Una factura electrónica es un documento digital con validez legal, emitido y recibido por medios electrónicos. A diferencia de un simple PDF escaneado o generado por Word, una factura electrónica está estructurada en formatos como XML o Facturae, incluye firma electrónica y se transmite por canales seguros, lo que garantiza su integridad y autenticidad.
La digitalización no es una tendencia: es una exigencia. En España, la facturación electrónica ha dejado de ser una opción voluntaria para convertirse en parte esencial del día a día de autónomos y empresas. Esta transformación, acelerada por la tecnología y respaldada por la legislación, busca modernizar la relación entre empresas, clientes y la administración pública.
Uno de los principales catalizadores de este cambio ha sido la Ley Crea y Crece, que tiene como objetivo reducir la morosidad comercial y fomentar la competitividad de las pymes. Entre sus medidas clave, impone la generalización de la factura electrónica en operaciones entre empresas y autónomos.
Entender cómo funciona la facturación electrónica no solo es una cuestión de cumplimiento legal: es fundamental para mejorar la eficiencia del negocio. Automatiza procesos, reduce errores y asegura una trazabilidad que facilita el control interno y la relación con Hacienda. En este nuevo entorno, elegir un buen programa de facturación como por ejemplo Holded, se convierte en una decisión estratégica.
Una factura electrónica es un documento digital con validez legal, emitido y recibido por medios electrónicos. A diferencia de un simple PDF escaneado o generado por Word, una factura electrónica está estructurada en formatos como XML o Facturae, incluye firma electrónica y se transmite por canales seguros, lo que garantiza su integridad y autenticidad.
Hasta ahora, la factura electrónica era obligatoria principalmente en la contratación pública. Sin embargo, con la Ley Crea y Crece, su uso se extiende a todas las relaciones B2B (empresa a empresa) y con autónomos. Estas son las casuísticas que debes conocer:
Estas fechas pueden variar si hay prórrogas o actualizaciones, pero el horizonte está claro: pronto será obligatorio para todos.
Los autónomos entran dentro de la obligatoriedad general para quienes facturan menos de 8 millones anuales. Es decir, deberán adaptarse en 2026, aunque se recomienda hacerlo antes para evitar prisas y problemas de última hora.
Factura electrónica ordinaria
Es la más común. Incluye todos los datos fiscales necesarios: emisor, receptor, concepto, importe, impuestos, etc., en formato estructurado (por ejemplo, XML) y firmada digitalmente.
Factura simplificada
Sustituye al clásico ticket. Se puede emitir para importes inferiores a 400 euros o 3.000 euros en casos específicos (bares, peajes, etc.). Tiene menos datos, pero sigue un formato válido electrónicamente.
Factura rectificativa electrónica
Se usa para corregir errores de facturas ya emitidas. Es obligatoria cuando hay devoluciones, errores en los importes o cambios en la operación. También debe emitirse en formato electrónico válido.
Otros documentos electrónicos
Notas de abono y otros documentos fiscales también pueden emitirse electrónicamente siempre que cumplan los requisitos de validez legal y estructuración.
Lo primero es revisar cómo se facturan actualmente los servicios o productos. ¿Se hace manualmente? ¿Ya se usa algún software? ¿Está integrado con la contabilidad?
2. Elección del programa de facturación adecuado
Un buen programa de facturación debe ser:
3. Implementación y configuración
Una vez elegido el software, es clave configurarlo correctamente: datos fiscales, número de serie de facturas, impuestos aplicables y plantillas.
4. Obtención del certificado digital
En muchos casos, se necesita un certificado digital para firmar las facturas. Se puede obtener a través de la FNMT o autoridades certificadoras autorizadas.
5. Formación del personal
Si hay equipo, es vital formarlo en el uso del nuevo sistema. No se trata solo de emitir facturas, sino de controlar el flujo documental completo.
6. Comunicación con clientes y proveedores
Avisar a las otras partes del cambio es esencial. Asegúrate de que todos estén alineados con los protocolos de recepción y emisión.
La facturación electrónica permite generar automáticamente libros de registro de IVA o IRPF, facilitando la presentación de modelos fiscales.
Además, la ley obliga a conservar las facturas electrónicas durante al menos 6 años, y en algunos casos, hasta 10. Es crucial contar con un sistema de archivo digital seguro y organizado.
El régimen sancionador está previsto en la ley, aunque aún se están definiendo detalles concretos. No emitir facturas electrónicas cuando es obligatorio puede suponer multas de hasta 10.000 euros, dependiendo de la gravedad de la infracción.
La facturación electrónica ya no es el futuro, es el presente. Tanto autónomos como empresas deben prepararse, no solo para cumplir la ley, sino para mejorar la eficiencia de su gestión.
Contar con un buen programa de facturación, informarse y empezar cuanto antes es la mejor forma de asegurar una transición sin sobresaltos.