Cerca de una treintena de vecinos disfrutaron de una merienda gracias a la dedicación altruista de la profesora Pilar Corral, impulsora de la actividad
El espíritu de comunidad y el bienestar físico y mental se dieron la mano recientemente en Cipérez. La finalización del curso de yoga, una iniciativa que ha florecido en la localidad gracias al impulso desinteresado de una de sus vecinas, culminó con un encuentro festivo que congregó a los participantes del curso.
La artífice de esta saludable propuesta es Pilar Corral, vecina del pueblo, quien de manera completamente altruista, ya que las cuotas abonadas por los asistentes son donadas a la Asociación Cultural La Ermita, ha compartido sus conocimientos y guiado las sesiones de yoga a lo largo del curso. Su dedicación ha sido fundamental para el éxito y la continuidad de las clases, convirtiéndose en un punto de encuentro y relajación para muchos.
Alrededor de una treintena de personas, participantes habituales del curso y otros vecinos que quisieron sumarse a la celebración, se reunieron para compartir un agradable momento tras la última sesión. La jornada se endulzó con una generosa merienda donde no faltaron clásicos de la gastronomía popular como la tortilla de patatas y la empanada, entre otras viandas, todo ello acompañado de refrescos para combatir el calor incipiente.
Este encuentro no solo sirvió para despedir las clases hasta una próxima edición, sino también para reforzar los lazos entre los habitantes de Cipérez. La iniciativa de Pilar Corral demuestra cómo el compromiso individual puede tener un impacto muy positivo en la vida social y el bienestar colectivo de las pequeñas comunidades rurales.
La satisfacción y el buen ambiente fueron la tónica dominante de una tarde que puso el broche de oro a meses de práctica y aprendizaje, dejando un excelente sabor de boca y el deseo de retomar la actividad en el futuro.