El torero salmantino reapareció en San Agustín de Guadalix, donde lidió con capacidad y entrega seis toros de Dolores Aguirre, siendo el primer matador en lograrlo en toda la historia
Día histórico para la tauromaquia. El salmantino Damián Castaño se enfrentó en solitario a seis toros de Dolores Aguirre, convirtiéndose en el primer matador en lograr tal gesta. Lleno hasta los topes en San Agustín de Guadalix (Madrid) para ver a Castaño, que reapareció tras su cogida en Las Ventas. El salmantino volvió a los ruedos con el mismo terno negro y oro con el que cayó herido en el coso de la calle Alcalá.
La matinal de Castaño estuvo protagonizada por su entrega y disposición, logrando pasajes muy emocionantes en varios momentos del festejo, y por el mal uso de la espada, otra vez. La tizona del salmantino no viajó certera en ninguno de los seis toros, lo que impidió que el esfuerzo derrochado sobre la arena del coso madrileño fuese recompensado en forma de trofeos tangibles.
Pese a todo, la dimensión ofrecida por el torero charro fue digna de mención, con un tremendo valor y mucha capacidad frente a una corrida de toros imponente. Podría decirse que Castaño fue un auténtico gladiador sobre la arena, obteniendo el reconocimiento unánime de los exigentes aficionados en esta feria en la sierra madrileña.
Así te lo hemos contado TORO A TORO:
Cuatro puyazos tomó el primero de Dolores Aguirre, al que Castaño cuajó una faena a más, emocionante y poderosa. El final puso la plaza en ebullición pero pinchó con el acero y todo quedó en una ovación.
Castaño fue todo entrega frente al segundo, un toro que llegó muy venido a menos a la faena de muleta. No le importó la condición al charro, que intentó el lucimiento pese a que resultaba totalmente imposible. Tampoco estuvo acertado con la espada y fue silenciado.
El tercero fue muy basto de hechuras y puso en aprietos a los hombres de plata. Manso durante toda la lidia, pero Castaño lo fue metiendo en el canasto para firmar una faena vibrante basada en el toreo con la mano derecha. Las series tuvieron empaque y transmisión, pero la espada nuevamente se cruzó en el camino del triunfo.
Imponente de trapío el cuarto de función, que llegó a tomar cuatro puyazos, los dos últimos arrancándose de lado a lado de la plaza. Castaño toreó con estética y verticalidad, firmando pasajes de gran plasticidad. Mató de media estocada y el público pidió tímidamente el trofeo. Saludó una ovación.
El saludo a la verónica de Damián Castaño al serio quinto fue uno de los pasajes de mayor emoción de la matinal. Muy comprometido el torero salmantino en una faena de muleta que siempre tuvo como virtudes la colocación y la disposición. En uno de los envites, el de Dolores Aguirre se lo echó a los lomos, volteándolo con violencia y propinándole un feo pitonazo en la espalda. Castaño fue ovacionado por su entrega.
El sexto, que fue ovacionado de salida por su extraordinaria presentación, mostró rápido su mansedumbre. Pese a ello, Castaño hizo gala de su oficio y entrega para firmar otra faena de mucho mérito. Todo iba camino del premio pero la espada, nuevamente, se interpuso en el camino.
Plaza de toros de Guadalix de la Sierra (Madrid). Lleno. Seis toros de Dolores Aguirre, de excelente presentación, con volumen y trapío. De juego desigual. El mejor el primero, ovacionado en el arrastre.
Damián Castaño, de negro y oro: Ovación, silencio, ovación, ovación, ovación y ovación.