El vicario general de Salamanca desgrana las claves del pontificado de León XIV, destacando su vocación misionera y su llamada a una Iglesia de "brazos abiertos" en un contexto de "cosas nuevas"
La reciente elección del papa León XIV ha suscitado una reflexión en el seno de la Iglesia. Desde Salamanca, el vicario general de la Diócesis, Tomás Durán Sánchez, ha compartido un análisis teológico y pastoral en un artículo titulado 'De las cosas nuevas: Un papa misionero para un tiempo nuevo'. En él, invita a la comunidad a interpretar los signos de este nuevo pontificado como un "momento de gracia" para la Iglesia universal, ofreciendo una valiosa aportación desde la Iglesia local.
Durán Sánchez describe al papa León XIV como un auténtico misionero, cuya trayectoria vital lo ha llevado desde su natal Estados Unidos a América Latina y, finalmente, a la curia romana. Esta experiencia le otorga un conocimiento profundo de diversas culturas. Sin embargo, el vicario subraya que el "alma interna" de su biografía es la de un "discípulo misionero", caracterizado por la docilidad y la entrega a la guía divina, "tomado de su mano", por encima de análisis políticos o eclesiales.
Las primeras palabras del nuevo Pontífice, según el análisis del vicario salmantino, han sido un claro anuncio pascual: "La Paz esté con vosotros. Este es el saludo del Resucitado, el buen pastor que ha dado la vida por el rebaño de Dios… Cristo nos precede, el mundo necesita de su luz". Esta "precedencia cristológica", destaca Durán, "llena de alegría el corazón de la Iglesia" y es un camino que evita la "autorreferencialidad eclesial", que se acentúa con la "intoxicación del pre-conclave".
El vicario general resalta las "elocuentes indicaciones iniciales" de León XIV sobre el rumbo de la Iglesia. Se perfila una Iglesia "de brazos abiertos, peregrina, acogedora de todos, transmisora de esperanza". El Papa ha instado: "Unidos, mano a mano con Dios y entre nosotros, avancemos hacia delante".
Esta visión se concreta en el deseo de "ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca estar cerca de aquellos que sufren", resume Durán, definiéndola como "fraternal y misionera". El concepto de ir "unidos de la mano, juntos, en amistad", según el vicario, denota el carisma agustiniano.
El nombre elegido, León, "lo dice casi todo", afirma Durán en su reflexión. Rememora la visión del apóstol Juan en Patmos, quien lloraba por no poder descifrar el momento histórico hasta que uno de los ancianos le revela que Jesús, el "León de Judá", ha triunfado y puede abrir el libro de la historia: "No llores, pues ha triunfado el León de Judá, el Retoño de David. Él podrá abrir el libro y sus siete sellos" (Ap 5,5).
Este nombre también evoca a León XIII (1878-1903), un papa que afrontó un "cambio de época muy fuerte" con la industrialización y la emergencia de un nuevo orden económico y social. Aquel pontífice tuvo que aclarar las "cosas nuevas" (Rerum novarum) de su tiempo. Hoy, señala el vicario, el nuevo sucesor de Pedro elige el mismo nombre en un momento histórico también lleno de "esperanzas y oportunidades", pero igualmente de "incertidumbres".
Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, León XIV "ya ha ofrecido pinceladas ante las 'cosas nuevas' del momento actual", indica Durán. El Papa ha hablado de "esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y desarmante, humilde, y perseverante, que proviene de Dios, Dios que nos ama a todos de manera incondicional".
Ha expresado su deseo de que "los hermanos cardenales que me han elegido para ser sucesor de Pedro y caminar juntos con vosotros como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia…". Las palabras clave para la presencia de la Iglesia en esta hora, según el nuevo Pontífice y recogidas por Durán, son: "Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construya puentes y diálogo, siempre abierta a recibir -como esta plaza – con los brazos abiertos, a todos, a todos aquellos que tienen necesidad de nuestra caridad, de nuestra presencia, de diálogo y amor".