Fundada en 1854, está presidida por Fernando Nieto y este año las varas recaen en Francisco Martín y Rogelio Corral Moro
con 171 años de historia desde su fundación en 1854, la Cofradía Sacramental Villa de Vitigudino, presidida por Fernando Nieto los últimos nueve años, ha sido testigo de cambios significativos, adaptándose a los tiempos. Destaca la incorporación de la mujer como cofrade de plenos derechos y obligaciones, un hito de 1991. También se modificaron aspectos que antaño eran muy estrictos y se redujo el número de convites de los mayordomos.
Pese a estas adaptaciones, la Cofradía lucha por atraer nuevos miembros, sobre todo jóvenes, para empuñar las varas. Sus cofrades recuerdan con nostalgia los balcones engalanados de mantillas y las calles alfombradas de tomillos, un esplendor que anhelan regrese, pues entienden que la Cofradía es la auténtica protagonista del Corpus.
La lucha por mantener la tradición del Jueves de Corpus
La festividad del Corpus en Vitigudino tiene profundas raíces religiosas. Un hito fue la defensa de la Cofradía para mantener el Jueves de Corpus como día central cuando la Iglesia planteó suprimirlo. Entonces, la Cofradía se reveló, logrando que se mantuviera este mismo día y a cuyo ‘rebufo’ después se mantuvo en otros lugares.
Este episodio de 1995 es reivindicado por la Cofradía como prueba del papel crucial de la hermandad, pues -probablemente- si en 1995 la Cofradía no hubiera luchado porque se mantuviera el Jueves de Corpus como fiesta religiosa en Vitigudino, la fiesta del Corpus no sería como se conoce en la actualidad. Por ello, muchos de sus cofrades lamentan que haya tan poca memoria, pues pocos recuerdan la lucha que mantuvo la Cofradía, sin duda un reconocimiento que merece esta institución y que nadie le concede.
Otro momento crítico llegó en 2015. La prohibición eclesiástica a una de las mayordomas propuestas para empuñar la vara, por vivir con su pareja sin haber contraído el sacramento del matrimonio, fue un duro golpe. Este cisma causó la salida de muchos cofrades, una herida de la que la Cofradía aún no se ha recuperado del todo.
No obstante, la resiliencia se impuso. Alrededor de 40 miembros demostraron su fidelidad al Santísimo y a la historia de la institución, manifestando su desacuerdo con el ‘doble rasero’. Cuando todo parecía perdido, la Cofradía resurgió para volver a sacar su palio el Jueves de Corpus.
Más tarde, el covid supuso un parón hasta 2022, impidiendo el ingreso de nuevos cofrades y la asunción de varas. Desde entonces, la escasez de incorporaciones ha obligado a repetir mayordomos.

La dedicación de los cofrades existentes es el motor que mantiene viva la tradición. Este año, las varas son portadas por Francisco Martín Martín y Rogelio Corral Moro, con sus esposas, Concepción Ballesteros y Manoli Martín. Para ambos no es la primera vez, pues ya fueron mayordomos en 2010 y 2017.
Repiten por la falta de relevo. “Esto es porque cada vez somos menos y todos los que estamos ya hemos repetido dos veces y hasta tres”, comenta Francisco. Para hacerlo más llevadero, rotan mensualmente las varas. “Si no entra gente nueva, no tardando mucho repetiremos de nuevo”.
Respecto a las obligaciones, Martín aclara que la situación ha cambiado mucho. “Ahora no es como antes, el gasto tampoco. Los dos convites que se dan y el coste de flores y demás se paga entre todos los cofrades, por lo que eso no es excusa”. Además, recuerda que “antes los mayordomos pagaban la fiesta, ahora es el Ayuntamiento, y en lo que se refiere a la Cofradía, el gasto se reparte”.
Aunque la ilusión persiste, la experiencia es diferente. “Se siente mucha ilusión, pero por supuesto no es lo mismo. La primera vez es especial, ahora lo haces con el mismo interés, pero no es igual”, confiesa Francisco. Sobre la dificultad para encontrar nuevos mayordomos, opina: “La gente no quiere comprometerse. La religión cada vez va a menos, pero esto tenía que cuidarse porque si no se acaba”.
Actividad constante y un llamamiento a la historia viva
En cuanto a la actividad que realizan a lo largo del año, son las minervas las que ocupan la mayor parte de los actos de exaltación al Santísimo. Cada tercer domingo de mes excepto el coincidente con Carnaval, momento que se traslada al domingo de esas fiestas y que se reinicia el Jueves Santo, mayordomos, diputados y cofrades lucen en procesión al Santísimo en el interior de la iglesia parroquial. El Jueves Santo, el Santísimo queda expuesto en la iglesia ante el palio y junto al bastón de mando de la Alcaldía.
Tanto los mayordomos actuales como la secretaria hacen un llamamiento encarecido a la incorporación de nuevos miembros. “Esto es la historia de Vitigudino que heredamos de nuestros padres y abuelos, es el sentimiento de un pueblo”, asegura Francisco Martín. Una tradición que, tras 171 años, busca seguir latiendo con fuerza.