El regate (dribling, gambeta, o virguerías con el balón ) se está perdiendo en el fútbol. Por eso es tan agradecido encontrarse de nuevo con fenómenos que dispongan de esa habilidad, tales como Nico Williams, Vinicius, Lamine Yamal… Admiramos sus genialidades, su intuición para un juego creativo, habilidades a las que no queremos renunciar. De hecho, los entrenadores temen a dichos jugadores cuando juegan en los equipos contrarios pero, paradójicamente, se les deja muchas veces en el banquillo porque, dicen, no aportan esfuerzo colectivo tan requerido hoy en el fútbol moderno.
Escribe Javier Martín Mombiela (5. Abril. 2025, EL PAÍS): “El desborde es de los bienes más preciados pero cada vez más escasos, en el deporte rey: una acción que va en declive desde hace varias temporadas en la élite europea”. (…) “Todo está en la calle. Allí es donde se descubre el fútbol, donde surge la pasión por este juego”, según escribió Cruyff. Los argentinos lo llaman “fútbol de potrero”, esos espacios donde un buen día aparecería un edificio con viviendas. En España lo llamábamos “fútbol de barrio”. “La calle te enseñaba cosas del fútbol o de la vida. Ahí cabíamos todos: pobres, ricos, altos, bajos, buenos y malos”.
(…) “En la campaña 2023-2024, se completaron un total de 28.264 regates en las cinco grandes ligas europeas, según datos de “Opta”. Un déficit de poco más del 21%, respecto al curso 2020-2021 (34.308). La brecha entre los cuatro campeonatos se acentúa todavía más, si se comparan los números de “dribles” realizados, en lo que va de temporada actual (20.316)”.
Por eso soy muy crítico con esos entrenadores que planifican ciruitos técnicos para que los jugadores conduzcan el balón entre obstáculos artificiales: picas, conos de plástico, cuerdas, etcétera. Muchos de los jóvenes entrenadores de ahora no aportan dificultades a los juegos aplicativos, debieran saber que se aprende ante las dificultades planteadas por una resistencia de otro jugador que compite a quitar la pelota.
(...) “En LaLiga, la cifra de regates completados por temporada ha tenido épocas de auge y declive desde la 2005-2006 (4.074). El curso 2017-2018 supuso el pico más alto en este sentido, con 7.730 y teniendo a Leo Messi como máximo gambeteador aquella campaña: 185 “dribblings” en 36 partidos, según “Opta”. Desde entonces, esta estadística ha ido descendiendo progresivamente. En la 2023-2024, se convirtieron un total de 6.167, es decir, un 20,2% menos respecto al mejor registro de hace siete cursos”
(...) “Cuanto más pequeño para entender el juego, mejor. Pero tampoco hay que quitar la espontaneidad. Toda la vida el jugador sudamericano fue diferente y tuvo más eso que el europeo. Cada vez se ven menos jugadores así”, sentenció el propio Leo Messi en una entrevista con el periodista argentino Juan Pablo Varsky”
(...) “En la enseñanza, los entrenadores intervienen demasiado. Es como que desconfían de la inteligencia natural del jugador y eso es un pecado mortal para la evolución de los que son diferentes”, remarca Valdano.
Un entrenador, Roura, manifiesta que: “He tenido jugadores que tenían miedo a driblar”. Se refiere al miedo al error. A la pérdida. A ceder el control del juego. Componentes que intervienen en el proceso creativo del jugador”. (…) “Roura es optimista y cree que la figura del extremo regateador no desaparecerá en el futuro. No obstante, advierte, que serán especialistas “difíciles de encontrar”.
En un mundo que se propugna la colectividad, hay que seguir encontrando esos rasgos individualistas que aportan distinción, imaginación, ausencia de miedo al error que tanto condiciona. Esperemos que sigan apareciendo esos especímenes tan originales en esa jungla de futbolistss manejadores del toque corto y largo, de las asociaciones en pequeñas sociedades, porque el individualista seguirá ganando partidos en el futuro.
Salamanca, 10 de abril de 2025
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