Sábado, 06 de diciembre de 2025
Volver Salamanca RTV al Día
Diario de un paréntesis
X

COLES DE BRUSELAS, 107

Diario de un paréntesis

Actualizado 18/05/2025 22:39

Llamemos paréntesis a unos días de vacaciones que, al final, entre tareas pendientes, obligaciones familiares y deberes varios no son tanta vacación y sí un traslado de residencia. Y me van a permitir ustedes que escriba esta columna con ese estilo entrecortado lleno de puntos y aparte que yo personalmente detesto, pero que vende muchos libros y reparte mucho premio literario; como lo que sigue es un diario, el punto y aparte se presta.

Llego a España y me traslado de Barajas a Salamanca en un coche eléctrico; me digo que es un gran invento que hace poco ruido, no usa petróleo y es cómodo de conducir. Al día siguiente, toda España se queda sin luz: el coche eléctrico me parece una pésima idea y aprovecho para llenar mi casa de linternas, pilas, velas y botellas de agua. Como añadido, una radio de pilas que ameniza mis cafés de la mañana; he vuelto a los años ochenta que tanto me gustaban. De lo de la luz no hablo, ya está todo dicho.

La meseta está verde cual pradera irlandesa, llueve sin tregua y a mis paisanos se les está poniendo el típico mal humor de quien se pasa muchos días sin ver el sol. Me digo que el sufrido pueblo belga entre el que habito desde hace tantísimo tiempo, tiene la virtud de seguir siendo amable a pesar de las nubes permanentes que les acechan y el agua que les cae encima cuando la borrasca no se despista y se va a España. Esta frase es de las largas, no puedo evitarlo.

De repente, soy una señora de sesenta años y voy rauda y veloz a hacerme la Tarjeta Dorada de la Renfe, que es el único carné de persona mayor con descuento que puedo exhibir por ahora. Ese mismo día me pregunto para qué me la he hecho si el trayecto Madrid-Salamanca-Madrid (que es el que me sirve) lo han reducido hasta el ridículo y encima nos engañan permanentemente diciendo que lo van a recuperar. Me enfado.

Voy al teatro a ver a Sara Baras, porque debo ser la única de mi generación que no ha visto un solo espectáculo suyo. Los músicos son fantásticos pero el repique de tacones me cansa un poco. El público castellano, como si fueran todos de Cádiz; no sé si eso es mestizaje o postureo, conclusión a la que llegué una Semana Santa al oír a los capataces de los pasos salmantinos dando órdenes con acento andaluz.

Me voy a la playa onubense que me gusta buscando sol y buen tiempo como la guiri profesional en la que me he convertido. Allí también se quejan de la lluvia y su efecto perverso sobre los turistas; ¿será que tiene que haber sequía contumaz para que la economía del país sobreviva? Será. Nota de la redactora: al pasar por el puerto de Béjar granizaba. Accidentes varios.

Leo “Crematorio” de Rafael Chirbes después de haber visto la serie de televisión (voy con mucho retraso en ambas cosas, lo sé). La novela es excelente, y pasearse por cualquier costa española, incluida la de Huelva que hasta hace poco se libraba, es el ejemplo perfecto de que la realidad tantísimas veces es peor que la ficción. Un mar de grúas va a sustituir al propio mar.

En plena borrasca, mis hijos me chinchan desde Bruselas diciéndome que tienen calor y que luce un sol espléndido desde hace semanas. Yo me digo que es el cambio climático, pero mis mayores (más mayores) zanjan más rápido el debate: “está todo al revés”.

Y acabo mis días españoles viendo una serie de televisión sobre el “La, La, La”: su gestación, quienes estuvieron detrás del invento y el triunfo eurovisivo de Massiel. La contemplo con una sonrisa enorme y con gusto (porque está bien hecha) y me acuerdo de que esta semana toca la pesadilla eurovisiva que, afortunados los que tenemos muchos canales, podemos no ver.

Y se acabó el paréntesis. Cuando una trabaja y lleva una vida acelerada no se puede fijar en tantas cosas que merecen la pena; por eso las vacaciones (pagadas) son un derecho laboral y hasta humano, me atrevería a añadir.

Concha Torres

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.