El poblado anejo a Ciudad Rodrigo vive el día grande de sus fiestas patronales
Águeda celebró con fervor y devoción el día grande de las fiestas en honor a San Isidro Labrador, una festividad profundamente arraigada en esta zona, rodeada de campos de labranza que hoy, en muchos casos, permanecen en desuso debido al escaso interés económico que representan. Pese a ello, la tradición se mantiene viva entre los lugareños, quienes la transmiten también a los nuevos colonos, llegados a mediados del siglo pasado con otras doctrinas de vida.
La segunda jornada festiva dio comienzo treinta minutos antes del mediodía con una misa oficiada por el sacerdote Prudencio Manchado. A continuación, se celebró la procesión, anunciada con el repique manual de las campanas. Tras la imagen del santo labrador marchaban el párroco, miembros del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo —encabezados por el alcalde Marcos Iglesias—, y el alcalde pedáneo, Manuel Julián Martínez.
La comitiva contó también con la presencia del capitán de la Guardia Civil, Pablo Gatell Ruiz de Gordejuela, acompañado por un sargento de su unidad.
De regreso a la parroquia, se celebró el ofertorio, momento en el que la imagen fue introducida nuevamente en el templo, poniendo así el broche final al ciclo de procesiones en la comarca mirobrigense, iniciado el domingo anterior en el Arrabal del Puente. Tras la ceremonia, los asistentes pudieron disfrutar de una degustación de huevos fritos con farinato, ofrecida de forma dádiva por la Asociación de Vecinos de Águeda.
Ya por la tarde, la tradicional suelta de vaquillas y la actuación de la orquesta SMS llenaron de ambiente festivo las calles del tranquilo poblado, que se vieron abarrotadas de público hasta bien entrada la madrugada.