” para los médicos, que distinga la singularidad de nuestra profesión, frente al estatuto común que defiende, con tonillo, el Ministerio. Aunque no comparta por completo todas las conclusiones, lógicamente, sí recomiendo leer el breve documento (también lo hay extendido) que la asociación Médicos Unidos por sus Derechos alumbró tras una encuesta en la que participé, como lo hice desde el ámbito de la opinión y el diálogo, y también de la manifestación pública, en los primeros tiempos de la asociación, hace cinco años. Aquel sábado hubo menos corrupción política que la destapada el 13 de junio así que pillamos más y mejor cuota de pantalla.
El documento de MUD planteaba unas prioridades y proponía una serie de medidas que abarcan diferentes ámbitos: tipos de contrato y derechos laborales, y aquí encaja ese “Estatuto del Médico”; condiciones de la atención sanitaria; atención continuada (guardias); retribuciones; sostenibilidad del sistema sanitario; sanidad privada y médicos en ejercicio libre; docencia y formación. Rescato algunas, con lorquiana apoyatura, porque son las cinco y alguien no ha comido... ni deja comer.
Un niño trajo la blanca sábana a las cinco de la tarde. Gestión trasparente y eficaz de las bolsas de empleo, tiempo máximo para su publicación. ¿Qué decir de esto por mucho que la llamen “abierta y permanente”? La blanca sábana es un oscuro velo a menudo. Y no sólo para los médicos, también para nuestros compañeros enfermeros y demás familia. Listas, cortes, baremos... comisiones de servicio según cómo y por qué... plazas en oposiciones según dónde y cuándo...
Y un muslo con un asta desolada a las cinco de la tarde. Declaración del ejercicio de la Medicina como profesión de riesgo. Y tantas otras que, misteriosamente, en España no están así consideradas.
Cuando la plaza se cubrió de yodo a las cinco de la tarde. Reducción significativa de la burocracia en la vida laboral del médico. Que se come gran parte de la consulta, cubierta por el yodo del papeleo, ante lo que algunos aplicamos el dique de la lejanía, de la consulta sin tanta carga, sin tanta prisa.
Cuando el sudor de nieve fue llegando a las cinco de la tarde. Cómputo del tiempo de las jornadas de atención continuada a efectos de tiempo trabajado para la jubilación. Y sin entrar ya en esa razonable petición de reducir la jornada laboral y las jornadas de atención continuada, porque ahora mismo supondría un colapso aún mayor de la asistencia en determinados centros sanitarios, o en muchos de ellos, ¿no es injusto que en nuestra vida laboral cuenten igual días de 24 horas de trabajo que los de 7, y más hiriente aún cuando se nos da de alta exclusivamente para esas jornadas intensivas?
A lo lejos ya viene la gangrena a las cinco de la tarde. Complemento salarial para puestos de difícil cobertura en el SNS. Llevamos años escuchando esa promesa, o esa propuesta, que nunca se hace realidad, y cada vez la cobertura es más difícil, tanto que es descubierta, vacante, gangrenada ya, sin que a quienes nos mantenemos de modo estable en dichas plazas se nos complemente nada.
Las heridas quemaban como soles a las cinco de la tarde. Instauración de contenidos obligatorios de educación en salud y uso correcto del sistema nacional de salud en toda la enseñanza obligatoria. Sembrar desde abajo debe ser también prioritario para que nuestro maltrecho sistema tenga futuro, brille un sol que no queme sino que ilumine, una Sanidad donde la Medicina no puede ser un peón más, apartado, intercambiable por otro.
Eran las cinco en todos los relojes, el presidente no había comido y nosotros tampoco.
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