El máximo responsable de la Hermandad realiza un breve balance del desarrollo de la pasada Semana Santa, y resume los cambios que ha sufrido la Cofradía en los últimos 16 años y avanza algunos que podrían llegar
A pesar de su juventud, sus responsabilidades dentro de la Hermandad se remontan 16 años atrás, una experiencia que le facilita ver las cosas con perspectiva. En 2026 cumplirá su fin de mandato como presidente. Ahora, nos hace un balance de su paso por la Cofradía y del desarrollo de la última Semana Santa.
A punto de cumplir 17 años como miembro de la Junta Directiva de la Cofradía San Nicolás de Bari, ¿nos hace un resumen de cómo encontró la Cofradía y cómo está en este momento?
Mi andadura en la Junta Directiva de la Cofradía comenzó en el año 2009, cuando entré como vocal durante un periodo de ocho años. Luego un pequeño paréntesis de un año fuera de la directiva, y después retomé el compromiso, esta vez como presidente, durante los últimos siete años. En todo este tiempo, he visto una gran transformación.
La principal diferencia está en el tipo de entidad: hasta hace un par de años la Cofradía era una asociación civil, con unos Estatutos muy genéricos, poco definidos, que no respondían a la identidad real de una Cofradía de Semana Santa. Hoy podemos decir con orgullo que somos una Cofradía erigida canónicamente, con unos nuevos Estatutos aprobados por el Obispado, adaptados a nuestra realidad, e inscritos en el Registro de Entidades Religiosas. Ese paso ha sido fundamental, porque nos ha dado un marco legal y eclesiástico sólido, y nos ha permitido trabajar con mayor claridad y sentido de pertenencia. Además, una de las iniciativas que más ha marcado este cambio ha sido la adquisición de las medallas para nuestros cofrades, un símbolo de hermandad y unión entre todos nosotros. Las medallas no solo representan la pertenencia a la Cofradía, sino también el compromiso y la solidaridad que nos une como grupo.
Hemos pasado de una Cofradía con participación muy limitada a una comunidad viva, con más medios y con proyectos muy ambiciosos, como la reciente creación de nuestra propia Banda de Cornetas y Tambores, además de los múltiples proyectos de mantenimiento de imágenes y restauración de pasos.
¿Qué ha sido lo más difícil de gestionar en este tiempo?
Lo más complicado ha sido, sin duda, mantener la implicación y el compromiso constante por parte de los cofrades. Hoy en día es difícil encontrar gente que se comprometa de verdad, no solo a participar en los actos, sino también a colaborar en la organización, en los preparativos, en las pequeñas tareas que hacen que todo funcione. A veces cuesta encontrar manos dispuestas, y eso acaba recayendo siempre sobre los mismos, lo que a la larga puede desgastar.
Otro aspecto muy complicado es la financiación. Cada año los gastos aumentan, pero no podemos subir la cuota anual porque eso supondría perder a muchos hermanos. Intentamos hacer encajes de bolillos con el presupuesto, buscando siempre el equilibrio entre mantener la dignidad y el nivel de nuestras celebraciones, y no sobrecargar a los cofrades. Esa tensión económica es una constante.
Acaba de finalizar la Semana Santa, ¿qué balance hace de esta reciente Pascua?
El balance es positivo, aunque no tanto como podría haber sido. Las condiciones meteorológicas, con el frío y la lluvia, truncaron las procesiones de la tarde y la noche del Viernes Santo, lo cual fue una lástima, ya que esos momentos son de los más esperados por cofrades y vecinos.
Un aspecto destacado de este año ha sido la presencia de nuestra Banda de Cornetas y Tambores, que nos ha acompañado con sus sones musicales en la procesión del Jueves Santo, y también ha ofrecido dos conciertos muy emotivos: uno en el acto de presentación del cartel de la Semana Santa 2025 y otro, en la iglesia, tras la suspensión de la estación de penitencia del Viernes Santo. La música de la banda ha aportado un toque de solemnidad y recogimiento que ha sido muy apreciado por todos.
Lo que más nos llena de satisfacción es el hecho de que, poco a poco, estamos consiguiendo la implicación de más jóvenes. Algunos de ellos, cuando eran niños ya procesionaban, dejaron de hacerlo durante un tiempo, pero ahora están regresando con la misma ilusión de antes. Es muy emocionante ver cómo esa energía juvenil se va reactivando, y eso es una gran noticia para el futuro de nuestra Cofradía.

La última novedad en la Cofradía ha sido, como decía antes, la creación de la Banda de música, ¿qué valoración hace de su constitución, qué ha significado para la Cofradía, y qué le ha parecido su actuación?
La creación de la Banda ha sido un auténtico revulsivo para nosotros. Ha aportado una nueva dimensión a nuestras procesiones, dándoles más solemnidad, emoción y presencia. Ver a un grupo de personas tan entregadas, ensayando con tanta dedicación desde cero, ha sido emocionante. Su actuación ha superado todas las expectativas. Para mí, ha sido un sueño cumplido, y un orgullo para toda la Cofradía.
En una entrevista anterior nos decía que lo ideal sería llegar al menos a una treintena de músicos. ¿Qué le quiere decir a quienes han pensado en formar parte de ella pero que no se han atrevido a dar el paso?
Les diría que no lo duden. Que no hace falta tener experiencia ni conocimientos musicales, solo ganas de aprender y formar parte de algo especial. La banda no solo es música, es compañerismo, superación y entrega. Aquí nadie juzga, todos suman. Si hay ilusión, hay sitio. Siempre hay un instrumento esperando a alguien con ganas.
Antes de abandonar la Junta directiva, que imagino algún día tendrá que llegar, ¿qué legado le gustaría dejar?
El momento está cerca, mi mandato finaliza la próxima Semana Santa. Me gustaría que se recordara esta etapa como una época de crecimiento y renovación. Que el trabajo que hemos hecho sirva como base para que otros puedan seguir construyendo. Que la Cofradía no dependa de una persona, sino que funcione como un colectivo fuerte, con relevo generacional y compromiso. Si algo me gustaría dejar es una Cofradía viva, con identidad, unida y con los valores cristianos muy presentes.
¿La Semana Santa de Vitigudino tiene posibilidades de ser declarada de Interés Cultural?
Estoy convencido de que sí. Tenemos historia, tradición, una comunidad implicada y unos desfiles procesionales difíciles de encontrar en otras localidades. Por ejemplo, en la procesión del Santo Entierro del Viernes Santo, se procesionan 9 pasos, algo excepcional, ya que en la mayoría de los lugares hay un máximo de 3 o 4 pasos. Además, en Vitigudino tenemos una sola Cofradía, lo que también es un rasgo distintivo, ya que lo habitual es que haya varias Cofradías o Hermandades con sus respectivas imágenes titulares y una Junta de Cofradías Local para coordinarse.
Pero para lograrlo, necesitamos seguir trabajando juntos: Ayuntamiento, Parroquia, Cofradía y vecinos. La declaración sería un reconocimiento merecido, pero también una oportunidad para seguir creciendo y dar a conocer todo lo que nuestra Semana Santa puede ofrecer.