Se trata de la hermandad más pequeña de la ciudad, que recorrerá la noche salmantina este Sábado de Pasión
La Hermandad Franciscana de la Humildad, una de las cofradías más jóvenes y humildes de Salamanca, recorrerá el centro de la ciudad el Sábado de Pasión, a las 22:00h, partiendo de la Iglesia de San Martín, su sede canónica. A pesar de ser la más pequeña de la ciudad con tan solo 128 hermanos, su influencia y propósito trascienden más allá de lo meramente local. En su corta pero significativa trayectoria, esta hermandad ha logrado ganar el respeto de la comunidad salmantina por su profundo compromiso con los cristianos de Tierra Santa, y por el valor que otorgan a la interioridad y la espiritualidad en cada uno de sus actos.
Tras salir de su sede, continuarán el recorrido por Calle Quintana, Calle Juan del Rey, Calle Prado, Plaza de San Benito, Calle Compañía, Calle Cañizal, Calle Carniceros, Calle Rabanal, Calle Cervantes, Calle Serranos, Calle Traviesa, Calle Libreros, Calle Calderón de la Barca, Plaza Juan XXIII, Calle Tavira, Calle Horno, Calle Veracruz, Calle Tentenecio, Calle Gibraltar, Patio Chico (acto oracional con acompañamiento coral), Calle Arcediano, Plaza de los Leones, Calle Doyagüe, Plaza de Carvajal, Calle San Vicente Ferrer, Calle Silencio, Calle Tostado, Plaza de Anaya, Calle Francisco Vitoria, Rúa Antigua, Calle de la Compañía, Plaza de San Benito (por el lado del Convento de la Madre de Dios), calle Prado, Calle Juan del Rey, Calle Quintana y volverán a la Iglesia de San Martín. Unas dos horas de procesión aproximadamente.
Javier Blázquez, hermano mayor de la hermandad, habla con sinceridad sobre su crecimiento, que ha sido paulatino y controlado: "Es una hermandad pequeña porque por sus propias características tampoco está confeccionada para ser masiva", comenta. Según Javier, la entrada de nuevos hermanos se da de forma reflexiva, pues el objetivo de la hermandad va más allá de la tradicional procesión. "Nuestro objetivo no es la profesión, como todo el mundo sabe, los objetivos son otros", señala, refiriéndose al fin último de la hermandad: ayudar a las comunidades cristianas en Tierra Santa a través de la recaudación de fondos y el apoyo a sus templos y cultos.
La procesión, aunque representa un acto visible para la hermandad, es solo una herramienta para alcanzar su propósito solidario. La hermandad prefiere mantener una estética sobria y austera, sin adornos innecesarios. "Nosotros no ponemos flores ni contratamos agrupación musical para ahorrar más dinero. Y ese dinero que se ahorra es el que va también para Tierra Santa", explica Javier. En su lugar, el desfile cuenta con el acompañamiento de dos tambores que marcan el ritmo del paso del Cristo y un coro gregoriano, el Schola Gregoriana Gaudete de Zamora, que participa de manera altruista.
Para este año, como novedad, la hermandad ha decidido incorporar algunas paradas adicionales para la intervención del coro. Estas paradas serán en la Plaza San Benito, al paso por el convento de la Madre de Dios, en el acto central del patio Chico, y en la Plaza de Anaya durante el regreso. "Intentamos crear belleza desde la sencillez y la interioridad", asegura Javier, reflejando el espíritu de la hermandad.
Al final del día, la Hermandad Franciscana de la Humildad sigue firme en su misión de apoyar a los cristianos en Tierra Santa, conscientes de que su labor tiene un alcance mucho más profundo que el simple acto de caminar por las calles de Salamanca. Como dice Javier, "todo lo que hacemos está encaminado a ese objetivo", demostrando que la verdadera esencia de la cofradía está en la ayuda desinteresada y la fe compartida.