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"Ojalá no hubiese ningún gato en la calle", afirman desde ASPAP, la entidad que cuida las colonias felinas de Salamanca
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PROBLEMÁTICA

"Ojalá no hubiese ningún gato en la calle", afirman desde ASPAP, la entidad que cuida las colonias felinas de Salamanca

Actualizado 02/05/2025 13:16

La protectora gestiona estos grupos con recursos propios, mientras critica la falta de apoyo municipal y el incumplimiento del programa CER. Su presidenta, Fredes Barbero, defiende el valor ecológico de los gatos controlados, aunque aspira a que no haya felinos en las calles para evitar su sufrimiento.

La gestión de las colonias felinas en Salamanca representa un desafío compartido entre administraciones, asociaciones y ciudadanos. En este contexto, la Asociación Salmantina Protectora de Animales y Plantas (ASPAP) se ha convertido en un referente por su dedicación y experiencia en el cuidado de estos animales. Fredes Barbero, presidenta de la asociación, describe la situación actual como compleja, señalando que mientras tanto los voluntarios aplican métodos éticos y sostenibles, aun así existen retos importantes en la implementación de la ley estatal de bienestar animal.

"Quieren, pero no llegan", comenta Barbero sobre los esfuerzos municipales, una situación que según ella ha contribuido a la presencia de "gatos por todas partes" en la ciudad. Cabe destacar que la legislación establece que los ayuntamientos son los responsables del bienestar de las colonias felinas, incluyendo alimentación y esterilización. "Los ayuntamientos ahora mismo, la mayor parte se lavan las manos", afirma Barbero, quien reconoce que una ciudad como Salamanca debe responder a una demanda no solo social, sino también legal.

Ante esta realidad, ciudadanos y asociaciones han tomado la iniciativa, acumulando valiosa experiencia. "Estamos muchísimo más avanzados en ese sentido que un ayuntamiento", señala la presidenta de ASPAP.

El modelo ejemplar de ASPAP: gestión integral con recursos propios

Como respuesta a estos desafíos, ASPAP demuestra su compromiso con un ejemplo concreto: la gestión integral de la colonia del cementerio municipal San Carlos Borromeo. "Nosotros desde la protectora de animales estamos gestionando de manera integral la colonia de gatos del cementerio", explica Barbero.

En concreto, esta labor incluye alimentación, castraciones financiadas por la propia asociación, atención sanitaria a los más débiles y desparasitación. "Lo hacemos todo de manera particular", subraya, señalando además que su experiencia podría ser valiosa para mejorar los protocolos municipales.

Desafíos en la implementación del programa CER

En lo que respecta a las soluciones técnicas, el programa CER (Captura, Esterilización y Retorno) constituye la herramienta fundamental para el control ético de las poblaciones felinas. Sin embargo, según Barbero, este programa en Salamanca presenta importantes áreas de mejora. En particular, la presidenta señala que la empresa-asociación que gestionó el contrato durante tres años, hasta marzo pasado, "no ha cumplido el contrato reiteradamente".

Sus observaciones son contundentes: "Hemos seguido esterilizando y alimentando las personas particulares, aunque esa empresa tenía la obligación de repartir comida para las colonias, no sabemos qué ha pasado con esa comida. No hemos visto un grano de pienso por su parte". Asimismo, Barbero expresa su preocupación ante la posibilidad de que la misma entidad vuelva a optar a la licitación: "Claro, como le está saliendo muy bien, los demás hacemos el trabajo".

"Ojalá no hubiese ningún gato en la calle", afirman desde ASPAP, la entidad que cuida las colonias felinas de Salamanca | Imagen 1

Formación para alimentadores: oportunidades de mejora

Otro aspecto que merece atención y que Barbero considera mejorable es el curso de formación obligatorio para obtener el carné de alimentador autorizado. En este sentido, gestionado por una empresa externa, el curso online ha generado cierta controversia entre los voluntarios más experimentados.

"Es un despropósito", comenta Barbero, citando a modo de ejemplo preguntas que considera poco relevantes, como si se puede distinguir el sexo de un gato solo por cómo levanta el rabo. "Es que te ríes por no llorar", añade con ironía.

Por si fuera poco, menciona que el formulario final para obtener el carné incluye una política de protección de datos que considera "totalmente ilegal". Como consecuencia, esto ha llevado a que muchos voluntarios experimentados se muestren reticentes.

El valor ecológico de las colonias felinas controladas

La presencia de gatos en entornos urbanos puede generar diferentes opiniones entre los ciudadanos. No obstante, Barbero destaca el papel positivo de estas colonias cuando están adecuadamente controladas. Por ejemplo, en el cementerio argumenta que "si no fuera por los gatos, aquello se llena de plagas no deseadas".

Para reforzar este argumento, cita incluso testimonios de trabajadores del camposanto que han comprobado la eficacia de los felinos como controladores naturales de roedores durante unas obras recientes: "A mí que nadie se me venga aquí a quejar de los gatos. Ahora que hemos estado levantando aquí todo el suelo, tú no sabes cómo hemos visto los gatos, con ratones en la boca. Aquí si no fuera por los gatos, yo no sé qué pasaría".

"Un gato bien alimentado es un buen cazador", asegura, desmontando algunos mitos. Frente a las preocupaciones sobre el posible impacto en la biodiversidad, remite a informes científicos y recalca que "la mano humana es la mayor amenaza que hay en el planeta ahora mismo". Del mismo modo, insiste en que un gato bien alimentado no es un depredador indiscriminado de aves y que su impacto es mucho menor que el de los pesticidas u otras acciones humanas.

El ideal: una ciudad sin gatos callejeros

A pesar de ser defensora de las colonias controladas como solución temporal, Barbero es clara respecto a su visión ideal: "Ojalá no hubiera gatos en la calle. Estoy en contra de que haya gatos en la calle, sencillamente, por el sufrimiento que pueden tener esos animales". En efecto, esta declaración revela la verdadera motivación detrás del trabajo de ASPAP: no es mantener gatos en las calles, sino garantizar el bienestar de los que ya están allí mientras se trabaja en soluciones sostenibles.

Como conclusión, la presidenta de ASPAP propone como solución implementar un programa CER "que funcione, controlado con seguimientos municipales". Según su criterio, esto requeriría una empresa que cumpla rigurosamente con el contrato, una inversión de recursos "mayor que la que se ha venido haciendo" y, sobre todo, una colaboración más estrecha entre la administración y quienes llevan años trabajando sobre el terreno.