Pese a acortarse el trayecto, acabó durando más o menos ‘lo mismo’, poniéndose a llover con cierta fuerza nada más concluir
Casi de forma milagrosa viendo lo que pasó de forma simultánea en otros puntos de la provincia (con suspensiones en Salamanca capital, Alba de Tormes, Vitigudino, Peñaranda de Bracamonte, etc.), Ciudad Rodrigo pudo celebrar en la tarde del Viernes Santo prácticamente con normalidad su procesión del Santo Entierro, conocida popularmente como La Carrera, tras estar eso sí en el aire hasta escasos minutos antes de la hora fijada para su inicio.
El caso es que el cielo estuvo muy revuelto en Ciudad Rodrigo a partir de las 12.00 horas, con chaparrones periódicos de no demasiada duración, entre los cuales se iba alternando alguna salida del sol. El que a la postre sería el último chaparrón durante la tarde cayó de 17.00 a 17.30 horas aproximadamente (fue uno de los más largos), pero apenas diez minutos después ya estaba luciendo el sol.
El cielo volvió a nublarse sobre las 18.00 horas, momento en que los presidentes de las 7 Cofradías de la Semana Santa Mirobrigense mantuvieron una primera reunión para decidir qué hacer con la procesión del Santo Entierro. Ante la inestabilidad meteorológica, se decidió esperar lo máximo posible para ver si el cielo ‘se asentaba’, acordándose en todo caso en ese momento que si se salía se iría directamente a la Plaza Mayor por Cardenal Pacheco, en vez de por la Plaza de San Salvador, Díez Taravilla y Colada.
En torno a las 18.45 horas, los presidentes se volvieron a reunir en la capilla de la Catedral donde se encuentran durante todo el año La Soledad y el Santo Sepulcro. Como el sol parecía que se había hecho fuerte en el cielo y literalmente no había nubes negras en el horizonte, se tomó la decisión de salir, con el recorte ya mencionado en el recorrido y con la intención de ir lo más rápido posible por si aparecía el agua.
Con esta finalidad, se tomó la decisión de que no saliesen varios pasos de carga que requieren de más parones. En concreto, no salieron a la procesión del Santo Entierro el paso de Jesús Cautivo de La Cofradía de la Oración del Huerto y el Ecce Homo de la Cofradía de Jesús Nazareno. Inicialmente, de la lista de ‘bajas’ formaba parte La Caída del Nazareno, pero sus costaleros -que estaban preparados para salir desde un rato antes- tiraron para adelante.
Frente a estas dos bajas, la procesión del Santo Entierro contó con un retorno tras 20 años de ausencia: el Santo Sepulcro estuvo acompañado por cuatro agentes de la Guardia Civil, conformando una escolta (que lució un traje de diario denominado ‘de especial relevancia’), lo que había ocurrido por última vez en 2005.
La procesión contó con otros tres miembros de la Benemérita (entre ellos su Capitán en Ciudad Rodrigo, Pablo Javier Ruiz Gatell de Gordejuela), que procesionaron luciendo su uniforme de etiqueta junto a la Corporación Municipal –las concejalas del Equipo de Gobierno lucieron mantilla, así como Patricia Martín- y el Jefe de la Policía Local, Narciso Caridad.
Este grupo fue prácticamente cerrando la larga comitiva (sólo iba por detrás suyo la Banda Municipal de Música), que siguió la dinámica habitual de procesionar en el orden ‘lógico’ atendiendo al relato de los Evangelios. Así, sucesivamente desfilaron las cofradías de Jesús Amigo de los Niños, La Oración del Huerto, Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de la Expiración, La Cruz y Nuestra Señora de las Angustias, llevando sus bandas aquellos que las tienen (Jesús Amigo de los Niños, el Nazareno y La Cruz).
Tras esas seis cofradías, hizo su debut en esta Semana Santa 2025 la Cofradía de Nuestra Señora de La Soledad, que estrenaba las nuevas banderas de luto que han comprado, sustituyendo a las blancas que tenían (que las dejan para el Domingo de Resurrección). Con la compañía de unas 25 cofrades con mantilla, La Soledad procesionó el Santo Sepulcro, que contó como decíamos más arriba con la escolta de la Guardia Civil.
Después del Santo Sepulcro, marchó La Dolorosa de la Cofradía de Jesús Nazareno, junto a varios cofrades, y detrás suyo el Obispo José Luis Retana, el Vicario General de la Diócesis José María Rodríguez-Veleiro, y los canónigos Ángel Martín Carballo, Vidal Rodríguez Encinas y Bernardino San Nicasio, junto a un monaguillo.
Toda la comitiva hizo conjunta el trayecto por Cardenal Pacheco, Plaza Mayor (que estuvo abarrotadísima), Rúa del Sol, Gigantes, Plaza de San Pedro y Plaza Cristóbal de Castillejo, por donde empezaron los ‘abandonos’, para ir regresando varias de las compañías a sus sedes. Así, El Silencio se quedó en San Pedro-San Isidoro, el Nazareno y parte de La Cruz en San Agustín, y La Borriquilla se desvió para bajar al Arrabal del Puente por la Puerta de Santiago.
Por Colegios, Velayos y Sánchez Arjona retornaron a la Plaza Mayor –a intervalos, debido a esas ‘pérdidas’ por el camino- la Cofradía de La Oración del Huerto, que alcanzó la Iglesia de Cerralbo por Cardenal Pacheco; la Cofradía de Nuestra Señora de la Cruz, que llevó a la Catedral –con la compañía de su Banda de Cornetas y Tambores- el paso de Nuestra Señora de la Cruz; y la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, que subió la Plaza para dirigirse a la Iglesia de la Venerable Orden Tercera.
Unos cuantos minutos después hicieron acto de presencia, bajando la Plaza para coger Cardenal Pacheco, el Santo Sepulcro y La Dolorosa, con la compañía final de la Banda Municipal de Música. La comitiva acabó alcanzando la Catedral a las 21.00 horas (es decir, pese a recortarse el tramo inicial, La Carrera acabó durando más o menos lo mismo de siempre, ya que tampoco hubo que darse prisa al lucir el sol durante buena parte de la procesión).
Una vez introducidos los pasos que faltaban en la Catedral, la Corporación se despidió del Obispo y del resto de miembros de Cabildo. Casi acto seguido, a las 21.07 horas, de forma inesperada (en ese momento el cielo no parecía demasiado negro), se puso a llover con cierta intensidad, pillándole a muchos mirobrigenses de regreso a sus casas, aunque bastantes personas habían subido con paraguas a la procesión viendo lo que había ocurrido horas antes.