Orquesta Vulkano Show: la erupción de un sueño salmantino que conquista España

Una experiencia laboral desastrosa fue la chispa que encendió la mecha de lo que hoy es una de las formaciones más imponentes del panorama musical español. La Orquesta Vulkano Show, con raíces profundamente salmantinas, ha emergido de la visión y tenacidad de su director artístico, Carlos Rozas, quien con apenas 21 años decidió transformar la adversidad en una oportunidad colosal.

Lo que comenzó como una apuesta audaz a finales de 2007, casi en los albores de 2008, se ha metamorfoseado en un espectáculo de gran formato que moviliza a 25 profesionales y deja a su paso una estela imborrable de música, luz y emoción por toda la geografía nacional.

De la decepción a la inspiración: los cimientos de Vulkano

La génesis de la Orquesta Vulkano se sitúa en una vivencia profesional negativa de Rozas fuera de Salamanca, concretamente en Plasencia. Una mala gestión por parte del responsable de un anterior espectáculo, que incluía impagos a los artistas y un manejo irresponsable de los recursos, llevó a la disolución de aquel proyecto en pleno agosto. Este revés, lejos de suponer un freno, se convirtió en una lección fundamental sobre "lo que no había que hacer".

Con esta experiencia y una convicción férrea, Rozas sintió una "inspiración" y decidió "tirarse a la piscina". Con apenas 21 años fundó la empresa Vulkano. Los inicios fueron modestos, con una estructura de nueve componentes. La prioridad absoluta fue siempre pagar bien al personal y reinvertir cada ingreso en el crecimiento del proyecto, aunque fuera a un ritmo pausado. Durante aproximadamente cinco años, el fundador no obtuvo ni un euro de beneficio personal de la orquesta, teniendo que dedicarse a otras actividades para subsistir.

La tentación de abandonar estuvo presente, pero la ilusión por sacar adelante algo propio siempre fue más poderosa. La perseverancia, alimentada por el trabajo de "hormiguita", fue la clave para superar esos primeros años de sacrificio.

El ascenso imparable: de la supervivencia al estrellato nacional

Un punto de inflexión crucial llegó alrededor de 2010. La Orquesta Vulkano decidió unirse a una de las empresas de management más potentes a nivel nacional, con sede en Pamplona. Esta alianza impulsó significativamente a la formación salmantina, que comenzó a experimentar un crecimiento acelerado. El verdadero "boom" a nivel nacional se materializó en torno a 2015, consolidando a Vulkano como un referente dentro del panorama de las orquestas.

Hoy, la Orquesta Vulkano es una maquinaria escénica que dista mucho de sus humildes comienzos. Con 25 componentes en total, se posiciona como una de las orquestas más valoradas de España. Esta evolución no solo se refleja en el tamaño, sino también en la capacidad de ofrecer un espectáculo de primer nivel, permitiéndose "ciertos lujos" que antes eran inalcanzables, pero sin perder nunca la ilusión que originó el proyecto.

La maquinaria Vulkano: un equipo de 25 personas y hasta 8 vehículos

Detrás del imponente espectáculo de Vulkano hay un equipo humano perfectamente coordinado. La delantera está compuesta por diez artistas, entre cantantes y bailarines, que son la cara visible y la energía que contagia al público.

A ellos se suma una potente banda de músicos que incluye un cuarteto de metales (dos trompetas, saxofón y trombón), batería, bajo, guitarra y teclado, garantizando la calidad musical en cada actuación. El engranaje no estaría completo sin el equipo técnico: profesionales del sonido, la iluminación y un técnico de escenario, figura crucial para manejar los motores y el complejo atrezo que se despliega durante el show, ayudando continuamente a introducir y retirar elementos.

Mención especial merece el equipo de montaje, calificados por Rozas como "los auténticos superhéroes" de cualquier espectáculo de estas características. Son la parte menos visible pero fundamental del éxito. Organizar a este contingente, que se desplaza constantemente, requiere una logística impecable. La orquesta moviliza dos tráileres, o incluso tres si transportan su propio tráiler escenario. Además, cuentan con dos furgonetas para el equipo de montaje y otros tres vehículos para el resto del personal. La clave para esta compleja coordinación, según su director, radica en la paciencia, la experiencia adquirida con el tiempo, aprender de los errores y saber escuchar consejos, manteniendo siempre la humildad.

Un espectáculo que rompe moldes: más allá de la música

La Orquesta Vulkano ha trascendido el concepto tradicional de verbena para ofrecer una experiencia audiovisual completa. El espectáculo actual es una demostración de la capacidad de inversión y creatividad que han alcanzado. Una caja de tráiler entera está dedicada al atrezo, con elementos sorprendentes que buscan el impacto constante.

Entre las sorpresas que el público puede encontrar se cuentan toros mecánicos, una auténtica Harley Davidson rugiendo en el escenario, un ataúd gigante que vuela con las artistas e incluso un coche de Transformers. Estos "lujos", como los denomina su director, se suman a efectos de pirotecnia y otros recursos visuales. El objetivo es que cada actuación sea memorable, ofreciendo un impacto visual que el público no espera en un espectáculo de este tipo.

La clave del éxito: conectar con el público y la alta demanda

A pesar de la espectacularidad y la evolución técnica, Carlos Rozas tiene claro qué es lo que realmente busca el público: pasárselo bien y divertirse. La meta es que, al finalizar las tres horas y media de actuación, la gente sienta que se ha evadido de sus problemas y ha disfrutado plenamente, habiendo sonreído, reído, cantado, bailado, saltado y, sobre todo, sorprendiéndose.

Esta conexión emocional es la verdadera magia del espectáculo. Esta filosofía ha calado hondo, y la demanda por la Orquesta Vulkano es un reflejo de ello. El panorama post-pandemia ha visto la desaparición de muchos espectáculos de gran formato, lo que ha provocado que la demanda supere a la oferta. Vulkano ya está cerrando fechas para 2026 e incluso alguna para 2027, manteniendo un ritmo de unas 120 actuaciones al año. Un trabajo que, aunque gratificante y bonito por dedicarse a lo que les gusta, es también muy duro y conlleva sacrificios que el público no siempre ve.

Vulcano y Salamanca: orgullo y una asignatura pendiente

A pesar de su éxito nacional y de llevar el nombre de Salamanca por toda la geografía española –un orgullo que siempre enarbolan–, existe un sentimiento agridulce respecto al reconocimiento en su propia tierra. Mientras en ciudades como Vitoria, Bilbao o Valencia son tratados como artistas y esperados con los brazos abiertos, en Salamanca a veces no ocurre lo mismo, lamentando que en ocasiones se valore más a las orquestas de fuera. "Nosotros siempre llevamos por bandera que somos de Salamanca, aunque Salamanca no nos lleve por bandera a nosotros", comenta Carlos.

Afortunadamente, este sentir se ve compensado por la fidelidad de algunos ayuntamientos salmantinos que sí han apostado firmemente por Vulkano año tras año. Entre ellos, destacan con especial cariño Santa Marta de Tormes (localidad donde reside Rozas, aunque la relación profesional es anterior), Guijuelo, Villamayor y Alba de Tormes, a los cuales la orquesta expresa un profundo agradecimiento.

La trayectoria de la Orquesta Vulkano es un testimonio de cómo la perseverancia, la visión y una inquebrantable ilusión pueden convertir un sueño individual en un fenómeno colectivo. Desde aquellos inicios inciertos hasta el imponente espectáculo actual en el que la orquesta tiene la fuerza de un volcán en erupción, la esencia no ha cambiado: hacer feliz a la gente y disfrutar sobre el escenario.

FOTOS TEXTO: AYUNTAMIENTO DE GUIJUELO