El último informe sobre el impacto económico de la Universidad de Salamanca, datado en 2015, lo cifró en 920 millones de euros, generando más de seis euros por cada euro público y sosteniendo el 7% del PIB provincial. Una década después, y tras el notable crecimiento de la institución, el artículo subraya la necesidad de actualizar estas cifras para reflejar su peso real en la actualidad.
La Universidad de Salamanca (USAL) ha sido históricamente, y sigue siendo, un pilar fundamental no solo académico y cultural, sino también económico para la ciudad y la provincia. Aunque los datos más recientes sobre su impacto económico datan de hace una década, el informe "La Parte y el Todo. El impacto económico de la Universidad de Salamanca", presentado en 2015, arrojaba cifras que subrayaban su trascendental contribución a la economía local y regional. En la actualidad, aunque no hya datos recientes para calcular ese impacto, la cifra de estudiantes ha aumentado, se ha aumentado al número de titulaciones y másteres y se ha creado más vivienda para ellos, en lo que respecta a la construcción de residencias universitarias.
Aquel estudio, dirigido por Rafael Muñoz del Bustillo Llorente, cuantificaba el efecto económico global de la USAL en cerca de los mil millones de euros (920 millones). Este volumen representaba, según el informe, un 0,92% del Producto Interior Bruto (PIB) de Castilla y León y un significativo 7% del PIB de Salamanca, evidenciando la profunda huella de la institución académica en su entorno más directo.
El informe detallaba que una parte sustancial de este impacto provenía directamente de la actividad y el gasto de su comunidad. Los estudiantes universitarios, en particular, generaban un fuerte impacto económico cifrado en casi 160 millones de euros. A esta cantidad se sumaban los 19 millones que aportaban los amigos y familiares que visitaban a los estudiantes, consolidando el efecto multiplicador de la población estudiantil.
Además, los estudiantes de Cursos Internacionales contribuían con 6 millones de euros, y los 170 congresos y reuniones científicas asociados a la Universidad de Salamanca inyectaban otros 3 millones en la economía local. Estas cifras, aunque correspondientes a la actividad de hace más de diez años, dibujan un panorama de constante dinamismo económico.
A estos datos se añadía la demanda de bienes y servicios por parte de la propia Universidad, que ascendía a 43,2 millones de euros, y el consumo de bienes y servicios realizado por sus trabajadores, valorado en 92,3 millones de euros. El informe destacaba que este efecto directo era solo el inicio, ya que el efecto expansivo sobre la producción alcanzaba casi los 540 millones de euros.
En materia de empleo, la USAL se posicionaba como una de las mayores "empresas" de Castilla y León. Según el estudio de 2015, aportaba directamente 3.663 empleos, de los cuales 2.877 eran equivalentes a tiempo completo. Sin embargo, el impacto más notable residía en los 7.604 empleos indirectos generados, lo que significaba que la universidad asumía el 1,27% del empleo total de Castilla y León. El informe aclaraba que por cada empleo directo en la USAL se estaban generando 2,65 empleos a tiempo completo en la economía.
Uno de los resultados más llamativos del estudio era el retorno de la inversión pública. Por cada euro transferido por las administraciones públicas a la Universidad de Salamanca, se generaban algo más de seis euros para la economía. Este dato subrayaba la eficiencia de la inversión en educación superior como motor de desarrollo.
Más allá del impacto general de sus estudiantes universitarios, Salamanca cuenta con otra importante fuente de ingresos y dinamismo directamente ligada a la enseñanza: la industria del español para extranjeros. Según las cifras manejadas por el Ayuntamiento de Salamanca, este sector genera un impacto económico en la ciudad que ronda los 50 millones de euros anuales.
Este notable rendimiento económico es impulsado por una media de 32.000 estudiantes que cada año eligen Salamanca para aprender o perfeccionar el castellano. La oferta formativa en este ámbito se articula principalmente a través de dos grandes vías:
Por un lado, se encuentran las numerosas escuelas de español privadas que operan en la ciudad, cuya asociación está presidida por Miguel Delibes. Estas instituciones atraen a un gran volumen de estudiantes de diversas nacionalidades. Por otro lado, la Universidad de Salamanca (USAL) también juega un papel crucial con su propia oferta de cursos de español para extranjeros, aprovechando su prestigio internacional y su vasta experiencia en la enseñanza de la lengua.